Las caras del impostor
Tom Ripley ·
El personaje creado por Patricia Highsmith, que protagoniza cinco novelas, ha sido llevado a la pantalla varias vecesDe vez en cuando Netflix produce buenas películas y series, incluso muy buenas, como es el caso. Me refiero a la serie 'Ripley', resuelta en ... ocho capítulos. Lleva la firma de Steven Zaillian, que contaba con un notable precedente, la también serie breve 'The Night Of'. El personaje que da nombre a la serie es, por supuesto, Tom Ripley, la poliédrica y torva criatura literaria que dio a luz la gran Patricia Highsmith. Es una nueva adaptación (la tercera) de 'El talento de Mr Ripley', que fue la primera novela en que aparece el resolutivo Tom.
La serie es puro cine negro. La brillante fotografía en blanco y negro de Robert Elswit no es un capricho estético, sino una elección moral para mostrar con detallismo minucioso, que es uno de sus mejores logros en largas secuencias en tiempo real, las puestas en escena de las trabajosas maquinaciones de Ripley y su resolución de los atolladeros que se le presentan. La constante presencia de escaleras de muchos peldaños (agobiantes y humorísticas en el hermoso pueblo de Atrani) es una buena metáfora de esas tribulaciones y de lo esforzado que puede ser el crimen. La espléndida fotografía muestra con una belleza apabullante las localizaciones italianas, ambientadas en 1961, de Atrani, Nápoles, Roma y Venecia.
Andrew Scott encarna a un perfecto Tom Ripley. Su inquietante rostro con mirada de fijeza serpentina trasluce, más que sus antecesores en ese rol, que estamos ante alguien inmoral y sociópata que no duda en asesinar para conseguir sus objetivos o resolver problemas.
Vayamos a la base y al comienzo de Tom Ripley. Patricia Highsmith explica en el interesante documental 'Amando a Highsmith' (en Filmin) que le inspiró para idear al personaje la observación de un hombre joven y solitario que paseaba por una playa italiana al amanecer. Y un antecedente de Ripley se encuentra en Bruno, el psicópata que intercambia asesinatos en 'Extraños en un tren', que fue su primera novela y alcanzó la fama al llevarla Hitchcock al cine. Precisamente, Patricia pudo costearse ir a Europa y por tanto vislumbrar a Ripley con el dinero que recibió por los derechos de adaptación de su novela.
Un antecedente de Ripley se encuentra en Bruno, el psicópata de 'Extraños en un tren'
'A pleno sol' se tituló en la edición española de Anagrama (que ha publicado las novelas de Higsmith) 'El talento de Ripley', que se incluía como subtítulo. Ahí aparece un joven Tom, que es un desclasado y un estafador de poca monta que se busca la vida por Nueva York. El peculiar encargo de un millonario, que quiere recuperar a su hijo, lo llevará a Italia y a forjar sus talentos criminales, que incluyen una gran capacidad para la suplantación de identidad. Patricia Highsmith escribió otras cuatro novelas con el personaje, cuyo virtuosismo criminal se va estilizando. Lo que no cambia es su total ausencia de moral. Ripley no es un asesino por placer ni desequilibrio, sino por puro pragmatismo y ánimo de lucro. Tom, por su origen humilde, anhela el dinero y es un amante del lujo.
'A pleno sol' fue la primera película protagonizada por Tom Ripley. La dirigió René Clément en 1960 con muy buenos resultados. Es una adaptación libre de la novela, sobre todo en el impactante final, pero conserva el espíritu de la obra de Highsmith. A Ripley lo encarna un guapísimo Alain Delon, que potencia la faceta de seductor del asesino. Y de la misma novela es una versión también afortunada: 'El talento de Mr. Ripley' (Anthony Minguella, 1999). En esta ocasión Ripley contaba con la carita de chico bueno de Matt Damon, que hacía una notable creación del lobo con piel de cordero. Ya que otro de los talentos de Ripley es infundir confianza en los demás. Aunque sus motivos para el asesinato no son personales, detesta y desprecia a Dickei Greenleaf, el niño rico (Maurice Ronet en la primera y Jude Law en la segunda) al que todo le ha venido dado por cuna y no lo valora como lo haría una rata de suburbio como él. Lo mata a golpes de remo en la versión original de la novela, con la frialdad con que se aplasta a una cucaracha.
La segunda presencia de Ripley en el cine se debió a la mano de Wim Wenders. Fue 'El amigo americano' (1977), versión de 'El juego de Ripley' (1974). Tom es ya un hombre maduro y se ha convertido en un traficante de arte con el sentido de la ética profesional que es de suponer. Estaba interpretado por Dennis Hopper, que aportaba al personaje su pinta de pirado. Y en la otra versión de 'El juego de Ripley' (Liliana Cavani, 2002), lo mejor de la película era el acierto de que el peligroso Tom fuera John Malkovich.
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