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La Sexta

El maquinista del Alvia rompe su silencio doce años después: «Lo mío fue un accidente humano, pero por falta de medios»

Garzón reconoce su responsabilidad en la velocidad excesiva, pero insiste en que no fue el único culpable

Lunes, 15 de septiembre 2025, 09:52

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El descarrilamiento del tren Alvia en la curva de Angrois, en Santiago de Compostela, arrebató en el año 2013 la vida de 79 personas y dejó otros 145 heridos. Fue el accidente ferroviario más grave de España. Una década después, una sentencia condenó al maquinista Francisco Garzón y Andres Cortabitarte, entonces director de Seguridad en la Circulación de Adif, a dos años y medio de cárcel.

La causa principal del accidente, señala la resolución judicial, fue la falta de medidas de protección y señalización en la curva, además de la ausencia de un sistema de seguridad que impidiera cargar toda la responsabilidad sobre el conductor. A todo ello se le sumó la distracción del maquinista tras atender una llamada telefónica del interventor. La sentencia aún no es definitiva, ya que se han presentado recursos que han sido aceptados a trámite.

Doce años después, el maquinista ha roto su silencio ante Gonzo en el programa 'Salvados'. «Reconozco que lo mío fue un accidente humano, pero por falta de medios que tendrían que haber puesto», afirma sobre un error que le perseguirá toda la vida. Se trata de la llamada de teléfono que cogió antes de que el tren se saliera de la peligrosa curva. Era de su inteventor y estaba obligado a cogerla. «Me desubicó la llamada. Coincidió en un sitio muy crítico, porque cuando coges el teléfono y bajas la cabeza 5 segundos, a 200km/h me desubicó, vi a lo lejos la curva, dentro del túnel y empiezo a activar los tres frenos. Pensé que se habían matado todos, el batacazo fue bestial», lamentó.

Garzón reconoce su responsabilidad en la velocidad excesiva a la que llegó el tren, pero insiste en que no fue el único culpable. «La curva era jodida, era de 80 y venías de 200. [...] Yo pedí que pusieran una baliza. Se lo dije de palabra, ese fue mi fallo. Si lo hubiera hecho por escrito, se hubieran pillado más los dedos», lamenta, para después recordar el instante previo al descarrilamiento.

El maquinista denuncia, además, la presión mediática que se vio obligado a sufrir. «A uno de la ETA le ponen las iniciales; a mí, casi publican mi DNI», le dice a Gonzo afirmando que tuvo que esconderse de los periodistas y que toda su información personal salió a la luz pública antes siquiera de que consiguiera salir del tren. «¿Quién lo filtró?», se pregunta. A pesar de todo, Garzón, afirma ante Gonzo que no tiene miedo de entrar en la cárcel y confiesa sentirse «perdonado» por las víctimas. «No se puede generalizar en la vida nunca, pero lo comprendo también. A lo mejor, yo no lo perdonaría, pero me siento perdonado», comenta.«Si tengo que entrar (en la cárcel), entro, pero quiero que se sepa la verdad, que haya justicia».

Las víctimas

Gonzo también contó con el testimonio de algunas de las víctimas para esclarecer la verdad de todo lo que ocurrió allí aquel día. Jesús Domínguez, un superviviente que viajaba junto a su mujer y sus dos sobrinas, denuncia que el hecho de que les dijeran «que en un tren de alta velocidad el maquinista era el único responsable era un insulto a la inteligencia».

Su lucha, como la de otros afectados, ha sido demostrar que el accidente no fue solo por un error humano y señala, citando a un periodista gallego, que hubo un pacto entre los dos grandes partidos, el llamado 'pacto de la curva', «que lo hicieron Rubalcaba y Ana Pastor».

Teresa Gómez-Limón, exdiputada del PP, relata cómo resultó herida y denuncia presiones de su propio partido tras criticar a Renfe y a Adif: «Me llamó Rafael Catalá y estuvo lamentable», rememora en el programa. «He estado a punto de morirme, he visto cuerpos despedazados, muertos a mi alrededor, lo que le pase al PP me importa una mierda», respondía hace más de una década a quienes le afeaban que contara su verdad en los medios.

Teresa recuerda su indignación al escuchar a Catalá hablar de intereses económicos en este panorama: «Que estando los cadáveres calientes este hombre hable de los 'negocios de España...'». El tribunal de Estrasburgo -al que acudieron las propias víctimas para esclarecer lo sucedido- estudia la petición para una investigación independiente 12 años después del accidente.

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