Sangre, sustos y un desmayo agitan 'El Conquistador'

«Las imágenes que vienen a continuación pueden herir la sensibilidad del espectador», avisaban los responsables de 'El Conquistador', antes de dar paso a una de las pruebas más radicales de la edición. «Necesitamos que os convirtáis en depredadores porque el equipo ganador será el que logre el mayor peso en carne arrancada con los dientes», advertía Raquel Sánchez Silva ante un cochino abierto en canal. Y no acaba ahí la cosa. Antes, los concursantes debían obtener un litro de sangre pasándolo de boca en boca. Todo muy ligero, amable a la vista.

Sin que el desafío hubiese comenzado, un susto alteró al personal. Andrea se desplomó perdiendo el sentido. Rápidamente, el equipo médico entró en escena evacuándola en una camilla. Nada grave. «Ha sido el calor», explicaba la mujer ya recuperada que, no obstante, se libró de una prueba intensa y, sobre todo, repugnante. Los Yocahu se estresaron tanto que cometieron un error garrafal. Una vez llena de sangre la probeta, las prisas motivaron que Montoya tropezara con ella y se rompiera. «Alguien la ha tocado con las manos y la ha tirado», comentaba la presentadora antes de descalificar al conjunto rojo.

Las Atabey pelearon al máximo, pero fueron los azules quienes se llevaron el gato al agua (o el gorrino). Como vencedores, los Corocote nominaron a los hermanos Daniel y Miguel. Ya en la asamblea, los chicos expresaron su disgusto ante la actuación de Guyo, que minutos antes había acusado a Montoya de ser el causante de su ruina. «No voy a tolerar acusaciones a la espalda y cosas de niño pequeño», avisaba Cesc Escolá visiblemente cabreado. «Cuando se rompió el recipiente yo lo vi todo. Alguien tenía que tener la responsabilidad de decir la verdad», se excusaba el cubano. «No escuchas nunca. Ni yo sabía si lo había tirado o no por los nervios. No puedes ir detrás de cámara a decir eso», protestaba Montoya. Y fue Sánchez Silva la que aclaró el asunto. «Guyo dice la verdad», proclamaba. Con todo, el coreógrafo fue el condenado por su grupo, mientras el capitán nominaba directamente a Gorka.

Mientras, Keroseno sigue incendiando el equipo azul. «¿Te gusta comer huevos?», provocaba el muchacho a Andrea. «No me toques los cojones, tú y yo hemos acabado», advertía la vasca asegurando que se le había pasado por la cabeza darle un guantazo. Patxi Salinas analizaba la situación. «Nos ha desgastado mucho a nivel psicológico», comentaba contrariado sin saber que Keroseno estaba haciéndole un traje. «No es mal tío, pero los comentarios de 'pollavieja' que suelta me crispan. Creo que no se está preocupando en absoluto de mi persona porque soy un pedazo de maricón», acusaba.

Las Atabey, al borde de la extinción, aceptaron la oferta de Joana para ir a duelo y defender a su equipo. Y tocaba un reto de resistencia y paciencia. Tenían que sacar de un manglar tres maromas de treinta metros de largo. Primero había que desenrollar la cuerda y sacarla. Luego, volver a enredarla correctamente. Los gemelos ganaron con contundencia y Joana, pese a su asma, se vino arriba y acabó antes que Guyo que, una vez más, no escuchó las recomendaciones de su compañero y acabó siendo expulsado al fracasar en la competición. «Ahora ya no tenemos handicap, eso es verdad», opinaban los rojos al conocer la noticia.

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