«Con el subidón del éxito, te puedes convertir en un cretino»
Joaquín Reyes presenta en Bilbao su primera novela, protagonizada por un cómico que no le cae especialmente bien
Antes de la entrevista, Joaquín Reyes llama por teléfono a su amigo Aitor, de Basauri. Con él pasó varios veranos en su adolescencia y descubrió « ... una ciudad gris» que ayer le recibió a plena luz. Su primera novela, 'Subidón' (Blackie Books) es la historia de Emilio Escribano, un cómico manchego adicto a los likes en Instagram que se parece lo justo a su creador.
Aunque escribir guiones y monólogos forma parte de su trabajo -también es actor y dibujante- no se había planteado una novela hasta que se lo propuso su agente, Mónica Carmona. Empezó hace cuatro años y se lee «en lo que dura una película. ¡Ya dirá la gente!», se ríe. «Escribir es reescribir, podar, encontrar tu voz, huir de artificios...». Es un lector exigente, le apasiona la literatura rusa, y mira con lupa las palabras, incluso se inventa algunas.
Leyendo esta novela aprendemos conceptos como 'trofollata' (pedir demasiada comida a sabiendas en un restaurante italiano) y 'sopistant' (quedarse traspuesto). Hijo de maestros, cree que «el lenguaje se ha empobrecido, y el discurso público también. Te das cuenta si echas la vista atrás, no hace falta mucho, y oyes cómo hablaba la gente». En la escuela «se incentiva poco la creatividad».
- ¿Qué tiene en común con Emilio Escribano, aparte de ser manchegos y cómicos de éxito?
- No soy yo, hay mucha ficción, pero hay defectos del personaje que veo en mí. Como no me cae especialmente bien, quería tomar distancia. Le oí hablar a un escritor, no sé si era Borges, de la contravida. Lo que escribes es lo que pudo ser tu vida y no fue.
Escribano empezó actuando para dos personas en un pueblo de Toledo, pero ha triunfado y se lo tiene muy creído. Aun así, se sale del estereotipo. «Es tontísimo y luego brillante. Infantil, egoísta e inseguro, pero sabe desenvolverse». Reyes también ha vivido el «subidón» del éxito, «cuando ves que tú trabajo gusta y empiezas a tener pretensiones. Pierdes la perspectiva y te puedes convertir en un cretino. Es importante mantener amistades y relaciones con gente que te conocía de antes».
- ¿A usted también le agobian los fans?
- No, no. Lo que quería contar es que a veces estás tentado de no ser amable con la gente porque piensas que estás por encima. Llega un momento en que incluso las adulaciones pueden molestar, y eso me parece el colmo.
Le gusta escribir sobre lo que conoce, «la mezcla entre costumbrismo y humor absurdo». Su segunda novela tratará sobre el arte contemporáneo. De la Facultad de Bellas Artes de Cuenca salió una excepcional promoción de cómicos. Ernesto Sevilla, Carlos Areces, Raúl Cimas... Era una facultad «muy poco academicista, que incentivaba que tuvieras un discurso». Pronto se cumplirán veinte años del primer programa de 'La hora chanante', «el 20 del 2 de 2002. Pretendíamos hacer algo distinto y a todos nos ha ido bien. Me siento muy orgulloso de mis amigos».
- ¿Hará una parodia de Iván Redondo o ya la ha hecho él?
- (Ríe). Yo nunca le había oído hablar y es increíble. Esa parodia tiene que caer.
Programa para hoy
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'El humor de Pardo Bazán'. Sala Filarmómica, 19.00 horas.
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Óscar Tusquets. Con Luz Sánchez Mellado en el mismo espacio (20.30 horas).
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