Realidad y ficción se cruzan en Berlín
Transmediale ·
El festival de culturas digitales explora un mundo de pantallas que desdibuja los límites entre vida e ilusiónGabriela Acha
Sábado, 16 de marzo 2024, 00:01
Desde hace 37 ediciones, el festival Transmediale se celebra en varias localizaciones de la capital alemana, con ánimo de reunir a los representantes más destacados ... de las culturas digitales. Filósofos, artistas, músicos y otros agentes que trabajan en el ámbito de la confluencia entre arte y tecnología comparten sus focos de investigación con el público durante varios días, en un festival que marca las pautas para una exposición de duración más extensa.
Publicidad
La edición de este año (hasta el 14 de abril) se ha visto afectada por la guerra desencadenada en Gaza a raíz del ataque sin precedentes de Hamás el pasado 7 de octubre. La oposición a los bombardeos, las privaciones y el castigo a la población de la Franja por parte del Gobierno de Israel y los llamamientos al alto el fuego siguen teniendo repercusión en el sector cultural germano. En enero el Ministerio de Cultura propuso una cláusula -nunca implementada- que definía la crítica al Estado de Israel como antisemita y negaba financiación a quien no aceptara esa premisa. El 7% de la financiación de Transmediale procede de este organismo y, a pesar de que la dirección del festival manifestó solidaridad con las víctimas de este conflicto, el gesto se interpretó como un acto de censura y provocó una serie de cancelaciones. Algunos participantes que ya estaban confirmados retiraron sus obras y anularon sus ponencias.
La guerra en Gaza ha redefinido de forma drástica la escena cultural alemana
'This is perfect, perfect, perfect' es el título de esta edición, que se centra en el contenido en línea que, omnipresente, generado al microsegundo, define nuestro lenguaje, identidades y acciones. Nos mantiene informados y desinformados a tiempo real, divide nuestra atención hasta el punto de que llegamos a desarrollar un déficit patológico, incapaces de concentrarnos en nada. Y se plantea la cuestión de si son los usuarios los que consumen el contenido o es el contenido el que consume a los usuarios.
En la instalación 'Demo' (2022), una sala pintada completamente en verde 'chroma' acoge dos proyecciones y una serie de pancartas y teléfonos móviles cargándose con sus correspondientes cables conectados a la electricidad. En cada filmación se observa una protesta ante un edificio institucional. Los manifestantes van vestidos con el mismo verde 'chroma' de la sala y sus pancartas son del mismo color, al igual que las de la propia instalación. El motivo de la concentración y la ideología de los participantes es irrelevante, incluso intercambiable. El trabajo hace referencia a 'Crowds on Demand', un servicio de contratación de protestas falsas, que instrumentaliza la acción civil en aras de crear inestabilidad política. Con esto se convierte un acto real y digno, el derecho a la manifestación y la protesta, en un producto de consumo más, y nos lleva a dudar si sabemos realmente discernir realidad de ficción.
Publicidad
Las estéticas específicas de las plataformas en línea y microculturas 'gamer', 'kawaii' y bélica se reflejan en la instalación de la artista Noura Tafeche, 'Annihilation Core, Inherited Lore' (2023). En ella, un escritorio con dos pantallas simula la habitación de una adolescente acondicionada al estilo 'otaku', todo en color rosa pastel. Un mural en la pared inspirado en el torneo de juegos de la OTAN muestra recortes de chicas 'anime', vestidas de criadas o en uniforme de colegio, posando de manera sensual y sosteniendo armas. El collage sugiere que el escritorio es un centro de operaciones militares controladas remotamente, al tiempo que hace manifiesta la inexistente división entre el juego y la vida real; una ambigüedad que fácilmente acerca neoideologías misóginas, supremacistas y racistas al usuario como efecto colateral y favorece las estrategias de reclutamiento de los ejércitos de carne y hueso.
En su instalación inmersiva 'Surrender' (2023) Jenkyn van Zyl nos invita a penetrar un mundo habitado por roedores humanizados - o humanos con cara de ratón-. Podemos entrar en una cabeza de ratón gigante, hinchable y boquiabierta para pasar a una habitación de hotel destartalada, en la que se proyecta un film. Los personajes participan en una competición de baile surrealista, en la que la rivalidad lleva al agotamiento y al 'burn out'. La atmósfera delirante tanto en el film como en la instalación se inspira en los clubes 'queer', los hoteles del amor y los reality shows para hablar de la falta de atención y quizá acercarnos a la identificación con las ratas de laboratorio. Se asemejan nuestras reacciones automáticas cuando se dispara la dopamina, cuando actuamos de manera primitiva enganchados a nuestros dispositivos.
Publicidad
En las plataformas 'online' cada persona tiene una voz y puede ganar y perder popularidad en un pestañeo. Ofrecen la sensación de estar permanentemente conectado, lo que se puede traducir como dependencia patológica de los dispositivos que nos hacen efímeramente felices a cada golpe de dopamina. En nuestro mundo de pantallas y realidad mezclada con ilusión, la mayor parte de la actividad política se reduce a deslizar el cursor y hacer clic en el lugar oportuno. Y, en esta línea, en un momento en el que la guerra en Gaza tiene una inmensa repercusión y redefine drásticamente la escena cultural alemana, Transmediale - una plataforma dedicada al potencial político de la cultura visual - ha sucumbido al activismo complaciente y consumible del que hablan las obras de la exposición.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión