Ángel Cristo se enfrenta a Carlos Sobera tras rechazar una carta de su madre: «No sé cómo podéis dar cabida a una maltratadora infantil»

Jamás un regalo de cumpleaños había generado tal polémica. Carlos Sobera manejaba con tino el tenso debate de 'Supervivientes' hasta que llegó el momento de conectar en directo con Ángel Cristo Jr. Era la onomástica del concursante y quería felicitarle. Luego llegó el pastel. «Tengo un regalo. Una carta muy especial», anunciaba el comunicador. Y añadía: «Sé que la has leído en privado, pero los espectadores merecen conocerla». La cara del hijo de Bárbara Rey era un poema. «A mí nadie me ha hecho llegar ninguna carta en privado. ¿Qué carta? ¿Un burofax para que yo no hable? Si es otra, yo no voy a participar en esto. Lo siento mucho, pero no tengo nada que escuchar de mi madre». Replicaba visiblemente enfadado. Sobera dudaba. «Yo tenía entendido que sí, pero si tú me corriges públicamente, yo me la como», asumía. El aludido no se amilanaba. «No sé con quién has hablado, Carlos. Mi madre no participa en este concurso», insistía Cristo. El maestro de ceremonias recogía cable. «Yo cierro la conexión y la leo públicamente para que no te afecte», informaba.

Sobera leyó la misiva en la que Bárbara Rey pedía perdón a su hijo por los problemas legales que le salpicaron en su día y por los que ella se reconoce culpable, asumiendo un delito de alzamiento de bienes. Una vez leída, el presentador volvía a conectar con Ángel. Y se topaba con un muro. «No sé cómo podéis dar cabida en este programa a una maltratadora infantil, eso nunca es un regalo», atacaba Cristo. Su novia, en plató, se echaba las manos a la cabeza. «Bueno, yo creo que… Eeeh… Ahora te hablo desde mi más sincera honestidad. Es una acusación muy grave en la que yo ni entro ni salgo. No es este el foro en el que podamos tratar esa cuestión y tampoco el tema de 'Supervivientes'», rebatía Sobera. El hijo del domador afeaba la situación. «Pero no me gusta nada que me hayáis puesto una carta de mi madre y os lo debo hacer saber. Es lo que pienso. Que sea la última vez, por favor», advertía.

Tras la polémica conexión, los colaboradores quisieron comentar el momento, pero Sobera los frenó. «Un segundito, por favor, necesito recuperarme porque se me ha puesto muy mala leche», confesaba visiblemente molesto. El comunicador, paciente, se dirigió a la novia de Ángel, Anita. «Yo creo que Ángel está muy tenso, muy nervioso. Pero, sinceramente, creo que a él le hubiera beneficiado conocer el contenido de la carta. Estoy aquí para que me corrijáis, eh. Esta noche estoy dispuesto a todo», comentaba. Ana estaba deshecha. «Yo no quiero hablar más de este tema. El daño es muy fuerte. Esto nada más lo saben los que lo viven de puertas para dentro. Y a mí esto me está costando hoy mucho. Y lo soporto por amor. Yo no quería que Ángel fuera (al concurso) porque psicológicamente no lo veía preparado. Él es un hombre incomprendido, pero hay una verdad. Él está allí para sanar, para poder olvidar y para llegar a perdonar algo tan jodido como la vida que él ha llevado. Llevo un año tragando todo esto. Es muy dura su vida», explicaba llorando. «Toda la cuestión familiar que ha vivido Ángel nadie la pone en duda, yo solo digo que este no es el foro para abordar el fondo de la cuestión que, lógicamente, tiene muy complicadas ramificaciones y muy distintos puntos de vista. Cuando he dicho que me he puesto de mala leche no es por el rechazo, es porque nosotros, en este programa, todo esto lo hemos hecho con la mejor intención y Ángel se ha enfadado con nosotros de una manera injusta, pero tampoco se lo voy a reprochar porque entiendo la situación por la que está pasando», zanjaba Sobera.

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