Nicky Jam confiesa en 'El Hormiguero': «Los artistas urbanos también cagamos»
El cantante acudió al programa para presentar su gira europea y desgranó sus problemas de 'tripas' en el escenario y bromeó sobre el reto de cantar en esas condiciones
El ritmo urbano cruza el Atlántico y España ya se prepara para recibir a uno de los grandes del reguetón. Nicky Jam, leyenda viva de la música latina, aterrizaba en 'El Hormiguero' para presentar una serie de conciertos que forman parte de su esperada gira europea. Con su inconfundible estilo, éxitos que han dado la vuelta al mundo y la energía que le caracteriza sobre el escenario, el artista promete encender ciudades como Granada, Córdoba o Valencia, en unas actuaciones que mezclan nostalgia, fiesta y puro sabor latino. Los fans ya cuentan los días para disfrutar en directo de temas que han marcado una generación y que siguen sonando en cada rincón del planeta. Y Pablo Motos recibía a su invitado con interés. «Hay días en los que no sé dónde estoy cuando me levanto por la mañana y, específicamente, cuando cambia el horario. En Miami son seis horas menos y, cuando vengo para acá, me pierdo y no sé nada», reconocía el cantante que goza de fama mundial, aunque hay lugares que en los que aún no le reconocen. «Me gusta estar en Amsterdam porque los holandeses no saben quién soy yo y se me hace mucho más fácil andar en bicicleta, por ejemplo. Igual los porros tienen algo que ver», bromeaba.
Motos se interesó en saber cómo combatía su invitado el 'jet lag'. «Cuando vengo aquí, me suelo acostar a las cinco de la mañana, que son como las doce de la noche allá en Miami. Aguanto todo lo que pueda y me levanto sobre las dos de la tarde o así. Y ya no desayuno, me toca almorzar. Pero me encanta Europa y venir aquí. Lo paso súper bien. No solamente es un trabajo, también son unas vacaciones y disfruto de todos esos festivales que se hacen aquí», desvelaba. Pero, claro, también hay percances alimenticios. «En la primera gira, años atrás, me la pasé toda cagando. Sí, los artistas urbanos también cagamos. Ahora, ya conozco más los lugares y tengo mis cuatro o cinco sitios elegidos para comer. En España no falla ningún restaurante, pero en otros sitios ya sé dónde me puedo meter y dónde no. No hay nada pero que te de una diarrea en un concierto, cantando. Yo preparo a los coristas y les aviso para que, si ven que dejo de cantar, ellos sigan. Si me ven corriendo en la parte de atrás de la tarima, sigan cantando», afirmaba con cierta guasa.
Las canciones suelen reflejar el estado de ánimo de sus intérpretes. A Jam también le ocurre. Su anterior disco se llamaba 'Insomnio'. «Estaba en un momento muy oscuro de mi vida en ese tiempo. Y la música es mi método de desahogo. Y me desahogué en ese álbum. Estaba pasando por problemas de alcohol, depresión… muchas cosas. 'Sunshine' es que Nicky Jam paró el alcohol y está disfrutando la vida. La música es más alegre. Ahora me desahogo de la felicidad que tengo», indicaba optimista. Para testar sus composiciones, el músico prefiere escucharlas en ayunas. «Cuando me levanto, lo primero que hago es escuchar la canción, sin desayunar ni nada. Ese primer sonido que escuchas lo disfrutas más y sin desayunar ni se me eriza la piel a las seis de la mañana, creo que va a triunfar. Pero no siempre aciertas, he tenido canciones que creía que iban a romper, y luego no pasa nada. Pero la mayoría de las que han sido un éxito en mi carrera, son canciones que me han erizado la piel», manifestaba. La felicidad que le rodea actualmente tiene también que ver con que se ha enamorado. «El estribillo de la canción, que dice 'Morena', lo escribí para ella. Y le propuse que fuera ella la protagonista del videoclip para evitar roces con otras 'morenas'», expresaba simpático. Y se casó con la mujer a quien conoció a través de las redes sociales. «La conocí así, y luego un amigo la llevó a mi cumpleaños, que celebraba en mi barco, y ya no volvió a su casa. Me quedé con ella», confesaba sincero. Para impresionar a su chica, le regaló un Ferrari. «Es que tengo que romper siempre. La otra vez fue un Lamborghini, esta vez fue un Ferrari. No puedo bajar. La idea mía es no alejarme nunca de la que tengo ahora para no comprar más carros», ironizaba.
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