Basilio Martín Patino no fue solo un cineasta rebelde, que puso nervioso a Carrero Blanco con su película 'Canciones para después de una guerra' (1971), ... sino un pensador que discurría en la imaginación y en la vida cotidiana por salvar su independencia, mientras alimentaba los sueños de la utopía. Rebelde con la industria, supo forjar su rebeldía en hacerse dueño de un lenguaje distinto y unas herramientas de expresión que no condicionaran sus principios. Dice Javier Tolentino, periodista y amigo del cineasta, que el autor de 'Nueve cartas a Berta' era un filósofo y un poeta. Lo dice en un primoroso libro dedicado ahora al cineasta salmantino (Cátedra, 2023), donde se aprecia su personalidad poética y su aguda inteligencia. Una inteligencia que le ayudó a liberarse de una educación tradicional en una ciudad levítica.
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En Salamanca estudió Patino Filosofía y creó un cine club universitario en 1953, para despertar en un país donde estaba clausurada la libertad de pensamiento. Por aquel cine club, con más o menos habilidad, se colaron películas, ideas y noticias del mundo que ayudaron a respirar y pensar de otro modo. Martín Patino volvería a Salamanca en 1955, como promotor de las famosas Conversaciones, encuentro que reunió a cineastas que han marcado la ruta del cine del último medio siglo. Diez años después presentó en el Festival de Cine de San Sebastián 'Nueve cartas a Berta', memoria de la modernidad fílmica.
Tolentino, salmantino como Basilio, escribe desde el fervor y el favor de haber vivido con él horas de charla sobre filosofía, cine y poesía. Y a través de esa mirada testimonial, no solo hace un recorrido sobre el conjunto de la obra cinematográfica de Martín Patino, sino que ofrece pormenores de su conducta intelectual y vivencias por sobreponerse al aislamiento con que el mercado del cine castigó al rebelde. Un rebelde con una mirada amplia de la realidad, que le llevó a recoger y coleccionar, con tiento y mimo de etnógrafo, instrumentos, telares y artilugios de cine.
Un libro este que es como la novela de vida de un cineasta «testarudo y travieso». Como sus amigos Aníbal Núñez ('No se matan los sueños con la muerte') o A. García Calvo ('Libre te quiero', convertida en película), Patino soñó con lo imposible. Lástima que no llevó a cabo su proyecto de película sobre Unamuno. Lo habría bordado.
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