
El lenguaje de las flores
Instalación en Bilbao ·
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Instalación en Bilbao ·
El grupo Jeleton investiga las repercusiones ideológicas del imaginario vegetalLa vegetación más estilizada se apodera del interior de La Taller. La exposición 'Primavera enredadera' proyecta su fortaleza expresiva entre sus paredes. «A través de ... una flor puedes indagar en el universo entero», asegura Jesús Arpal, miembro de Jeleton, protagonista de la cita. La disposición de los papeles evoca la capacidad de estos seres vivos de ocupar un espacio y crecer, de abrirse paso en medio de las dificultades, las inclemencias, en el interior de las piedras e, incluso, a pesar de la acción devastadora del hombre.
La instalación, abierta hasta el 6 de junio, constituye la cuarta muestra en la galería de este dúo dentro de su ciclo 'Historia Política de las Flores', proyecto que abarca ya más de una década de investigación. «Nuestra labor es como un libro no escrito que nunca llega a adoptar ese formato. Diría que son como apuntes fragmentarios de citas que conllevan comentarios, un trabajo de taller casi medieval».
El colectivo Jeleton, formado en 1999, se define por su interés por conectar el arte contemporáneo con las artes aplicadas, el cómic y otras expresiones que, cuando comenzó su andadura, no estaban vinculadas con la plástica. Arpal es de Barakaldo y conoció a su compañera en la Facultad de Cuenca. «No nos juntamos porque fuéramos iguales sino porque éramos diferentes y queríamos trabajar en diálogo», precisa.
Los mensajes ligados a la representación floral son el objeto de su investigación. «Queremos revisar repertorios que están en el canon del arte europeo, investigarlos e, incluso, enfrentarnos a ellos», explica. «Recurrimos a dibujos figurativos de trazo rápido y contrastado, e imágenes que puedan ser reproducidas». Al principio utilizaban material rígido, pero por cuestiones de logística han optado por soportes más ligeros como el papel de seda. «Al manipularlo se comporta como la tela y, a partir de esa condición, empezamos a plantearnos dibujos alfombra, cortina o, en este caso, guirnaldas, como el trenzado de la enredadera».
El imaginario de las flores está sujeto tradicionalmente a connotaciones ideológicas generalmente peyorativas. «Se lee como algo fútil, no serio, no intelectualmente artístico», y eso desemboca en considerarlo femenino y exótico. «Aparece como pura visualidad y, en el simbolismo en el que hemos crecido, tiene sexo, raza y clase, es lo cursi, lo tonto, lo campesino», añade María Ángeles Alcántara-Sánchez, la otra componente del colectivo.
La flor se liga habitualmente a lo decorativo y el arquitecto Adolf Loos, agente del modernismo, calificó el ornamento como un delito. «Esa expresión se estableció en un momento de auge del fascismo», apunta Arpal. Diez años después de iniciar este proceso reivindicativo, la recepción del mensaje ha variado. La persistencia ha permitido una escucha más sutil, ya que al principio sólo había una atracción y rechazo inmediatos. «Se ha producido un cambio en el pensamiento sobre los seres humanos, en buena medida causado por la emergencia climática, y las representaciones vegetales y florales han adquirido perspectivas más diversas».
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