«Padezco una enfermedad rara, este verano toca resignarse y cuidarse»
Sincero, cercano, sencillo y gran amante de su profesión, el actor vive un verano «atípico» horas antes de marcharse a descansar a los Pirineos
Laura Chamorro
Jueves, 31 de julio 2025, 08:09
Es uno de los rostros masculinos más reconocidos y queridos de la pequeña pantalla en Euskadi gracias a su papel en 'Vaya Semanita'. ¿Quién no se ha reído alguna vez con los 'sketch', presentaciones o monólogos de Andoni Agirregomezkorta (Donostia, 1971)?
- ¿Cómo está actualmente? Trabajando, descansando…
- Está siendo un verano muy relajado. Hasta finales de mayo estuve inmerso en la grabación de 'Vaya Semanita' y después decidí tomarme unos meses de descanso.
- ¿A qué se debe?
- Tengo un par de operaciones quirúrgicas pendientes y como la salud es lo primero, que me hagan lo que me tengan que hacer. Paro ahora y en septiembre ya retomaré los monólogos.
- Si no es indiscreción, ¿qué le sucede?
- Padezco una enfermedad rara denominada Síndrome de Gorling-Goltz, que provoca quistes en el maxilar y carcinomas en la piel. Cada seis meses tengo que pasar revisión y aunque muchas veces no hay nada, este año se me han juntado ambas cosas. Por un lado, me han tenido que extirpar unos carcinomas, uno de ellos en la nariz. De hecho, todavía tengo la cicatriz porque la intervención se produjo hace pocas semanas. Y ahora estoy a la espera para operarme los quistes, que aunque sea más aparatoso, es menos visible.
- ¿Cómo lo lleva?
- Con tranquilidad, resignación y cuando toque... ¡Tocó!
- ¿Ha sentido temor?
- No, no, miedo no. Incordia un poco, pero es lo que me ha tocado, repito. Es una enfermedad genética que se hereda y debo saber convivir con ella. En su día ya me dijo la dermatóloga que de esto no me iba a morir. Simplemente, hay que eliminar los quistes para que no se extiendan y la avería sea mayor.
- Por cierto, mientras llegaba a la grabación todo el mundo le conocía, le saludaba, pero… ¿Por qué piensan muchos que es del Athletic? Vaya leyenda urbana.
- Mira que he hecho por demostrar lo contrario colaborando con la Real… ¡Pero nada! Entre que salgo en ETB, estuve casado con una bilbaína y mi personaje de 'Vaya Semanita' vestía la camiseta rojiblanca, la gente se ha quedado con eso. Ni soy del Athletic, ni tengo un piso en Miraconcha. He escuchado rumores sobre mí muy divertidos.
«No había marcha atrás»
- ¿En qué momento profesional se encuentra? En esta profesión de tantos vaivenes, ¿ha pensado alguna vez en tirar la toalla y dedicarse a otra cosa?
- No, yo hice el camino inverso. Tenía un puesto estable y lo dejé. Trabajé durante más de una década en Salva Industrial (Lezo). Era encargado, fijo, con buen salario, horario aceptable… pero ya había nacido mi afición por la interpretación, pedía permisos para ir a la tele, había participado en alguna promoción de ETB, me había convertido en imagen de la campaña 'Epa!' de Keler…
- ¿Y?
- Un verano me llamaron para hacer el 'casting' de 'Vaya Semanita'. Me contrataron y a los tres meses me di cuenta de que no había marcha atrás: era feliz, estaba en mi mundo y tras una excedencia, decidí que no volvía.
- Esa primera etapa de 'Vaya Semanita' les marcó para siempre.
- Sí, es de esos papeles para toda la vida y lo llevo con orgullo. Fueron nueve años con muchos cambios, pero yo me quedé allí.
- La semana pasada, Nerea Garmendia nos adelantó que volverán a las grabaciones en diciembre.
- Toco madera. Eso nos han dicho, pero no tenemos nada firmado. Lo que sí tengo claro y confirmado es mi vuelta a los monólogos a partir de septiembre porque los produzco yo y dependen de mí. Es un concepto que me aporta tranquilidad y me encanta porque, al igual que en el teatro, el contacto directo con el público me aporta mucha vida.
- Veo que no se fía de los proyectos sin firma, ni sello.
- Oficialmente, por escrito, no estoy comprometido con nadie. La intención ahí está, pero conozco cómo es el mundo de la televisión. Es inestable, hay inseguridad, muchos cambios… Espero que sí, pero tiempo al tiempo.
- Volvemos al punto anterior de la entrevista…
- Sí, y reconozco que durante todos estos años he aprendido a vivir con inestabilidad, pero si hubiera querido vivir mejor económicamente, no habría apostado por esta profesión. Dicho esto, hay algo que tengo claro: trabajamos cinco días a la semana, ocho horas al día. Cuando trabajas en algo que te gusta, te cambia la vida por completo. Y aunque haya etapas con menos trabajo, me sacrifico porque no cambio este mundo por nada.
