Bach para las bodas de plata
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El Cuarteto Casals graba 'El arte de la fuga' y hace que su 25 aniversario gire en torno a esa obra
Es una obra inacabada, no está determinado para qué instrumento o instrumentos está escrita y ni siquiera está definido con claridad el orden en que deben tocarse las distintas partes. Y pese a eso es una de las grandes partituras de la Historia de la Música. Se trata de 'El arte de la fuga' de Johann Sebastian Bach, y es la que el Cuarteto Casals ha elegido para conmemorar su 25 aniversario. El grupo nació en la Escuela Reina Sofía y lo forman los hermanos Abel y Arnau Tomàs (primer violín y violonchelo), Vera Martínez Mehner (segundo violín) y Jonathan Brown, viola.
La primera dificultad a la que tuvo que hacer frente el grupo, explica Martínez Mehner, fue la falta de tradición. España, país de grandes cantantes y solistas instrumentales, no tenía apenas formaciones de cámara estables. «No había ningún referente, así que fuimos pioneros y estamos muy satisfechos de haber ayudado a que otros jóvenes músicos vean que es posible crear un grupo así».
La relevancia de tener un grupo como el suyo es de mayor alcance aún puesto que la existencia de un cuarteto da pie a los compositores locales a escribir obras para ellos. Y eso también ha sucedido en su caso de forma paralela a un trabajo intenso, porque un cuarteto plantea siempre una tarea de gran ajuste entre sus integrantes, lo que no se logra hasta pasados dos o tres años de mucho estudio y ensayo desde su creación.
Ellos han cumplido ya las bodas de plata y lo están celebrando con el álbum que acaban de publicar en el sello Harmonia Mundi, con el que trabajan de forma habitual, y una serie de conciertos. «Después de la integral de cuartetos de Schubert que hicimos para nuestros quince años, y la de Beethoven, para los veinte, abordamos esta música increíble que plantea un diálogo a cuatro con tensión entre lo individual y lo colectivo». Es Jonathan Brown quien lo explica.
La preparación de una obra de estas dimensiones y la toma de algunas decisiones cruciales (por ejemplo, el orden en que se interpretarán las distintas partes) requiere «de muchos ajustes en el calendario, porque hay que tocarlos mucho antes de grabar, y luego ir con ellos a las salas de conciertos para la promoción del disco», asegura el chelista del grupo.
Con esta obra, el Casals añade piezas a un catálogo en el que si algo se echa en falta es repertorio eslavo y centroeuropeo. «En septiembre haremos Shostakovich, que es de quienes nos faltan con quien más nos identificamos», anuncia Brown. Aquí entran también en juego los gustos personales: «En el núcleo del repertorio no hay discusión, y estaríamos encantados de hacer Dvorák, Smetana, Chaikovski y otros, pero también es cierto que en nuestro sello discográfico hay otros cuartetos y debemos tener en cuenta lo que ellos graban», añade.
Los conciertos son otra cosa, sin duda. Y ahí, tras un par de años de auge de la música de cámara, los grupos que interpretan esta música están empezando a notar cambios que no les favorecen. Como explica Vera Martínez Mehner, «durante la pandemia, cuando se abrieron las salas, era muy difícil mover orquestas, así que los grupos pequeños estuvimos muy solicitados». Esa mayor demanda no se ha consolidado. «Ahora muchos organizadores de conciertos de cámara han desaparecido y estamos volviendo al 'star system' porque es este el que llena las salas». De momento, el Casals se ha buscado la mejor compañía para celebrar sus bodas de plata con los aficionados. Bach, nada menos.
