Martín Caparrós y la ciudad-personaje
Narrativa. ·
Una novela donde Buenos Aires es un personaje, como lo es también una casa de 1908, que es metáfora de la ciudadLa ciudad como un ser vivo y autónomo, como personaje literario, tiene una larga tradición en la novela y en la poesía. Alejandría inspiró el ... célebre cuarteto novelesco a Lawrence Durrell y el inolvidable poema en que Kavafis la vive como una maldición: «Allí donde vayas, la ciudad te seguirá». Si nos trasladamos a la de Buenos Aires, tenemos como referencia aún reciente la novela de la uruguaya Fernanda Trías titulada significativamente 'La ciudad invencible' y nos vendrá con facilidad a la cabeza el Parque Lezama, por donde deambula Martín, el atribulado héroe de Ernesto Sabato en 'Sobre héroes y tumbas', como no nos resultará muy difícil evocar los poemas que Borges le dedicó a esa populosa metrópoli testigo de sus cuitas sentimentales, entre ellos aquel bello soneto que se cerraba con un fatalista e inquietante pareado: «No nos une el amor sino el espanto. Será por eso que la quiero tanto».
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A toda esta tradición se suma ahora 'BUE', la novela de Martín Caparrós que aterriza estos días en nuestras librerías y que tiene como verdadero protagonista al Buenos Aires donde nació su autor y al que éste no ha de citar en ningún momento por las dos palabras que componen su nombre, como de algún modo ya nos lo advierte el propio título del libro. 'Bue' es una acuñación verbal del habla coloquial porteña que indica una contrariada resignación ante determinado hecho que no produce agrado. Y 'Bue' es también la urbe a la que está dedicado el libro, y donde ha de desarrollar toda la acción novelesca. 'Bue' es el Buenos Aires al que Caparrós rinde un 'homenaje povera' o contra el que lanza una lujosa diatriba.
La novela se abre con dos frases breves y seguidas: «No queda tanto. Azar acecha». La alusión al azar no es gratuita. El azar es el que, de una manera especial, rige los encuentros y desencuentros que afectan a una variopinta masa demográfica y que podrán dar un giro definitivo a sus vidas, condicionar por acción u omisión sus destinos. Y cobra una importancia recurrente a lo largo de la propia trama narrativa, que se inicia con el asesinato de una joven en la noche bonaerense.
Las siguientes páginas nos presentan a un trío de amigos que se conocen desde el colegio -el Gurka, Julio y Rodolfo- y que comparten un mismo perfil sociológico de perdedores. Derrotados y zarandeados por la deriva errática del país, por las malas decisiones de los gobernantes y las sucesivas crisis políticas o económicas, son los que van a trazar uno de los dos hilos que recorren el texto y que tiene su punto de partida en la planificación del secuestro de un empresario. El otro gran hilo conductor es el estado de deterioro que va sufriendo a lo largo de los años una casa construida a principios del pasado siglo por un inmigrante italiano, Gualtiero Giunti, que inició con un negocio de verduras un camino de prosperidad que no tuvo la continuidad deseada en su prole. Su hijo Felipe Giunti se exilió a México a causa de la dictadura militar y, ya de vuelta a la patria, la hija de éste, Beatriz, que tiene ciertas veleidades literarias, no acabará de hallar a sus cuarenta años un trabajo estable en la Argentina posterior a la crisis de 2001, razón por la cual se deshará del edificio en el tramo final del libro.
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En realidad, la casa de los Giunti, en su azaroso proceso de extravagante esplendor, progresivo abandono y decadencia absoluta, es una alegoría de la propia ciudad de Buenos Aires cuando no de la propia nación argentina en el siglo que corre desde los albores del XX a los del XXI, concretamente hasta el año 2007. De sus distintos momentos, estados y fases nos va informando una sucesión de capítulos que se alternan con la acción del presente y que responden a un orden temporal, o desorden, independiente, como si se tratara de otra novela.
Analepsis, fragmentos que lindan con el ensayo o con la prosa poética; versos que se cuelan en el discurso del relato; trozos de crónica, o parodia de crónica, referidos a la lenta fundación de Buenos Aires que se inició en un lejano 1536 o a sus «trescientos kilómetros de llanura despiadada» que todavía conforman la idiosincrasia de sus habitantes; tramos narrativos en boca de una omnisciente tercera persona que interrumpen, intermitentes, las voces de una subterránea estructura coral; diálogos ágiles en los que se cuelan argentinismos coloquiales (boliche, boludo, changarines…) sin llegar al casticismo, pero que hacen que el texto, diverso, plural y colorista, oscile del costumbrismo filosófico a un experimentalismo moderado…
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'Criaturita' María Bastarós
Fantasía anclada en el duelo
Elena Sierra
Es una lectura curiosa esta de 'Criaturita' porque mezcla dos estilos o géneros que en principio se llevan a matar. Por un lado, todo lo sobrevuela la fantasía, la leyenda casi de ciencia ficción, con ese monstruo que acecha en las inmensidades del lago central de la comarca en la que vive la familia de la protagonista. Por el otro, el más absoluto realismo del duelo que nunca termina, con toda la negación, la tristeza, la mitificación de la persona perdida (el padre), el aislamiento en el que se refugia o se martiriza la adolescente. La edad de la chica, los problemas habituales de la adolescencia, también se cuentan aquí, agravados por una depresión que no se menciona, o que se llama de otras maneras, pero que está muy presente. Y así van surgiendo la imposibilidad de comunicarse con su madre, los primeros amores, el fracaso escolar. Y ya de paso hay un toque de teoría de género: por qué esa necesidad de ser mirada y aceptada por un hombre, por cualquier hombre.
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Bastarós, lo dicho, hace una mezcla extraña y le sale una lectura que toca muchas fibras y que lleva a preguntarse quién es aquí el monstruo (el del lago, el padre, la chica, esa madre). Criaturitas incomprendidas, vapuleadas por su propia historia... que no se va a resolver, y eso deja una sensación también extraña, como de relato inacabado, más como si se le hubiera agotado el ánimo que por decisión literaria. Como si hubiera echado el resto en las primeras 250 páginas.
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'Una firme razón para el deseo' Rosa Chacel
Rosa Chacel o el otro 27
Iñaki Ezkerra
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Cuando se habla de la generación del 27, se piensa en la nómina masculina. A las autoras que formaron parte de ella se alude siempre en un apartado dedicado a las mujeres, a lo que podríamos llamar 'el otro 27', pues tuvieron un modo particular y distinto de entender las vanguardias. Un gráfico ejemplo lo hallamos en Rosa Chacel, que fue ante todo una 'poeta de la forma', como lo constata la edición de 'Una firme razón para el deseo', que lleva el subtítulo de 'Poesía reunida' y que ha corrido a cargo de Laura Cristina Palomo Alepuz, quien nos ofrece un denso estudio introductorio.
Fue Chacel quien explicó el origen de su primer poemario -'A la orilla de un pozo' (1936)- en una charla con Alberti en el Berlín de los años 30, en la que le propuso escribir versos clásicos con la libertad del surrealismo. De esa conversación surgieron los 30 sonetos de ese primer poemario que recopila su producción poética y recoge el primer soneto que el autor de 'Marinero en tierra' y ella escribieron juntos: «Joven mancebo griego desflorado,/ que tocas tu siringa entre las flores…».
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Rosa Chacel fue la más gongorina de los poetas de esa generación. Lo es en sus referencias grecorromanas cuando aborda el verso libre o vuelve a la fórmula del soneto que cultivó a lo largo de toda su trayectoria creativa y que linda con la receta imaginista del Lorca de los 'Sonetos del amor oscuro', si bien introduce un humor que prefigura al ludismo sonetil de Carlos Edmundo de Ory.
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'La revolución cultural. Una historia popular' Frank Dikötter
El detalle y el símbolo
Jon Kortazar
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Imagino a pocos lectores embarcándose en una aventura de 592 páginas sobre uno de los acontecimientos históricos más cruciales de la historia: la Revolución Cultural. Los que se animen con el libro de Frank Dikötter van a disfrutar de una gran narración. Imagino que se construye como una gran película de nuestra infancia, con multitud de actores y actrices, cantidad de escenarios, intrigas palaciegas… Una superproducción en toda regla, porque el autor es capaz de dibujar una tesis fundamental sobre la que descansarán todos los hilos de una historia complicada.
La tesis está clara: Mao diseñó La Revolución Cultural como una operación para afianzar su poder. Solo que en la vida las intenciones y las narraciones son perversas. Dibuja un plan para purgar a los «burgueses infiltrados» y los cuadros inferiores llevan el designio hasta el paroxismo para complacer al líder.
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Frank Dikötter había descrito la personalidad de Mao en su excelente libro 'Dictadores', con un retrato sin fisuras. En 'La Revolución Cultural' aparecen todas sus virtudes de historiador-narrador, que ofrece a la vez visión general y detalle, estructura y datos concretos que siempre tienen la fuerza del símbolo. El libro cierra una gran trilogía sobre China tras 'La gran hambruna en la China de Mao' y 'La tragedia de la liberación'. En las tres se observa su capacidad de convertir el dato en descripción general, la anécdota en clave.
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'Las damiselas y el escritor' María Bengoa
Como la vida misma
Gerardo Elorriaga
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No siento especial interés por las obras que parecen presentarse como un homenaje y, en consecuencia, destilan un cierto tufo hagiográfico. Ese prejuicio, porque reconozco su vil naturaleza, se supera con la vaga promesa del título de este libro, que bien podría remitirnos a las aventuras del vizconde de Valmont. La imaginación dibuja lances de todo tipo, desplantes y conquistas, pasiones y celos, entre el escritor y una serie de señoritas quizás ligeras de ética y remilgos.
Pero 'Las damiselas y el escritor' nada tiene que ver con una u otra condición. Sí, se trata de unas memorias, pero no al uso, sino emboscadas en la ficción y la pluralidad de miradas. Ellas asumen un protagonismo colectivo y gozan de suficiente identidad como para no convertirse en meros vehículos a mayor gloria de Ramiro Pinilla. Las biografiadas se convierten en sujetos de una novela que, a mi entender, pivota en torno a la inocencia, el crecimiento, el deseo de encontrar ese lugar que siempre creímos merecer y a veces, muchas veces, se nos niega.
La novela es el esbozo de un pequeño universo, de dos personas y una casa. Si hemos de referirnos a las apologías, tal vez nos encontremos con que su objetivo no es una persona concreta, sino que nos hallamos ante un elogio de la creación artística. La narración cuenta con diversos planos que se superponen porque la vida siempre tiene una trama embarullada donde se entremezclan pasiones y personas con general desconcierto.
La historia también se explaya sobre el amor y sus requerimientos, las rutinas y sacrificios que demanda, a veces matizados por la ironía, recurso que siempre nos alivia. Nada es sencillo ni obvio. Los individuos unidimensionales resultan aburridos o peligrosos. También las películas y los libros previsibles nos despojan de emociones e interés. 'El escritor y las damiselas' es una gran obra porque, sin quiebras narrativas, con fluidez y un aliento constante, nos conduce hacia una dimensión inesperada, atractiva en su franqueza y lucidez.
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El editor José Ortega Spottorno decía que todo escritor habla forzosamente de sí mismo y que en la autobiografía ha de asumir un doble juego: exponer a los lectores quién es y desentrañar el enigma de su propia vida. En este caso, la autora, que había ejercido una labor de bisagra narrativa gracias a su condición de privilegiada observadora, se erige en el definitivo puerto de una travesía que había sido amable hasta entonces.
El capítulo final es un receptáculo de dolor, una reflexión sobre la pérdida, el recuerdo, el peso de las deudas impagables y la indefensión. La lectura se transforma en un ejercicio de introspección, difícil y apasionante. Cuando el viaje acaba, nos queda la impresión del disfrute y, asimismo, un sabor acerado en la lengua. Pero nadie dijo que hubiera finales felices en la vida real.
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'El mago' John Fowles
Aprendiz en Phraxos
Pablo Martínez Zarracina
Pese a ser una de las novelas con más leyenda de la segunda mitad del siglo XX, encontrar 'El mago' en las librerías no siempre ha sido fácil. Eso convierte en una buena noticia esta reedición del clásico de John Fowles. Anagrama regresa en ella a la traducción de Enrique Murillo y facilita la posibilidad de descubrir o recuperar un libro que lleva décadas generando entusiasmos y reticencias de gran intensidad. En el prólogo a la edición revisada de 1977 Fowles lo define como «una novela de adolescencia escrita por un adolescente tardío». 'El mago' es mucho más: un gran texto de iniciación, un cuento de terror psicológico, una sofisticada novela de ideas y un imponente poema de amor al Mediterráneo. También -las referencias se multiplican en una historia repleta de niveles de lectura- un homenaje a 'El gran Meaulnes', un cruce febril entre 'Una vuelta de tuerca' y 'La montaña mágica' o una versión de 'La tempestad' en la que Jung susurra al oído de Shakespeare.
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El argumento de la novela es sencillo. Nicholas Urfe, un joven recién salido de Oxford, necesita escapar de Londres y encuentra un trabajo como profesor de inglés en un colegio privado de una pequeña isla griega llamada Phraxos. Allí entra en contacto con Maurice Conchis, un millonario refinado y misterioso que le invita a visitar su finca. Lo que Urfe encuentra en la mansión de Conchis es un enigma puesto en marcha, una especie de representación que parece conectar el mundo real con una dimensión distinta y queda entre la broma cruel y el proceso de iniciación.
Bajo la extraña hospitalidad de su anfitrión, Urfe se encuentra con personas que no deberían estar vivas, es expuesto a situaciones eróticas de intensidad onírica y obligado a afrontar difíciles decisiones de índole moral.
Buena parte de la fuerza del libro procede de la habilidad de Fowles para someter al lector a la incertidumbre que vive el protagonista. Lo consigue con una escritura precisa y sensitiva que se adapta de un modo asombroso a los cambios de tono: del diálogo filosófico al retrato psicológico, del relato histórico a la escena fantástica. Que lo simbólico nunca termine de imponerse sobre lo narrativo hace que el lector se sienta pronto inmerso en una especie de viaje. Sin duda el texto contiene excesos. Tienen que ver, por ejemplo, con la repetición de mecanismos o con lecturas en clave demasiado explícitas. Pero incluso eso termina encajando en una apuesta ambiciosísima que aspira a abarcar una cantidad inusual de significado. 'El mago' sigue siendo un libro arriesgado, hipnótico, imperfecto y muy vivo; entre sus virtudes, hay una infrecuente que no ha dejado de brillar: todo en él avanza impulsado por una energía original y misteriosa.
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'¿Qué es el Derecho?' Andrés Ollero Tassara
La esencia del Derecho y sus derivadas
C. Coca
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Con el espíritu de una de las más clásicas colecciones de libros editadas en Europa desde mediados del siglo XX (Que sais-je?, publicada por Presses Universitaires de France, algunos fueron traducidos al castellano por Oikos Tau), la editorial Senderos está lanzando pequeños ensayos de afán didáctico. El de Andrés Ollero, catedrático, diputado, miembro del Tribunal Constitucional y tantas cosas más, es una introducción de enorme claridad al mundo del Derecho. Por las páginas de este librito pasan la relación entre Derecho y moral, la función de las constituciones y la dificultad de su reforma, la politización de los tribunales, el papel de los parlamentos y los partidos en relación con la arquitectura jurídico-legal de un país, la corrupción y las responsabilidades políticas.
Ollero contextualiza y explica, pero tampoco elude las polémicas. No lo hace en asuntos como la politización de la justicia ni tampoco en otros como el reparto de puestos en los órganos de control a cargo de los partidos del Parlamento. Defensor convencido de la independencia de los jueces (en un par de ocasiones recuerda que él mismo firmó en el Constitucional votos particulares contra dictámenes aprobados por una mayoría que, vista desde fuera, era la de 'los suyos'), su visión y sus propuestas son las de un jurista conservador pero no relacionado ya legalmente con ninguna sigla.
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'Un hombre mejor' Louise Penny
El regreso del inspector Gamache a Three Pines
Iñigo Beraza
En el mundo literario hay ciudades inventadas que se han ganado un hueco en el corazón de los lectores, como Macondo de García Márquez, Yoknapatawpha de Faulkner o Comala de Juan Rulfo. Para los amantes de la novela negra existe también Three Pines, un pueblo situado en algún rincón de la provincia de Québec, escenario recurrente de la saga protagonizada por el inspector Gamache.
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'Un hombre mejor' es la decimoquinta entrega de esta serie escrita por Louise Penny. En ella, Armand Gamache, regresa a la Süreté, la policía de Quebec, en plena crisis personal y cuestionado profesionalmente por decisiones pasadas. Convertido en blanco de los medios de comunicación, se enfrenta a la desaparición de una joven mientras unas graves inundaciones azotan la región. Este nuevo caso le obligará a replantearse su ética, su lealtad y su forma de entender el deber en un momento especialmente frágil.
Penny construye una novela que combina misterio, tensión moral y una profunda exploración del carácter. Con ritmo sereno, aunque algo lento, y una prosa elegante entrelaza la investigación policial con un retrato cálido y humano, donde los diálogos destilan ironía y sabiduría cotidiana. Sus personajes respiran verdad y complejidad. Three Pines, convertido en un protagonista más, aparece como un hogar que acoge sin juzgar. La representación literaria de un lugar, donde la bondad resiste, incluso en medio de la desgracia.
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'Agua. historia de un secuestro' Szymon Opryszek
Otro efecto mariposa
Eduardo Laporte
El activista mexicano Homero Gómez González (1970-2020) hizo de la defensa de la mariposa monarca su razón vital. Este insecto recorre cada año unos cinco mil kilómetros desde Canadá hasta los «santuarios» de la región de Michoacán, México, en busca de protección y calor. Pero el número de mariposas cada año es menor. 'Agua. Historia de un secuestro', del reportero Szymon Opryszek (Cracovia, 1987), es una reveladora crónica periodística de la tensión que se vive en México en la «guerra del aguacate». Un fruto tan demandado globalmente que requiere grandes territorios despejados y miles de litros de agua para su cultivo. Esto se traduce en la tala indiscriminada y clandestina de árboles, un atentado contra el hábitat forestal tan radical que la población migrante de mariposas monarca, emblema de la región, se reduce sin freno. Quien se opone a ello, como Homero, la paga.
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Opryszek entra en el barro. Tira del hilo del paradero de Homero y nos muestra cómo operan las nuevas mafias. Con la determinación de un Roberto Saviano y el aliento de su paisano Ryszard Kapuściński, el autor compone un fresco lúcido e incómodo de verdades que no queremos ver, pero que nos afectan sobremanera. Porque todo está conectado, y los monocultivos rociados con pesticidas generan cuatro veces más cáncer que la media. 'Agua' describe con soltura y arrojo un mundo de intereses que no solo amenazan la naturaleza, sino nuestra propia vida.
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