Publicidad
La cuarta jornada de la Liga Dia nos dejó detalles interesantes, alegrías y realidades. Empiezo por las alegrías, que son varias y siempre son bien recibidas. El arraque liguero del Lointek Gernika es digno de alabar. Una cosa es colocar al equipo entre los que podían hacer sombra a los grandes, pero hay que demostrarlo en la pista, y las vizcaínas atesoran talento, físico y un juego vistoso en la pista. Después de vencer en Eurocup, sumaron su quinta consecutiva ante Quesos El Pastor, con el debut de otra jugadora que se une al carro, la exterior griega Eleanna Christinaki, para ser aún más temible. Es verdad que debe aún enfrentarse a Perfumerías y Girona, pero creo que no deben temer a nadie y menos en Maloste, su pista talismán donde recibirán este próximo sábado al Araski en un gran derbi vasco. Las vitorianas vienen de pisar tierra. Tras cuatro victorias y protagonizar el mejor arranque de su corta historia en la élite del baloncesto, el choque frontal contra las supercampeonas salmantinas sirvió para aprender y seguir. En eso consiste la competición, en no pararse demasiado, porque lo mejor es que siempre hay otra oportunidad para mejorar lo anterior. Araski aguantó hasta el descanso, con un juego por momentos muy serio en defensa y fluido en ataque. La mano de Made Urieta se nota en este bloque, donde todas son una y una todas. Suena a los Mosqueteros, pero nada mejor para definir a las alavesas. Aunque dos jugadoras destacaron en anotación, la americana Ariel Edwards y la holandesa Natalie Van Den Adel, destacaría a la capitana Laura Pardo por lo mucho que siempre da. La vitoriana de apenas 1,86 y con menos peso que el de una pívot de esta liga, se tuvo que pelear con las supertorres Robinson y De Souza. Son palabras mayores, fuertes, por encima del 1,95, experimentadas. Casi infranqueables. Pero Pardo aplica algo que se tiene o no se tiene: inteligencia. Y eso, que a ella le sobra, es importante para saber ver el extrapass, anticiparse a una rival en defensa, o asistir. Con capitanas como Laura Pardo, proyectos como el de Araski tienen aún mucho más valor y sentido. Un club de cantera que la fomenta y la enseña. La junior Irene Murua, con solo 16 años, debutó en Liga Femenina. Son los grandes detalles de Made Urieta y tiene muchos. La niña venía de jugar una hora antes un partido con el equipo de Primera Nacional. Se cambió la camiseta, esperó paciente en el banquillo del equipo de Liga Femenina y se preparó para su momento en los últimos instantes del choque. Anotó una canasta, capturó un rebote y, sobre todo, dio sensación de estar tranquila, aunque la procesión fuera por dentro. Un día emocionante en su vida. Una última reflexión, Mendizorroza tuvo su mejor entrada, con más de 1.000 personas. El mejor ensayo para la Copa de la Reina. Si hay que apostar, yo también digo que se llenará.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión