Broncano sorprende en 'La Revuelta' con Diego González Rivas, el «Batman» de los cirujanos que ha operado en 136 países

David Broncano sigue apostando por no desvelar el misterio de la identidad de sus invitados hasta que atraviesan la puerta de 'La Revuelta'. Esta vez, volvió a sorprender con un perfil nada habitual en los medios de comunicación. El entrevistado fue el cirujano gallego de 50 años, Diego González Rivas, creador de la técnica de cirugía torácica videoasistida que opera con una sola incisión de unos pocos centímetros para que sea lo menos invasiva posible con la que lucha contra el cáncer de pulmón y otras patologías.

«Puede ser top-3 de cirujanos del mundo», empezaba Broncano en su presentación. Tenía dudas de cómo calificar su prestigioso currículum, así que directamente le preguntó cómo hacerlo. «El mejor cirujano del mundo», acabó asegurando entre las risas del público. González Rivas se sentó y realizó un «saludo serio». «De cirujano», bromeaba Broncano.

Este cirujano gallego lucha contra el cáncer de pulmón y otras patologías en hospitales del mundo entero, a los que acude para enseñar su técnica. «¿Me traes regalo? ¿Un bazo?», lanzó Broncano. Fue una de las entrevistas más serias. El presentador se interesó por su labor social a través de la fundación que lleva su nombre y su aportación como profesional al campo de la medicina. «Buscamos reducir al máximo la agresividad de la operación. Solo con 3 o 4 centímetros de incisión se necesitan para introducir una cámara y operar. Así la recuperación es muy rápida».

González Rivas, que no opera «casos sencillos», se erigió para Broncano como una especie de Batman de la medicina. «Se proyecta un bisturí en el cuelo y para Nigeria que vas», lanzó el humorista. El gallego es el médico que ha operado en más hospitales y países del mundo. Hasta 136 estados. Hasta en Corea del Norte y Turkmenistán, «un país al que es casi imposible acceder» que cuenta con el único Ministerio del Caballo del Mundo y cuyos coches son solo de color blanco. «Muy peculiar, ostentoso», confesaba el cirujano, que también es pionero en operaciones con pacientes sin intubar.

Entre tanto viaje, el médico ha visto casos extraños como un paciente en China con seis dedos en cada mano. Y, como enseña su técnica, también ha realizado operaciones peculiares en animales, como a una llama en Cuzco, a más de 4.000 metros de altura. «En África lo más complicado es llevar el material. Necesitamos meses para prepararlo», desgranaba sobre un continente donde cuentan con una unidad tractora móvil para operar. ¿Aprovecha a hacer actividades en los viajes? Dentro de las posibilidades. «Hago deporte, menos de lo que me gustaría». «Un cirujano mazado que te lleve en brazos estaría guapo», le animaba Broncano, que reivindicó la necesidad de invertir en la sanidad española, «una de las mejores del mundo».

El cirujano contó uno de los últimos casos de urgencia que tuvo que tratar. «Estaba en el norte de China. Tenía 25 pacientes para operar el fin de semana de cáncer de pulmón», explica. Y entonces, le entró un paciente de urgencia que se trataba de un preso condenado a pena de muerte que se había intentado suicidar. «A veces tenemos ese dilema. Salvar a alguien que está destinado a morir. Tuvimos que abrirle el esternón para evitar que se desangrara porque había alcanzado la aorta», reflexionaba. «¿Se despertó y le dijiste 'lo siento mucho'?», se preguntaba Broncano. No llegó a hablar con él, aunque no es el primer caso de ese tipo al que se enfrentó el especialista.

«No se cansa de salvar a la gente», insistía Broncano. Y llegaron las clásicas preguntas. Llamó a Amos, un paciente en Ghana al que intervino de una grave enfermedad pulmonar, en directo a través de una videollamada. «Se merece el Nobel», ensalzaba una asistente. Broncano y González Rivas charlaron en inglés con el africano. «Expulsaba sangre por la boca y estuve esperando porque no había medios y era muy cara. Diego y su equipo vinieron y gracias a Dios hicieron una cirugía fantástica. Estoy saludable», relató. Fue intervenido gratis. A los dos días estaba en casa. «Ha sido bonito esto a lo tonto, eh», se regocijaba Broncano al colgar. «Estuvo dos veces a punto de morir. La peor muerte posible. Ahogado en su sangre, pero hay un final feliz», respondía el doctor, que reconoció que trataba de no implicarse demasiado emocionalmente. «Hay que mantener algo de distancia. No puedes tener una amistad», confesaba.

Para terminar, Broncano lanzó las preguntas clásicas. «No hacemos excepciones». ¿Dinero en el banco? «Tengo la suerte que algunos pacientes en algún país del mundo tienen mucha pasta, aunque la mayoría las hago de forma altruista. De dinero hago bien», respondió al recordar un caso en el que subió al Kilimanjaro para operar a un cliente. Luego abordaron operaciones «de otro tipo». «El último mes muy poco. Ha sido una locura», reconocía sobre sus relaciones sexuales. «Racista no soy. llevo toda la vida viajando. No me considero machista, pero cuando haces alguna broma...«, cerró con la tercera pregunta, la más nueva, sobre si se considera más machista o racista.

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