Tamara Falcó critica a la mujer de Pablo Motos y el presentador le da la razón

El Real Madrid y su agónica remontada volvieron a copar las tertulias de los principales programas de televisión. Además de los espacios deportivos. Fue el caso de 'El Hormiguero', que cuenta con ilustres aficionados blancos como Juan del Val. El escritor estaba en una nube... y eso que ya habían pasado casi 24 horas desde que Joselu marcase dos goles en los últimos minutos ante el Bayern y le diese el pase a la final a su equipo.

Como lo de las remontadas del Real Madrid en Copa de Europa empieza a ser cosa de brujas, en el plató de 'El Hormiguero' decidieron hablar de las supersticiones que hace uno por su equipo favorito. Juan del Val fue uno de los más originales. Queda con sus amigos en el mismo restaurante, comen y beben lo mismo. Nunca fallan. Su mujer, Nuria Roca, es más clásica y sus rarezas vienen a la hora de vestirse. Siempre se pone el zapato izquierdo primero... Y asegura que cuando va a comprarse unos y le dan el derecho para probárselo, le pide a la dependiente que se lo cambie. «No descartemos que seas una toca pelotas», le añadió Motos.

Cristina Pardo y Tamara Falcó contaron varias experiencias que han vivido en finales del Real Madrid. Dijo la periodista que el ambiente es «único» y la marquesa desveló, entre risas, que vio en una final a su madre desatada con un gol del Madrid: «Le dio un abrazo al de al lado». Después, ella aseguró que no es supersticiosa y aprovechó la ocasión para darle un 'palo' a Laura Llopis, la mujer de Pablo Motos.

«No soy supersticiosa, por mucho que insiste Laura en que la religión es una superstición. Pues no, es todo lo contrario. Ahí lo dejo», aseguraba, rotunda, la marquesa. «Pero, ¿qué Laura?» preguntaba Motos. «A tu mujer, tu mujer. Me lo ha dicho y yo le he dicho, no Laura, no para todo el mundo. Y ella me ha dicho 'sí, para todo el mundo' y me ha cerrado la puerta».

Al presentador le hizo gracia que le 'cerrase la puerta': «Una manera que tiene ella de decir que tiene la razón es ella. Cierra la puerta y se va. Se queda con la última palabra». Y, de paso, se posicionó a favor de Falcó: «Es un truco bastante rastrero, tengo que decirlo».

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