La seducción de las piezas decorativas
Para conmemorar el centenario de la muerte del barón ayer se inauguró 'Tesoros de la colección de la familia Thyssen-Bornemisza', que permanecerá abierta hasta el 23 de enero. Se trata de veinte piezas de orfebrería, escultura, pintura, tallas en cristal de roca y un extraordinario baúl de viaje del siglo XVIII con 66 accesorios en su interior. La muestra es la segunda que la pinacoteca organiza para homenajear a su fundador.
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Francesca Thyssen-Bornemisza, hija del aristócrata, ha prestado la mayoría de las obras. «Las artes decorativas eran una parte importante de la colección de mi padre», dijo. Francesca aseguró que a su progenitor le gustaba tener su colección de orfebrería de Núremberg ante su escritorio, para «contemplarla todos los días».
Durante la presentación de la muestra, la comisaria y jefa de Pintura Antigua del Museo Thyssen, Mar Borobia, explicó que, aunque la pintura es la «esencia» dentro de la colección Thyssen-Bornemisza, su fundador comenzó en la década de 1920 a coleccionar diversos objetos, como joyas renacentistas, mobiliario, tapices y alfombras, que llegaron a «tener un peso importante» dentro de los fondos.
En este contexto, ha destacado que los objetos artísticos han formado parte de la familia Thyssen de dos maneras «muy especiales»: una en Villa Favorita, donde sirvieron en muchas ocasiones para contextualizar las pinturas; y también dentro del ámbito privado, porque «formaron parte de su vida diaria».
«Cuando el museo abrió en 1992 nos vimos sorprendidos por un gesto de generosidad por un préstamo del barón, con objetos que enriquecían la presentación de lo que iba a ser este museo en Madrid», recordó Borobia, destacando que la devolución del préstamo se produjo en 2002.
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«Todas las piezas estuvieron en 1992 y fueron seleccionadas por el barón para ese momento tan especial, salvo las tres piezas de cristal, que están por primera vez en Madrid», aseguró.
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