Esta columna va de Gabilondo, pero del Gabilondo bueno, no del otro, del aburrido. Esta semana Iñaki se despidió de la televisión con un programa ... de preguntas, '¿Qué (diablos) es España?' (Movistar Plus+). Unos días antes acudió a 'La resistencia' para promocionar el espacio, y a pesar de que en un par de días se estrenaba una película en la que aparece, y con un personaje no menor, el de él mismo, Broncano no le preguntó por el filme. No creo que fuese a propósito sino puro desconocimiento. Siempre he pensado, y esto lo corrobora, que Broncano está peleado con el cine. Pero Gabilondo desveló allí que le había puesto letra al himno de España, incluso la cantó en directo. Dado que lo único capaz de unir a todos los españoles es la pitanza, nada mejor que los suculentos manjares patrios sean la letra del himno.
A ver, con la música del 'chunda, chunda', canten conmigo: «Pulpo, gazpacho, tortilla de patatas sin cebolla o con, y un plato de jamón, migas, paella, pan tumaca, lechazo, salmorejo y papas con mojo picón, pisto, cocido, fabada...».
El himno con esta letra se ha convertido inmediatamente en 'trending topic' y, rara unanimidad, todos están de acuerdo en que ni la letra de José María Pemán ni la de Marta Sánchez, la de Gabilondo debería ser la oficial. ¿Se imaginan en un partido de la selección, mientras el equipo rival canta su himno sobre glorias militares, los nuestros, con un estadio entero en pie, proclamasen las glorias de nuestra cocina? ¿Y al Rey pasando revista a la tropa que lo canta con esta letra? Sería el triunfo definitivo de Sancho Panza ante Don Quijote. Y el éxito definitivo del Gabilondo bueno, ni gran periodista, ni excelente comunicador: el hombre que le puso letra al himno por aclamación, librándonos del 'chunda, chunda'.
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