Thibault Cauvin, con la complicidad de su hermano, da otra vuelta de tuerca a Bach
Es un músico cuyo nombre sonará por aquí solo a los aficionados a la guitarra. Y eso que nació cerca, en Burdeos, y acumula tantos ... premios que a estas alturas tiene que haber olvidado unos cuantos. A los 20 años, según informa su biografía oficial, Thibault Cauvin ya había ganado 36 galardones (13 primeros premios entre ellos) y desde entonces ha dado conciertos por todo el mundo. Y resulta que pese a su instrumento el compositor que más le conmueve es Bach.
Así que se ha lanzado a interpretar con la guitarra al genio de Eisenach, en dos obras muy conocidas: empieza por esa Tocata y fuga tan célebre y que tan difícil resulta separarla del órgano, pese a la versión para gran orquesta de Stokovski, y concluye con la Partita para violín Nº 2, con su célebre Chacona. De este fragmento es muy conocida la transcripción para piano de Busoni, y con todo Cauvin se ha atrevido a hacer lo propio con la guitarra (suya es también la trasposición de la Tocata), en un trabajo de alto riesgo en el que obtiene muy buen resultado.
Bach | Thibault Cauvin
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Arreglos para guitarra y obras de Jordan Cauvin inspiradas en Bach.
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Sello: Sony Classical
Entre las dos célebres piezas hay otras tres que son composiciones de su hermano Jordan, basadas en otras tantas partituras de Bach. Quizá sean estas tres miniaturas lo más sorprendente de un disco que gustará sobre todo a los más heterodoxos. Estamos, en definitiva, ante un trabajo que puede permitirse una estrella de un instrumento, con la seguridad de que llamará la atención y se hará sobre él un juicio en el que pesa lo suyo el virtuosismo del intérprete. Otra cosa es el debate sobre la pertinencia o la necesidad de estas adaptaciones. Superado este debate, disfrutemos de la música hermosa. Y Bach lo es, para violín, para órgano... o para guitarra.
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