A Elena Rivera le siguen llamando Karina por la calle. Hace unos meses en una entrevista la actriz me reconocía que cada vez le sucede ... menos, pero que no le supone el menor problema. «Es algo que llevo bien, formamos parte de algo histórico», me explicaba. Y es verdad. Después ha realizado otros trabajos notables, como 'Inés del alma mía', pero el personaje de 'Cuéntame', como todos los del universo Alcántara, trascendió a lo meramente audiovisual y para muchos seguidores forma parte casi de su familia. Por eso que Rivera esté ahora en una serie como 'Alba' es doblemente relevante. Por un lado el proyecto de Atresmedia denuncia una realidad a la que no pocas mujeres se han tenido que enfrentar en su vida y que sigue amenazando a muchas otras.
Es importante que la ficción se acerque a asuntos así, para creer referentes, para servir de altavoz. Por otro la elección de esta intérprete es fundamental, por el grado de proximidad que el público tiene con ella. Es una más de nosotros, si le sucede a ella le puede pasar a cualquiera, podrían pensar quienes la vean. Las series sirven para entretenernos, pero también para plantear debates o crear conciencia sobre algo. Y a algunos personajes -y por tanto a sus artífices- les cae la responsabilidad de defender un papel con el que los espectadores se identificarán y que les animará a dar pasos.
Ocurre lo mismo con Pol, de 'Merlí: Sapere Aude', que en la temporada que acaba de estrenar Movistar se entera de una noticia que le cambia la vida. Este valiente giro de guion (no quiero hacer espóiler) visibilizará situaciones y momentos por los que habrán pasado adeptos a esta producción juvenil. Y les reconfortará no sentirse solos. Series como 'Alba' o 'Merlí' nos hacen mejores.
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