Apóstol de la posmodernidad
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El filósofo francés Jean François Lyotard, de cuya muerte se han cumplido 25 años, caracterizó el tiempo presente como un período de desencanto y declive de los ideales modernosLa posmodernidad es un movimiento filosófico, histórico y artístico que nace a finales del siglo XX y que explora y genera nuevas formas de expresión ... críticas con el racionalismo en las que se exacerba el culto al individualismo. Como período histórico se extiende desde finales del siglo XX hasta el día de hoy y ello implica que aún esté en proceso de definición; en el ámbito artístico transforma las vanguardias anteriores en una estética que refleja el caos generado por la revolución de la información y la tecnología, y como movimiento filosófico indaga en nuevas formas de pensamiento centradas en el crecimiento del individuo a través de la utilización de la tecnología. El pensamiento posmoderno se caracteriza por el desencanto y la abulia generada por el fracaso de la modernidad como corriente renovadora del ideario y expresión de la sociedad contemporánea, a la par que se define como la filosofía de la desconstrucción en la que prevalece el detalle y la fragmentación del pensamiento que consiguen dan un orden al caos. Quebranta la supremacía del sujeto y la razón, se aparta de las prácticas filosóficas e ideológicas europeas procedentes del Siglo de las Luces y reniega de la búsqueda de un sistema racional universal como ocurría en el kantismo y el hegelianismo.
El filósofo, sociólogo y teórico literario francés Jean François Lyotard, de cuyo fallecimiento se cumplieron ayer 25 años (21 de abril de 1998), es uno de los más destacados guías de la posmodernidad, de los movimientos sociales y de la fatiga y postración del pensamiento europeo tradicional. Crítico acerado del positivismo imperante en su época y de la aplicación del método científico y el racionalismo para la obtención de conocimiento objetivo, Lyotard define la posmodernidad como una edad de la cultura, como la época del conocimiento y la información (medios de poder), como el período del desencanto y declive de los ideales modernos y, en definitiva, como la muerte anunciada de la idea de progreso.
Profesor en el Lycée de Constantine (Argelia, 1950-2), en la Universidad de París VIII (1972-8) y en otras muchas universidades internacionales (California Berkeley, Montreal, San Diego, Sao Paulo, Yale, etc.), director fundador y miembro del consejo del Colegio Internacional de Filosofía en París, Lyotard considera que la cultura posmoderna surge propiciada por las nuevas tecnologías que se apoyan en el lenguaje (cultura de la imagen y medios de comunicación), a la par que pone en evidencia que el capitalismo, combinado con la tecnología, coadyuva a la individualización de los sujetos y cambia la valoración de un saber que ya no reivindica el espíritu sino su mercantilización.
En su tesis, 'La Indiferencia como un concepto ético' (1947), se manifiesta ya el desapego a las corrientes de pensamiento tradicionales que más tarde culminará en su ideario maduro. Pero antes, el filósofo francés tuvo una juventud muy reivindicativa e intensa, militando en grupos de izquierda, vinculando su pensamiento al denominado marxismo crítico siguiendo la estela de Maurice Merleau-Ponty, y uniéndose en 1954 al grupo Socialismo o Barbarie, organización política francesa formada en 1948 en torno a la inadecuación del análisis trotskista crítico y en la que destacaba Cornelius Castoriadis. Los desacuerdos con este hicieron que abandonara dicha organización y que se integrara en Poder Obrero durante dos años. Su activa participación en el Mayo del 68 no evitó su distanciamiento, en un primer momento, del marxismo revolucionario, como refleja su obra 'Economía Libidinal' (1974) y, más tarde, del propio marxismo.
Los grandes relatos, con héroes y utopías, han sido sustituidos por otros menores, dijo
Presencia del psicoanálisis
Lyotard dio sus primeros pasos hacia el posmodernismo en la década de los setenta del pasado siglo, generando un pensamiento novedoso y original en el que estaba presente el psicoanálisis. En 1971 obtuvo un doctorado estatal con su disertación 'Discurso, figura' bajo la tutoría de Mikel Dufrenne y ocho años después 'La condición posmoderna' y 'Au juste: Conversations'. Esas obras, junto a 'La Diferencia' (1983) recogieron un ideario caracterizado por un discurso experimental desprovisto del interés por la verdad tras cuestionar otros más tradicionales. Ni el cristiano de la salvación del alma, ni el emancipador ilustrado de la razón y la libertad, ni el de la liberación de la explotación capitalista y de la alienación del trabajo, ni el del enriquecimiento de toda la humanidad mediante el progreso técnico capitalista, ni el de la filosofía hegeliana, conducían a la liberación.
La modernidad no consumó el ideal de progreso que prometió y su fracaso se cimenta, tanto en su acontecer histórico como en dinámicas propias del capitalismo en su conexión con el desarrollo de la ciencia. El conocimiento se convirtió en una forma de discurso, en una fuerza productiva, en una mercancía, y la necesidad de legitimación del saber científico recae entonces en las normas dictadas por el capitalismo. En la condición posmoderna ningún discurso está por encima de los demás y en su lugar se generan juegos del lenguaje cuyos diferentes tipos de frases y vocablos tienen una multiplicidad de usos y significados y su interpretación es variable y única en cada caso.
El fin de los grandes relatos, la incredulidad respecto de los metarrelatos, es la especificidad del pensamiento posmoderno. Lo posmoderno renuncia a la universalización y la fragmentación lo define en la manera de sentir y de pensar. La principal aportación del filósofo francés es la de haber pensado que los grandes metarrelatos de la modernidad, con sus héroes y utopías, son reemplazadas por relatos menores que son una superposición de conceptos, lenguajes y saberes parciales que no son universales y que conviven y se interrelacionan entre ellos. Así se vuelve a manifestar en algunos de sus ensayos posteriores ('La posmodernidad explicada a los niños', 'Hacia el posmoderno', 'Fábulas posmodernas', 'Lo inhumano: charlas sobre el tiempo', etc.). Su temperamento crítico radical, su propensión al cambio permanente y la búsqueda de los desaciertos del modernismo definen a un pensador cuyo ideario recogen sus propias palabras: «A pesar de la nostalgia, ni el marxismo ni el liberalismo pueden explicar la actual sociedad posmoderna. Debemos acostumbrarnos a pensar sin moldes ni criterios. Eso es el posmodernismo».
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