El viaje a una «experiencia musical del pasado»
Hacia el Barroco ·
Enrike Solinís y Josetxu Obregón cuidan cada detalle en su apuesta por la música históricaSi es por el título del festival, está claro que el Euskal Barrokensemble tenía que estar en el programa. No es solo que las imágenes ... les inspiren como a cualquiera y que las recreen a través de las notas, sino que su trabajo necesita, sí o sí, de imágenes para poder ser desarrollado. Si uno se dedica a la interpretación historicista de la música o a la música histórica -aunque dice Enrike Solinís que a ver cuál no lo es, por qué poner la frontera en 1750 como se hace-, recurrir a antiguas imágenes es básico. Tal y como explica Solinís, «las pinturas son una fuente de información importantísima. En los cuadros de la época podemos ver cómo eran las formaciones, cómo se situaban para interpretar la música, qué instrumentos tenían», explica. «Analizamos los cuadros para obtener información. Por ejemplo, en nuestro último proyecto medieval hemos trabajado sobre una miniatura de un libro del Vaticano y ahí la iconografía ha sido fundamental».
No es ese trabajo el que los trae al festival, pero la imagen está muy presente en los dos conciertos que darán. Con ayuda de cuadros -de proyecciones- van a llevar a los espectadores a un par de viajes musicales. En el primero, el sábado (21.00 horas), la idea es «escuchar cómo sonaba la música de la época, de esas dos formaciones que se ven en dos pinturas renacentista y barroca». Sonarán el 'Concerto per liuto nº 9 en re mayor, RV 230' de Vivaldi, el 'Concerto nº 3 en re mayor, BWV 1054' de Bach, 'The mad lover' de Eccles, la 'Sonata en concerto VI' de Marcello y 'Quatrième concert Royal' de Couperin; de fondo los dos cuadros, uno para cada mitad del programa.
En el segundo concierto, el domingo (16.45 horas), el protagonismo de la imagen es aún mayor si cabe: todo gira en torno a Goya. «Lo solemos hacer en conciertos más grandes, aquí tenemos que acortar. Hemos dividido su vida en cuatro etapas y tocamos la música que él podría haber escuchado en cada una de ellas, desde su nacimiento hasta sus estancias en otros países. Es un retrato musical de su vida». Para narrar esta historia desde la música, cuentan con la colaboración de la mezzosoprano Maite Arruabarrena y seleccionan obras de Boccherini, Albéniz, Sor, Haydn y De Nebra.
Un concierto recrea la música que Goya pudo haber escuchado en cuatro etapas de su vida
Otra formación de origen bilbaíno, La Ritirata, la de Josetxu Obregón y compañía, va a recrear dos ambientes muy diferentes en su colaboración en Musika-Música. Hay que hacer sitio en la mente a estas dos imágenes: el orden y el caos. El orden, o «el equilibrio y la elegancia», es lo que recuerdan el sábado (16.30 horas) con 'Les arts florissants', de Charpentier -con las sopranos Lucía Caihuela y Aurora Peña, el contratenor Gabriel Díaz, el tenor Emiliano Cano y el contratenor Ferran Albrich-. Dice Obregón que «esta obra le viene como anillo al dedo al lema del festival porque hablar de poesía, de música, de pintura, de las artes, nos remite enseguida a muchas imágenes». La interpretación histórica de 'Les arts florissants' «va a trasladar al público a aquella Francia del Barroco, a cómo las artes vencen sobre la guerra» y va a hacerlo tal y como se concebía entonces un concierto: con elegancia, con la música de los violines, con «el fraseo y todo el aire de entonces».
Otra historia es la que cuentan el domingo (14.00 horas) , cuando viajan a Nápoles a través de obras de los compositores napolitanos Porpora, Mancini, Fiorenza y Valentin bajo el título 'Conciertos de la capilla Palatina de Nápoles'. Entre la flauta de Tamar Lalo y el violonchelo del propio Obregón, surgirá «el caos absoluto, lo ruidoso, la música guerrera, bellísima pero como a pie de calle del Nápoles de la época, que debía de ser como el de hoy en día», se ríe. «Hemos grabado muchos discos sobre el Nápoles del Barroco, sobre la orquesta alrededor de esa iglesia, y es un mundo mucho más desordenado que el francés, desde luego».
Tanto Euskal Barrokesemble como La Ritirata han apostado siempre por la música histórica, así que cualquiera de estos cuatro conciertos suponen «un viaje en el tiempo, transportarse a otro momento de la Historia y a sus instrumentos. Las cuerdas de tripa de los violines, la tiorba y el clavecín... Al final la imagen que vamos a dar es esa: la de cómo sería interpretar música entonces». Es la mejor aproximación a «una experiencia musical del pasado».
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