«Pagamos cien euros cada jugadora»

- Del baloncesto al fútbol sala ¿cómo fue ese tránsito?

-Comencé a practicar fútbol sala en el Aurrera allá por 1995. A través de una amiga probé, me gustó y hasta hoy. Lo mejor es que en mi equipo Gallo, llevamos muchos años juntas, las que han sido madres han vuelto. Nuestro 'tercer tiempo' y el grupo humano es lo que nos impulsa a seguir ilusionadas.

- Venían de disputar otra competición a recalar en la liga oficial de la federación alavesa.

-Nuestro equipo de toda la vida era Caballito pero en esta competición federada necesitábamos estatutos como club y nos hemos unido al club Gallo. Veníamos de muchos años compitiendo y nos convenció la apuesta de la federación alavesa esta temporada. Una liga con siete equipos, es verdad que pocos, pero debe servir para que se animen más.

- ¿Qué hace falta para que el fútbol sala cale entre las niñas?

-Yo creo que las chavalas jóvenes ven más futuro en el fútbol 11. Ahora es un boom, hay más equipos, el fútbol femenino tiene visbilidad, ligas cada vez más fuertes y es, quizás, el camino más fácil sin pararse a probar o descubrir el fútbol sala. Es una pena.

- Por lo tanto, ¿hace falta cantera?

-Eso requiere un trabajo. En nuestro equipo, cinco somos veteranas y otras cinco son chicas jovencitas. Si sigo en esto es por enseñarles y abrirles el camino. Ellas son el futuro, en nuestra época tuvimos pocas oportunidades. Te diría que el fútbol sala femenino está un poco apagado. Va a costar que crezca. Para empezar porque hay equipos que tienen jugadoras que simultanean fútbol 11 con fútbol sala y llevar las dos cosas no es fácil. Al menos la federación sí que nos brinda oportunidades para que podamos jugar.

- El trabajo en categorías inferiores y la creación de una selección de Álava puede ser un comienzo?

-Iñigo Uriarte, que es el responsable del fútbol sala en la federación alavesa, nos ha trasladado las ganas que tienen de trabajar mejor este deporte. Seguro que desde categorías inferiores para que la formación técnica sea mejor. En mi época también había una selección de Álava y se dinamizó algo pero todo aquello se paró y no se retomó.

- ¿Pagan por jugar?

- Sí. Siempre ha sido así. Pagamos 100 euros cada jugadora, además de la equipación que también nos la compramos. Lo de encontrar un patrocinador para que, al menos, te pague las camisetas, tiene que venir de amigos o conocidos. Evidentemente, jugamos porque nos gusta y es nuestra vía de escape.

-¿Cómo se lleva ser la veterana de todas las jugadoras de la competición?

-(Risas). Bien, bien. De los siete equipos que competimos esta temporada , soy la mayor con 49 años. De entre 35 y 45 años hay muchas y las más jóvenes vienen del equipo de Mercedarias que son chicas de entre 25 y 30 años.

-¿Qué tal es el nivel de esta liga?

-Buff. Ha acabado la liga y se están jugando las fases finales de la Copa. Las primeras de la liga jugarán la fase de ascenso frente a equipos de Vizcaya y Guipúzcoa, pero ya te digo que nos llevan mucha delantera en esas provincias. Técnicamente tampoco estamos muy trabajadas porque no hay tanta disponibilidad de entrenadores o entrenadoras. Así que, en nuestro caso, yo hago las labores de entrenadora. Soy sincera, el nivel es muy bajo. En este deporte, hay que tener un buen físico para aguantar la intensidad del juego. También te digo que soy optimista y que si se sigue este trabajo que se ha comenzado, a medio plazo, veremos resultados y se verá el fútbol sala alavés de otra manera.