La brillante decadencia de un imperio

Viena comenzó la Primera Guerra Mundial siendo la capital de un gran imperio y la terminó como sede de una pequeña república. Su decadencia política y económica era más que evidente desde el inicio del siglo, pero el brillo cultural del país era enorme incluso en esos años postreros y todavía se prolongó durante los veinte y los treinta, hasta la infame anexión por parte de Alemania.

Tocaba hablar del siglo transcurrido desde la caída de ese Imperio, y el suplemento se centró en algunos de los protagonistas de aquellos años de transición y la herencia que dejó en todos los ámbitos, que se plasmó además no solo en un estilo de vida, sin también en una estética que es perfectamente reconocible.

Usando algunas de las imágenes icónicas de la Viena del primer tercio del siglo XX y una tipografía que imita la que hizo célebre el movimiento de la Secesión, Territorios se vistió de icono cultural de aquel tiempo agitado y vanguardista, que dio lugar a la Escuela de Viena en música y lo que se llamó Espacio de Viena en literatura, y en el que brillaron artistas e intelectuales como Klimt, Kokoschka, Freud, Alma Mahler, Schoenberg, Zweig, Schnitzler, Korngold, Hahn-Neurath, Goedel, Musil, Hoffmansthal y una larga nómina. Qué años aquellos.