«Tu trabajo realmente interesa cuando alguien lo paga de su bolsillo»
El artista vizcaíno tiene éxito en el circuito comercial, pero en veinte años de trayectoria sigue sin exponer individualmente en Euskadi
Los súbitos giros de guión caracterizan la vida de Gorka García Herrera. Desde su nacimiento en Cádiz y su infancia en Etxebarri a su repentina ... elección de los estudios de Bellas Artes. «Ni siquiera sabía que existía esa carrera y el mismo día que había de rellenar la solicitud, mientras dudaba entre Periodismo o Historia, alguien me habló de una prima que había estudiado Restauración e iba por ahí subiéndose a los andamios de iglesias», recuerda. «Ese mundo misterioso sedujo al adolescente introvertido que era yo». Aquel espontáneo se ha convertido en un pintor demandado por coleccionistas y requerido por galerías españolas y extranjeras. Sin embargo, tras dos décadas de trayectoria, aún no ha expuesto individualmente en el País Vasco.
- ¿Cómo descubrió la pintura?
- En realidad, lo mío era el fútbol. Llegué a Bellas Artes sin haber pisado un museo ni diferenciar a Velázquez de Picasso. Vivía en un barrio obrero sin ningún tipo de relación con la cultura. El gusanillo de la pintura me entró con las asignaturas optativas y supuso una adicción. Durante el último año de la facultad me animaron a pedir becas de pintura. Me seleccionaron para dos y ahí empezó mi carrera.
- La figuración fue su pasión desde ese comienzo.
- Sí, desde que descubrí la obras de Alejandro Quincoces y Jesús Mari Lazkano decidí que quería hacer eso.
- Pero sus primeros lienzos evidencian una poética propia.
- Mis referentes la tenían y en ellos encontraba el reflejo de lo que yo iba gestando dentro. El trasfondo remitía a la soledad, por eso no aparecían personas, y recreaba espacios en los que pensaba que sería feliz. En la facultad me sentía un extraño.
- ¿Cuándo llegó la proyección pública?
- En Getxoarte, durante las ediciones de 2006 y 2009. Fue un 'boom', lo vendí todo. Entre ambas realicé un curso académico en la Fundación Antonio Gala, lo que cambió mi manera de entender el arte y la vida. Tras compartir aquel tiempo con poetas y músicos, me resultaba difícil regresar y me quedé en Madrid con otros compañeros. Allí conocí a la galerista Aurora Vigil-Escalera y comencé a exponer comercialmente en España y Francia.
- Lo habitual es que un joven artista se inicie en espacios públicos y alternativos y, si la fortuna le sonríe, llega a una galería y, lentamente, se integra en el mercado. Usted empezó triunfando en el circuito comercial.
- Fue todo muy repentino. Llegué a la pintura sin una relación previa y el encuentro implicó una especie de explosión. En diecinueve años solo me he dedicado a pintar, mientras que amigos con mayor madurez artística han tenido que compatibilizarlo con otras cosas. Como mi carrera se ha desarrollado fuera, nadie sabe aquí que pinto. No me extraña porque mi obra ha sido aceptada comercialmente y no me ha dejado tiempo ni espacio ni necesidad de recurrir a la vía institucional. Sólo eché un año la solicitud para la beca de BilbaoArte y no me la concedieron.
- ¿Esa permanencia en una suerte de circuito cerrado no implica un techo de cristal?
- Bueno, ahora participaré en Estampa. Para mí, pintar todos los días en el estudio es un fin en sí mismo, aunque exponer y vender constituye un lujo que me permite seguir. No se trata de prepotencia y tampoco quiero situarme en una posición victimista ni hablar de injusticia. Quincoces me dijo que tu trabajo realmente interesa cuando alguien saca dinero de su bolsillo para comprarlo, no cuando lo hace una institución que necesita legitimarse o el responsable de una fundación o diputación con fondos que no son suyos.
«El retablo es un marco que ha quedado como algo clásico pero tiene una vigencia absoluta»
- En su última exposición, 'Als Ich Can' -en Gijón- ha recurrido al apropiacionismo y a colaboradores de prestigio.
- He llevado a cabo una relectura de obras clásicas y contemporáneas, incluido el 'Vuelo de brujas' de Goya que ahora se puede contemplar en el Bellas Artes de Bilbao. He contado con las aportaciones del poeta Javier Vicedo y el artista Suso33. Mi propósito era generar imágenes que fueran espacios de libertad para el espectador.
- También subvierte los límites del lienzo a través del tríptico.
- El retablo es un marco expositivo que se quedado como algo clásico pero tiene una vigencia absoluta y permite trascender el espacio convencional del cuadro.
- ¿No le gustaría llegar a otro público?
- El arte no tiene que ser necesariamente comunicativo, puede ser lo que cada uno necesite que sea. Existe sin visibilidad y si la tiene, bienvenida.
- Su obra también se halla en importantes colecciones.
- Me hizo mucha ilusión llegar a la de Salvat, la primera importante que confió en mí. Esta entidad adquiere un cuadro de gran formato al año a un artista español y han recurrido a artistas como Jaume Plensa, José Manuel Ballester y Secundino Hernández.
- Recientemente se ha encontrado con Lazkano, uno de los popes de su juventud.
- Fue mi tutor en los cursos doctorales. Me lo encontré contemplando una obra mía en el Palacio de Cibeles durante Art Madrid. Le sorprendió el cuadro, que siguiera en el arte y no tener noticias de mí.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión