Manuel Díaz 'El Cordobés': «He perdonado a mi padre»

«Creo que es el momento de contar estas cosas y quiero empezar diciendo que yo he perdonado a Manuel Benítez Pérez, que ha sido muy valiente, pero a la vez muy cobarde». Así comenzaba la entrevista que 'Lazos de sangre' le hacía a Manuel Díaz. La figura de El Cordobés, en sus dos encarnaciones, protagonizaba el programa que ahondaba en esa extraña insistencia del veterano torero en no reconocer a un hijo que es clavado a él, en todos los sentidos.

«No se puede obligar a nadie a que quiera, a que esté o a que venga, pero sí se puede reivindicar el derecho a tu verdad y a existir. Uno nace porque alguien hace posible que esa vida surja», reflexionaba Díaz en su finca. Y lo hacía recordando el sufrimiento de su madre que, pese a todo, le enseñó a evitar la inquina. «Todos los niños tenían un padre, pero yo no. No guardo rencor, pero el mensaje es que luches por lo que quieras conseguir y creas en ti», manifestaba el diestro que un buen día decidió convertirse en el vengador de la situación de su progenitora, «una mujer desesperada que buscaba constantemente un reconocimiento», definía.

La admiración que Díaz sentía por Benítez contrastaba con los desaires que sufría una y otra vez. «La persona en la que yo quería convertirme era él, pero como torero; como hombre no entra en mis valores, no lo puedo admirar, aunque lo respete porque es mi padre», opinaba sincero. El matador busca lógicas que expliquen el porqué del rechazo paterno filial. «Él llegó a ser tan grande, tan único, tan poderoso, tan indispensable que se quedó ahí parado en el tiempo. Y posiblemente nos pasaría a más de uno», comentaba, al tiempo que recordaba lo orgullosa que se ha mostrado siempre su familia de la realidad. «Mi abuela presumía de que yo era hijo de El Cordobés. Me hicieron crecer sintiéndome orgulloso de quién era», relataba.

La primera vez que padre e hijo se encontraron fue en un homenaje que le brindaban al desaparecido comentarista taurino Matías Prats. «Me fui hacia él. Me temblaban las canillas. Y le pedí que me firmara en un papel. Y me dio la mano», rememoraba Manuel Díaz acariciando con la mirada la foto que retrató aquel momento. Pasado el tiempo, y tras muchas negativas, el ADN le dio la razón y los jueces lo ratificaron. Su hermano Julio quiso entonces conocerle y el toro los unió. «Julio no ha estado valorado como debería por su padre porque al lado de El Cordobés las demás personas no somos nada. O eso es lo que a él le hacen creer las personas que tiene alrededor», censuraba Díaz.

Aún no se han encontrado como es debido, aunque el padre lo intentó. «Me llamaron por teléfono y me dijeron que 'el genio' quería invitarme a torear unas vacas con él. Y que si quería llevara a los niños y nos haríamos unas fotos. Le dije que estaba loco de contento porque llevaba mucho tiempo esperando esto, así que si quería, ahora mismo, cogía el coche y me tomaba un café con él donde quisiera, pero sin cámaras», desvelaba Manuel Díaz defraudado porque, al día siguiente, los periódicos titulaban: 'Manuel Benítez ha invitado a Manuel Díaz a conocerle y él se ha negado'. «Me da mucha pena lo que voy a decir: él está solo y yo no. No te extrañe que cualquier día coja el coche y me siente en una esquina por la que sepa que va a pasar a esperarle, pero sobre todo por él. Creo que ese encuentro le sentaría muy bien», zanjaba el matador.

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