Steve Paxton vuelve a bailar en La Alhóndiga

Para los que no saben situar a este creador nacido en Arizona en 1939, baste decir que es uno de los precursores de la danza contemporánea, iniciador del 'contact improvisation', movimiento que improvisa a partir del contacto físico entre dos cuerpos. Paxton es uno de esos artistas que en las décadas de los sesenta y setenta comenzó a investigar y proponer una nueva manera de moverse, partiendo de otra manera de observar el movimiento y de trasladarlo al arte. Y esa manera de hacer ha prendido en creadores de todo el mundo.

Paxton es el artista del «gesto cotidiano», resalta Fiadeiro. Y esto, que en principio puede sonar a poca cosa, significa mucho más: «Es traer el cuerpo a tierra, señalar lo que de ciudadano hay en el bailarín y hacer la danza mucho más accesible, porque se ve que está en todos los cuerpos. El cuerpo es un territorio en estado bruto, un territorio muy rico para reflexionar sobre la condición humana, por ejemplo». La conciencia del cuerpo que Paxton tiene y que introdujo en la danza, explica Pérez, es «una mirada muy especial que habla de coreografías que vemos y hacemos todos lo días. Son las coreografías de lo cotidiano». Son el reflejo del nexo entre la danza contemporánea y lo real, «y ese es el objetivo de la exposición, mostrar que no es algo lejano». De hecho, la muestra que se inaugura el jueves invita a los visitantes a moverse, a imitar los pasos, a «activarse y accionar», en un ejercicio casi performativo.

Una de las preguntas «más importantes» que Paxton se hizo fue «qué hace nuestro cuerpo cuando no es consciente de sí mismo». La respuesta fue que «todos tenemos hábitos inscritos en nuestra práctica diaria y no somos conscientes. Cuando andamos, cuando nos sentamos, cuando leemos...», enumera el comisario, que muestra vídeos de las actuaciones del creador como respuestas en movimiento a las preguntas que estructuran la muestra. 'Steve Paxton. Drafting Interior Techniques' es un archivo visual de la trayectoria del artista, cosa que no ha sido tan fácil lograr. «Su trabajo es la improvisación, y no guarda nada, no tiene archivo». Tuvieron que pedirles a familiares, amigos y colaboradores sus grabaciones. «Hacer ese trabajo fue parte de la razón por la que aceptamos el reto, porque como herederos de su trabajo queríamos retribuirle lo que somos».

Observar el gesto cotidiano sirve para comenzar a ver lo que hacemos de forma irreflexiva «introduciendo reflexión en todos esos gestos diarios. Eso implica desacelerar, estar atento, repensar... y eso es un gesto político tan necesario hoy como lo fue en los años sesenta». Paxton rompió también con la idea de la danza como algo vertical, piramidal, organizado, y la planteó como «horizontal, de diálogo, más de comunidades y colectivos que de oganizaciones». Esas lecturas también son aplicables a lo social, dice Fiadeiro: «Tiene mucho que ver con una sensibilidad actual en la sociedad capitalista, consumista y antropocéntrica. El trabajo de Paxton reduce la arrogancia del ser humano, que no es el centro del mundo sino una parte».