Julio Llamazares y la ruta paterna
Honestidad. ·
Una novela en la que el autor rehace fiel y emotivamente la travesía de la España que recorrió su padre en la Guerra CivilQuizá porque vivimos un tiempo de inseguridad social y de vértigo ambiental, abundante en oscuros presagios; quizá por una suerte de sensación de orfandad ante ... la caída de las grandes referencias éticas, filosóficas o ideológicas, nuestra producción novelística vuelve hoy la mirada hacia la figura del padre. Como ilustrativos ejemplos pueden citarse el de Elvira Lindo con 'A corazón abierto' (2020), el de Jesús Carrasco con 'Llévame a casa' (2021), el de Agustín Fernández Mallo con 'Madre de corazón atómico' (2024) o el de Margarita Leoz con 'Lo que permanece, publicada en el presente 2025. Es en este contexto en el que hay que situar la nueva entrega narrativa de Julio Llamazares. En 'El viaje de mi padre', el escritor leonés sigue la ruta que su progenitor recorrió durante la Guerra Civil española cuando se alistó, con dieciocho años, como voluntario al bando nacional.
Nemesio Alonso Díez viajó muy poco, según nos cuenta su hijo, el autor del libro. Lo hizo «ya jubilado, en una ocasión a Cuba, para visitar a una hija que hacía allí su especialización médica, y algo, muy poco, dentro de España.» Pero la travesía que realizó a finales de 1937, dentro ya de un invierno especialmente crudo y desangelado, marcaría su existencia, pues ese viaje fue el duro preámbulo a su participación en los episodios más cruentos de la larga contienda: en la batalla de Teruel, en la de Levante y en el infierno en que se convertiría la sierra de Espadán, situada en la provincia de Castellón, en donde estuvo a punto de perecer bajo una interminable lluvia de bombas. Ya en las primeras páginas, Llamazares nos cuenta cómo su padre y un amigo que lo acompañó en su aventura, y con el que compartía la condición de estudiante de Magisterio, así como el destino de radiotelegrafista, tuvieron la 'picardía' de romper de una patada la radio a través de la cual se comunicaba con sus superiores el capitán de la compañía. La artimaña les sirvió para quedar ambos exentos de seguir internándose en aquel escenario tenebroso en que solo tres o cuatro docenas de soldados consiguieron salir con vida.
El padre del escritor había nacido en 1919, en la localidad leonesa de La Mata de la Bérdula, y su inseparable amigo era Saturnino Díez Tascón, vecino de Aviados, una aldea próxima a aquélla, y a quien el autor pudo conocer unos años antes de emprender la aventura que relata en estas emotivas páginas.
De él recoge, ya avanzado el libro, un descripción testimonial y demoledora sobre las devastadoras huellas que la guerra había dejado en la ciudad de Teruel, «el gran rastro de destrucción y los muertos abandonados en las aceras», pero también «la visión en algunas casas de las camas hechas, muchas de ellas con sábanas de hilo, un verdadero sueño para unos soldados que llevaban semanas durmiendo en el suelo».
A lo largo del libro, Llamazares lamenta de una manera recurrente el hecho de no haber sabido prestar atención a las historias que solía contar su padre sobre aquella dolorosa experiencia juvenil, pero es a la vez ese desinterés propio de todas las generaciones en relación con sus mayores lo que hace que cada paisaje que recorre, cada testimonio que evoca, cada rastro que encuentra en su filial peregrinaje adquieran el valor de un impagable tesoro. Y, junto a esos pasajes de gran dramatismo, hay otros que pertenecen a la propia experiencia del autor y a un presente que se hace quizá más plácido por la constatación de la distancia que media con los lejanos días de la guerra. Es el caso de la visita a Alcañiz, la ciudad que se halla a ciento cincuenta kilómetros de Teruel. En la plaza, el viajero contempla, ya ajeno al remordimiento de la deuda que tiene contraída con la voz paterna, el ayuntamiento gótico-renacentista y la colegiata barroca en una mañana soleada.
De 'El viaje de mi padre' hay que decir que no es una novela más sobre la Guerra Civil. Carece de la lectura ideológica de segunda o de tercera mano que ha sido más que frecuente en las obras que ha generado la moda de la llamada 'memoria histórica'. Ya el mismo hecho de que el padre del escritor luchara en el bando de los vencedores es un aspecto que juega a favor de una objetividad moral que no ha sido la nota habitual en el tratamiento de ese tema. Cronológicamente el recorrido del autor se inicia en enero de 2024 y finaliza en julio de ese mismo año. La elección de esas fechas estacionales obedece a una voluntad de honestidad y fidelidad en la mirada del hijo que queda expresada en la misma dedicatoria: «A los que perdieron la guerra civil española, de uno y otro bando».
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'Huríes' Kamel Daoud
La voz de las víctimas
Jon Kortazar
Un detalle abre esta estremecedora novela. A la protagonista, llamada Aube y antes Lubia, le han seccionado el cuello. Esa herida de su garganta define su personalidad. Ha sufrido en la guerra civil de Argelia y se ha quedado sin voz, trasunto de la prohibición de hablar en los medios públicos de esa guerra. La protagonista es un símbolo de la situación social: sufrimiento sin voz. Por la profunda y exacta descripción de una situación social encarnada en las víctimas, Kamel Daoud recibió el Premio Goncourt de 2024.
Esa mujer sin voz se dirige a la niña que espera, y la novela se convierte en un fresco en el que la pendiente social y la vertiente íntima casan en una narración con múltiples puntos de vista. En la segunda parte Aube viaja en la furgoneta de un vendedor de libros que se salvó de la muerte. Y a pesar de la prohibición de hablar, recuerda las masacres con exactitud trágica. Una mujer que fue secuestrada por los islamistas y que se encuentra en una tierra de nadie, repudiada por todos, compone la tercera voz.
Desde esa pluralidad e inestabilidad Kamel Daoud busca lo imposible: dar voz a una generación a través de las víctimas componiendo un tejido simbólico de varias capas (la novela comienza cuando se prepara el Día del Sacrificio: la fiesta del degüello de los corderos). Ha sido prohibida en Argelia y así se cierra el círculo de 'Huríes': una novela vetada, sin voz, da voz a las víctimas del terror en la guerra civil argelina.
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'Auge y caída del conejo' Bam Andrés Barba
Un conejo muy complejo
Iñaki Ezkerra
'Auge y caída del conejo Bam', del escritor madrileño Andrés Barba, es una original novela poseedora de un tono llano y una estructura lineal de relato que en realidad es una fábula sobre el liderazgo social y político encarnado en Bam, el animalito al que alude el título del libro. Barba retoma el género que cultivaron Esopo, Samaniego o el Orwell de la 'Rebelión en la granja' para estirarlo de una manera irónica y no menos brillante hasta las casi dos centenares de páginas gracias al truco humanizador que aplica no ya solo al héroe de la historia, el conejo Bam, sino al narrador en primera persona, que no es otro que Copito, su compañero, discípulo y gran difusor de su legado, que tuvo la gran fortuna de conocerlo cuando acababa de ser abandonado por «aquellos que sin duda le querían», como repite de una manera recurrente al hablar de sí mismo, de su desamparo y su miedo.
Ese miedo a ser atrapados por los cazadores, al frío, a la enfermedad o al 'crecimiento imparable de los dientes' se nos dibuja como una desenfadada alegoría de los terrores que atenazan a la sociedad actual. Copito traza un retrato complejo y contradictorio del 'mesías' al que seguirá hasta sus últimos momentos e inicia su narración cuando este ya ha muerto y se ha convertido en mito entre los huéspedes de la pradera y la Gran Madriguera, que son los espacios en los que se desarrolla la acción del libro. Como todo líder, Bam tiene varias caras, entre ellas la de quien libra a la comunidad de un mal del que a la vez se sirve para ejercer su carisma.
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'Tierra quemada' Paul Thomas Chamberlin
Una revisión completa de la II Guerra Mundial
Julio Arrieta
La Segunda Guerra Mundial es el conflicto más estudiado de la historia. Sin embargo, explica Paul Thomas Chamberlin, profesor de la Universidad de Columbia, que a pesar del volumen bibliográfico del que dispone sobre el asunto, a la hora de preparar sus clases tiene dificultades para «encontrar lecturas académicas que ofrezcan interpretaciones nuevas y desafiantes» sobre este conflicto «en un nivel internacional amplio. La gran mayoría de las historias se ajustan esencialmente a la interpretación de la 'guerra buena' que surgió en la década de 1950», que la presenta como una lucha noble de naciones democráticas contra fascistas, minimizando los papeles centrales de la Unión Soviética y China, «ninguna de las cuales encaja claramente en la dinámica de democracia versus fascismo». 'Tierra quemada' se presenta como una ambiciosa revisión completa de la Segunda Guerra mundial, que, escribe el autor, «fue más bien una inmensa guerra racial y colonial marcada por atrocidades salvajes en la que imperios rivales lucharon en enormes extensiones de Asia y Europa». Es un planteamiento muy discutido que no ha gustado a todo el mundo -«Chamberlin nos ofrece un progresismo de nivel parodia aplicado a la historia», dice una reseña en el británico 'The Critic'-, pero no se puede negar que Chamberlin lo sostiene con profundidad, mostrando la complejidad geopolítica del periodo que moldeó y dio paso al mundo de la Guerra fría.
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'La utilización política de la Biblia' Rafael Aguirre
La Biblia como bandera
Pedro Ontoso
El funeral por Charlie Kirk, el líder MAGA asesinado el 10 de septiembre en Utah, fue un ejemplo del maridaje de la política norteamericana con la expresión más reaccionaria del cristianismo. El secretario de Estado, Marco Rubio, comparó a la víctima con Jesús, mientras que el vicepresidente, J. D. Vance, lo definió como «un mártir de la fe». Donald Trump prometió devolver la religión a Estados Unidos: «Sin fronteras seguras, sin ley y sin Dios, no hay país», dijo convencido de que está protegido por una armadura divina. La intervención política de la religión.
El auge del nacionalismo religioso y patriótico es una de las constataciones que aparecen en el libro 'La manipulación política de la Biblia' (una segunda edición actualizada), del catedrático de Teología Rafael Aguirre Monasterio. Dedica todo un capítulo a EE UU y a Trump, influenciado en su adolescencia por un pastor protestante en el «pensamiento positivo» (si crees algo, lo lograrás), un rechazo a la predestinación calvinista, que está en la base de la «teología de la prosperidad» (premio divino a los méritos individuales), tan querida por el movimiento evangélico.
Los evangélicos en EE UU se consideran los garantes del espíritu cristiano de la nación, escribe Aguirre. Y tienen mucha fuerza. Lo alarmante es que detrás hay un proyecto político auspiciado por centros ideológicos que utilizan la fe. Una alianza de los evangélicos más fanáticos con el trumpismo y con el catolicismo más integrista. Los evangélicos son aliados de la Casa Blanca para defender el Estado de Israel a partir de una lectura bíblica y establecer la capital en Jerusalén.
El autor, reconocido biblista, analiza el uso y manipulación de la Biblia en otros cuatro escenarios como el 'apartheid' en Sudáfrica, los conflictos políticos latinoamericanos, el Reino Unido y el caso de Israel, con claves valiosas para entender lo que está pasando en aquella tierra ensangrentada. «El extremismo político en Israel ha ido de la mano del mayor peso del sionismo religioso y de su lectura de la Biblia fundamentalista, xenófoba y supremacista», escribe. También alerta de los peligros que acechan al judaísmo.
El hilo conductor del libro es la tradición bíblica del Éxodo, que ha sido utilizada para sostener causas políticas enfrentadas. Porque, como sostiene Aguirre, la Biblia es un libro profundamente político. Su trabajo se convierte en un análisis profundo que muestra su influencia en la política moderna. El ensayo sirve para visualizar que lo religioso y su significado político están en el primer plano de la agenda internacional, y lo que nos jugamos es mucho. Algo que no terminan de ver la mayoría de los partidos. Los análisis miopes revelan un desconocimiento del factor religioso, que puede ser un elemento de fractura, pero también una herramienta de diálogo.
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¿Qué pasa con Baum? Woody Allen
Balas sobre Baum
Pablo Martínez Zarracina
Woody Allen debuta en la novela con 89 años y un protagonista reconocible. Se trata de un escritor judío, neurótico y narcisista que adora Nueva York y no entiende por qué los críticos encuentran su trabajo plúmbeo y pretencioso mientras avanza en un nuevo libro titulado 'Desesperación'. Como si fuesen necesarias más conexiones, el nombre del novelista es Asher Baum y 'baum' significa 'árbol' en alemán mientras que 'woody' significa 'de madera' en inglés. A lo largo de la novela, el protagonista habla solo enredándose en conversaciones que lo ponen a gesticular como un demente. En uno de estos diálogos se pregunta a sí mismo qué diablos le asusta tanto. «Me dan miedo el tiempo y el espacio», se responde.
Baum vive en el campo con su tercera mujer, Connie, que a su vez recuerda a Mia Farrow por su familiaridad con Beverly Hills, su amor por el campo, su cercanía biográfica con «hombres interesantes» y, sobre todo, por su hijo Thane, un joven escritor que ha publicado una novela de éxito y está a punto de convertirse en la estrella del momento. Además de brillante, patricio y políticamente concienciado, Thane es muy atractivo. A Baum le recuerda a Alain Delon y al lector, automáticamente, a Ronan Farrow, el periodista que destapó el caso Weinstein y se puso del lado de su madre cuando acusó a Woody Allen de abusar de la hija adoptiva de ambos. Para cerrar el juego de espejos, en la novela una periodista asiática va a publicar un artículo revelando que Baum se abalanzó sobre ella como «un misógino y un depredador». El protagonista comienza a sudar cuando su agente le deja claro que, hoy en día, una acusación es «como una condena».
Lo autobiográfico ocupa un lugar extraño en '¿Qué pasa con Baum?'. Su presencia es, como se ve, constante, pero Allen parece aspirar antes a la pulla, a la referencia corrosiva, que a la aproximación reveladora a lo vivido. En el fondo, su intención parece más bien la de contar de nuevo la historia de un escritor hipocondriaco y neoyorquino concatenando chistes más o menos efectivos proclives a la angustia existencial, las referencias culturales y la aparición de nazis de uniforme.
Hay momentos en que el método vuelve a funcionar y momentos que parecen en cambio rescatados por economía creativa de antiguos cuadernos de notas. La mayor parte del tiempo se impone la incómoda sensación de estar ante un autor que se imita a sí mismo. Es en la disección del odio que el protagonista siente hacia el insufrible Thane, y en la venganza en que ese odio cristaliza, donde la novela alcanza la mayor intensidad y deja ver lo que probablemente tiene detrás: una película que nunca se rodará y, en lugar de al olvido, ha ido a parar a la imprenta.
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'Calliope' Michael McDowell y Tabitha King
La niña perdida que escuchaba secretos
Óscar Beltrán de Otálora
El año pasado, uno de los grandes éxitos de ventas fue 'Blackwater', de Michael McDowell, esa historia de terror sureño con unas portadas espectaculares a cargo de Pedro Oyarbide. La saga había sido publicada por primera vez en 1983, pero, por cosas de la vida, su reedición despertó pasiones en miles de lectores.
McDowell no disfrutó del éxito, ya que había fallecido en 1999. Dejó incacaba 'Calliope', una obra que terminó Tabitha King, la mujer del maestro Stephen King. La novela es muy recomendable, tanto para los fans de 'Blackwater' como para quien quiera descubrir el muy personal universo de McDowell, guionista de Tim Burton en 'Beetlejuice' y en 'Pesadilla antes de Navidad'. Son dos buenas pistas para hacerse una idea del 'mundo McDowell'.
'Calliope' comienza con el asesinato de un empresario en la Nueva Orleans de los 50, pero enseguida se convierte en la biografía de la hija de la víctima, una niña inadaptada refugiada en un hotel perdido de Florida. En esa mansión a orillas del mar hay demasiados secretos para una adolescente a la que apodan 'Dumbo' por sus soplillos y que es capaz de escuchar voces prohibidas para los demás. Calley es una especie de Cenicienta del gótico sureño, pero pasada por el filtro de Edgar Allan Poe y del propio Tim Burton. Stephen King dijo del autor que era el escritor más refinado de Estados Unidos. Era un elogio nada desencaminado.
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'Comerás flores' Lucía Solla Sobral
Amor desigual
Íñigo Beraza
Una de las ventajas de leer una obra de un autor novel es, además de su frescura y capacidad de sorpresa, la urgencia genuina que la impulsa. Más que obedecer a las modas del mercado, surge de la necesidad de contar una historia auténtica, lo que se traduce en una intensidad y valentía muy valorada por los lectores. Con ese impulso irrumpe en el panorama literario Lucía Solla Sobral, gallega de 36 años afincada en Oviedo. 'Comerás flores' ahonda en los esquemas del amor desigual y el maltrato psicológico en pareja. Escrita en primera persona, da voz a Marina, una joven recién graduada que acaba de perder a su padre. Honesta pero todavía inmadura, conoce a Jaime, un hombre carismático y triunfador, veinte años mayor que ella, que vive con una hija de la edad de Marina. Ambos inician una relación tan intensa como perturbadora.
Con un estilo lírico particular muy logrado, logra transmitir con ritmo uniforme honestidad emocional, aunque en algunos pasajes se percibe cierta reiteración. Los protagonistas están bien definidos: ella no es una heroína perfecta y él evita caer en la caricatura. 'Comerás flores' es un debut interesante y prometedor. Deja la sensación de que Lucía Solla posee capacidades y habilidades narrativas para seguir creciendo. Como lector, uno cierra el libro con el deseo de acompañarla en su próximo salto creativo, esperando que se arriesgue más, porque talento tiene para ello.
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'El sueño del jaguar' Miguel Bonnefoy
Realismo mágico desde Europa
Elena Sierra
Hay que empezar por una confesión lectora: no me va mucho el realismo mágico posmoderno europeo. Tengo la sensación de que se utiliza para alargar muchísimo las historias, para romantizar casi todo -incluso lo que no tiene nada de romántico, si entendemos por romántico lo amoroso/sexual- y para realizar algunas piruetas con el lenguaje que a menudo no aportan gran cosa -ni tan siquiera sorpresa en las imágenes, en las metáforas- y que está muy lejos del origen del género, que nace en otras latitudes, en sociedades muy distintas, con miradas, tradiciones y creencias diferentes.
Dicho esto, si un autor o una autora de por aquí decide escribir una novela recurriendo al realismo mágico, lo que hay que pedirle es que lo sostenga, que se comprometa con el recurso, que no dé bandazos. Y bueno en ese sentido, la última de Miguel Bonnefoy cumple con creces: 'El sueño del jaguar' recorre un siglo de historia de Venezuela con esa mirada entre la leyenda, el sueño y la fascinación que alimentan realidades locales y sociales como un reventón de petróleo que lo baña todo -y todo lo cambia- o una sucesión de revoluciones -que lo intentan-.
Además, Bonnefoy escribe en corto, poco más de 260 páginas, y a un género tan intenso esta extensión le sienta realmente bien. Vamos, que se puede recomendar. De hecho, el libro viene precedido de un gran éxito en Francia, país natal del autor, que es hijo de chileno y venezolana.
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