Desventajas de una vida más larga
Medicina ·
El gran aumento de la longevidad se ha convertido en un asunto crucial de salud públicamauricio-josé schwarz
Viernes, 16 de octubre 2020, 22:05
En el año 1800, y probablemente durante todos los años previos de la historia humana, la esperanza media de vida a nivel mundial ... era de unos 29 años, aunque hay datos de que podía ser incluso menor. Hoy en día, es de 72 años. Vivimos más del doble de nuestros ancestros… más de una segunda vida de la que ellos disfrutaban.
Esto no significa que no hubiera personas de edad muy avanzada, solo es una indicación estadística de que en el pasado había una enorme mortalidad infantil. El 27% de los niños no alcanzaban su primer cumpleaños y el 46% no llegaba a cumplir los 15. Estas cifras fueron más o menos iguales en todo el mundo desde la antigüedad (hay estimaciones desde el año 400 adC) hasta fines del siglo XIX, fuera en la antigua Grecia, en Japón, en las culturas americanas, la Inglaterra medieval o la Europa renacentista. Esto significa que aproximadamente solo el 25% de los niños nacidos alcanzaba la edad reproductiva. En comparación, actualmente la mortalidad antes de cumplir año, en un promedio mundial, es del 3% y la de antes de los 15 de 4,5%.
Del mismo modo, las personas mayores, los ancianos, eran un porcentaje muy pequeño de la población, y no superaron el 6% del total hasta los últimos años del siglo XX. Para ejemplificarlo, desde 1950, la población total se ha triplicado, pasando de 2.500 millones a 7.500. En ese mismo lapso de tiempo el número de personas mayores de 65 años se ha más que quintuplicado, de 129 millones a 693, y el de mayores de 80 casi se ha multiplicado por 10, de 14,7 millones a 141.
Este notable cambio demográfico es, por supuesto, producto conjunto de las políticas sociales modernas y de los avances científicos y médicos no solo en términos de medicamentos y tratamientos para distintas afecciones, sino en una aproximación más científica a la nutrición, el ejercicio, la vida más sana y las prácticas de higiene, que evitan numerosas afecciones antes consideradas propias de la edad avanzada.
La presencia de más personas mayores en la sociedad implica nuevos desafíos porque, a pesar de los avances, la edad implica un declive físico y, muchas veces, cognitivo, que sin llegar a ser patológico como en el Alzheimer, exige nuevas aproximaciones al tratamiento de esa población. Los problemas comunes de la edad avanzada se convierten así en asuntos de salud pública.
En EE UU, por ejemplo, se calcula que un 92% de las personas mayores tienen al menos una afección crónica de salud y el 77%, al menos dos. Problemas cardiacos, hipertensión, diabetes, cáncer e ictus son los más comunes. Estos problemas pueden ocurrir a cualquier edad pero proporcionalmente son más comunes entre la gente mayor.
De los problemas cognitivos, sin duda alguna el más temible es la demencia, que puede adoptar formas más bien benévolas pero que se convierte en una terrible carga para la víctima y para su familia cuando adopta la forma de la enfermedad de Alzheimer, afección degenerativa y progresiva que va erosionando las memorias y el sentido de la individualidad, del yo mismo, de quien la padece. Se calcula que una de cada 10 personas mayores de 65 años padece Alzheimer, y va en aumento hasta un 32% de todos los mayores de 85 años. Pero esto también significa que 9 de cada 10 mayores de 65 y 7 de cada 10 mayores de 85 no tienen ese trastorno cognitivo.
En medio siglo el número de mayores de 80 años en el mundo se multiplicó por diez
Problemas mentales
La demencia no es el único problema mental que se agudiza en la edad avanzada. Según la Organización Mundial de la Salud, más del 15% de los adultos de más de 60 años de edad padece algún trastorno mental o de comportamiento. Pero no se trata forzosamente de problemas fisiológicos. Una afección común es la depresión, que afecta al 7% de la población de mayores, y que puede tener sus raíces en numerosas situaciones familiares, sociales y de salud relacionadas o no con la edad. De nuevo, ello nos deja con un 85% de personas mayores con plena salud mental.
También son comunes las lesiones físicas. La degeneración de huesos y articulaciones facilita que se produzcan caídas y, al mismo tiempo, provoca que las consecuencias de una caída puedan ser mucho más graves. Lo que en un joven es un tropezón del que puede levantarse sin más consecuencias, en una persona mayor puede representar uno o más huesos rotos. La prevención de estas lesiones parte de una mejor salud ósea, más ejercicio, educación y el uso de apoyos varios para evitarlas, como bastones y andaderas.
Otro problema frecuente, no asociado directamente a la edad pero sí a las circunstancias que rodean el envejecimiento, es la desnutrición, que puede ser resultado de la demencia (en la que la víctima simplemente se olvida de comer), la depresión, el contacto social reducido, la falta de movilidad y otras causas. Los cambios en la dieta y la supervisión son dos formas de prevenir esta consecuencia.
Los sentidos, en particular la vista y el oído, decaen con la edad para muchas personas. En EE UU, uno de cada seis adultos mayores tiene problemas de vista y uno de cada cuatro sufre disminución notable del oído. Aunque muchos de estos trastornos son hoy fáciles de tratar, hay algunos como la degeneración macular asociada con la edad, donde pierde capacidades la zona de la retina responsable de la mayor agudeza visual (la mácula) que son mucho más incapacitantes y para las cuales aún no hay curas efectivas.
Estas consecuencias indeseables de un éxito tan notable como es el de darnos a nosotros mismos una vida más larga, representan un reto para la ciencia y la medicina. Este desafío se va superando, aunque lentamente: que esa vida más larga sea de más calidad. Muchas personas mayores hoy en día no se ven tan limitadas y sometidas a sufrimientos y aislamiento como lo estuvieron las del pasado, que no tenían tratamientos ni alivio para muchas consecuencias de la edad. Aún así, queda un largo camino por andar para que los jóvenes de hoy puedan ser, el día de mañana, jóvenes de edad avanzada en vez de ancianos.
El estereotipo del anciano
Existe una percepción según la cual todas las personas de edad avanzada sufren discapacidades mentales y físicas, un estereotipo de anciano indefenso, de mente nebulosa y exigencia incesante de atención médica que resulta injusto para una enorme cantidad de personas de edad avanzada que mantienen intactas sus facultades cognitivas e incluso una excelente condición física, como lo demostró el cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger, cuando poco más de un mes después de someterse a cirugía para reemplazar una de sus válvulas cardiacas, a los 76 años, subió a las redes sociales un vídeo de un ensayo bailando con la energía que siempre lo caracterizó. Jagger, por cierto, tuvo a su octavo hijo a los 73 años.
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