'Frasier'

La clave del asunto estaba en una galería de personajes brillante, cuyos planteamientos vitales chocaban constantemente con los del protagonista. Ahí estaba, por ejemplo, el choque generacional que vertebró buena parte de la serie con su padre, Martin Crane, un policía jubilado, con el que estaba condenado a entenderse -también con su mascota Eddie- pues se lo había llevado a vivir a su piso de lujo. Pero Frasier también chocaba, cómo no, con la enfermera Daphne o la productora de radio Roz, su gran amiga. Tanto ellas como Martin eran más bien personas llanas, racionales y prácticas, cero ostentosas, muy alejadas del perfil elitista del psiquiatra. Y luego estaba Niles, el hermano de Frasier, una suerte de Frasier exagerado hasta las últimas consecuencias. Con estos mimbres, lo difícil era no reírse, al menos en los noventa.

El 'reboot' de 'Frasier' busca con inteligencia replicar la estructura colocando a nuestro protagonista en la tesitura de regresar a Boston si quiere recuperar a su hijo. De nuevo, el choque generacional como motor. Y sin embargo la cosa, al menos en sus primeros episodios, no acaba de funcionar. Sí, Kelsey Grammer sigue estupendo en el papel, y la serie tiene momentos divertidos, que recuerdan a la original. Miedo me da revisar la serie original porque apuesto a que no era tan brillante ni tan genial.