Sorkunde Vez: «El curling se ha convertido en un modo de vida»

Sorkunde Vez fundó en el año 2003 el club Iparpolo de curling junto con Julián Alfonso y Julio Roldán de Aranguiz. No se imaginaba que 17 años después este deporte crecería hasta ser olímpico. Con 57 años es una de las veteranas del circuito nacional y madre de Irantzu García, medalla de bronce en el mundial. Informática de profesión, estudia criminología por pasión.

-¿Cómo se está ubicando entre el confinamiento y las fases de desescalada?

-Me he tenido que adaptar. La temporada finalizó prácticamente en abril y aunque se suspendió alguna competición que restaba, digamos que pudimos cerrar la temporada para pensar ya en septiembre. Nos hemos quedado sin un campeonato de España y el cierre de la Liga, pero dentro de lo malo, no ha sido lo peor.

-Tras 17 años practicando curling, si mira hace atrás ¿qué ve?

-Una evolución tremenda. Cuando empezamos no teníamos ni material ni idea de nada. El objetivo era hacer deporte. Éramos tres matrimonios que teníamos hijos que hacían patinaje y queríamos seguir juntos, como hobby. Así empezamos, pero nos vimos envueltos en una vorágine de competiciones y éxitos. Y se ha convertido en un modo de vida.

-Es una deportista tardía y una de las veteranas en España ¿con intención de retirarse pronto?

-Empecé con 40 años y sin ser deportista. Había hecho algo de natación y karate. Ahora, a mis 57 años, es verdad que soy una de las veteranas. La experiencia es un grado para competir, aunque más que la edad, son los años que lleves jugando. Cuando fundé el club, mi intención era estar más como puesto de organización que en el hielo, pero probé y hasta hoy (risas). ¿Retirarme? No lo sé.

-¿Qué le da el curling?

-Sobre todo, una buena dosis de autoestima. Soy optimista por naturaleza, pero el ver que eres capaz de hacer algo que, ni por asomo, te veías capacitada para hacer es espectacular. Las relaciones familiares en mi casa son diferentes porque he jugado con mis hijos Irantzu y Gontzal, con mi marido. En el equipo y por las posiciones, mis hijos me han mandado y ese cambio de roles nos han venido muy bien. En el hielo no soy la madre, soy una compañera más y el trato es de igual a igual.

-¿Cómo se lleva ser la madre de la única jugadora que ha logrado una medalla para España en un mundial?

-Lo llevamos muy bien. Tanto Irantzu como Gontzal tienen los pies en la tierra. Siempre hemos insistido en que sus estudios fueran la prioridad. Ambos son un ejemplo.

-Su implicación para reconocer este deporte le llevó hasta la federación española ¿mereció la pena ese esfuerzo?

-Sí. Estuve como vicepresidenta de la federación española y te reconozco que mis disgustillos me costó el cargo. Yo tenia muy clara la línea a seguir y consideré que no iba a cambiar. El club Iparpolo se dividió después. Fundamentalmente, porque yo apostaba por la alta competición. Una vez que empezamos a competir, tuve claro que esto iba en serio. Nuestro compromiso era estar en las competiciones. Esa siempre ha sido la filosofía desde el respeto a nuestro deporte, a pesar de las bromas. Es un deporte olímpico y. por tanto, las cosas se deben tomar con seriedad. El curling de cerveza conmigo no va. Soy así y no voy a cambiar.

-Es tan inquieta que se ha puesto a estudiar criminología por la UNED ¿de dónde saca el tiempo?

-Estoy ya en tercero de carrera. Cuando me propongo algo, me lo tomo muy en serio. Estudio después del trabajo. Durante el confinamiento he podido dedicarle tiempo. Estudiar una carrera a esta edad es diferente. Yo soy informática y la diferencia de cuando estudias por obligación con 18 años a hacerlo porque te apasiona es absoluta.

-¿El coronavirus genera un futuro incierto?

-Desde luego. Quizás nos hace vivir más al día. Estamos a la espera. Nos sabemos cómo se iniciará la temporada.