Agatha Ruiz de la Prada, en 'El Hormiguero': «Me gustan los canallas»

«He venido a hablar de mi libro», adelantaba Agatha Ruiz de la Prada nada más aterrizar en 'El Hormiguero'. Lo hacía emulando a Paco Umbral y aludiendo a 'Mi historia', el relato de sus memorias que han levantado alguna que otra polémica. «Está muy de moda hablar de uno mismo. Todo el mundo está contándolo todo. A mí me lo propusieron como veinte personas a la vez. Pero cuando me lo dijo la mejor editora de España, que siempre ha sido muy amiga mía, acepté sin dudar», le explicaba la diseñadora a Pablo Motos.

El presentador se quedó de piedra al escuchar la primera confesión de su invitada. «Tengo el útero en forma de corazón», desvelaba. Nada que ver con sus coloristas diseños. «Me lo ha dicho mi ginecóloga y es verdad. Estuve a punto de morirme en los dos partos que he tenido. Me encantaba estar embarazada, pero el día del parto era horrible. Se me quedaba la placenta pegada. Me desangraba a lo bestia. El corazón me ha traído mucha suerte en todo, menos en el útero», contaba. Quizá por eso su ginecóloga se ha convertido en una de sus mejores amigas. «Suele pasar un mes conmigo en mi casa de Mallorca. Este año he estado casi todo el verano enfadada con ella porque cuando estoy con ella estoy más tranquila, como es médico. Y vino más tarde de lo que yo deseaba. Es que me gustaría que estuviese un mes y medio conmigo en vez de un mes», argumentaba. 

Aristócrata de nacimiento, la modista sabe muy bien lo que es vivir bien. «Mi hija de pequeña quería ser pija y lo ha conseguido. Mucho. Ser pijo es, como decía Umbral, ser una niña bien. Yo nunca lo he sido. Tendría que serlo. Siempre he querido serlo sin conseguirlo», comentaba. Y le dejaba un recadito a Motos: «Tú, como eres de pueblo, es difícil que seas pijo». 

Agatha no tuvo reparos en hablar de su familia. «Mi padre no era una buena persona y yo creo que es una cosa de los Ruiz de la Prada. Hay familias que son así. Mi padre tenía once hermanos y era el mayor, y cuando le preguntaban decía que era hijo único. Era muy seductor y le encantaban las señoras. Cuando te gustan tanto lo antepones a todo lo demás», afirmaba. A ella no le afectaba en exceso el carácter de su progenitor. «Tenía muy buena relación con casi todas sus amantes. Hay similitudes entre mis amantes y mi padre. Me gustan los canallas. Todas las niñas están enamoradas de su padre. Lo idealizas y buscas algo similar», revelaba. 

En cuanto a sus parejas, la creadora tampoco se calló. «El físico no me importa. Me han gustado mucho los feos y los bajitos porque son más listos y divertidos. Ahora me gustan más los guapos, igual es porque me estoy haciendo mayor», aseguraba con cierta guasa. Y remataba: «Es más divertido enamorarse en la madurez. De mayor te da igual todo». Eso sí, en la cama mejor dejarse llevar. «Me da pereza el sexo. Podría perfectamente vivir sin sexo. Luego ya, si ellos son muy buenos, me da menos pereza. Tienen que tener pericia», sentenciaba. 

Para los dirigentes del país, a quienes conoce bien, también tenía mensaje. «La clase política me parece muy paleta y muy aburrida. Hay mucho interés y poca amistad en ellos», exponía. Y hasta la despedida tuvo sorna. Pablo se levantó para darle un abrazo y ella no le vio y se dio la vuelta sin hacerle caso. «¡Te ha hecho la cobra!», bromeaba El Monaguillo carcajeándose junto a las hormigas.

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