Para llegar lejos en política no es obligatorio ser un gran orador (ahí está Rajoy: «Ya si eso y tal»). Pero desde luego la labia ... ayuda. Y en esto Barack Obama es un superdotado. Su privilegiada fluidez verbal y su peculiar 'swing' discursivo le ayudaron a convertirse en el primer presidente negro de Estados Unidos. Y ya en Netflix, donde le estoy siguiendo admirada como narrador de la serie documental 'Our Great National Parks', el hombre está que lo tira.

Publicidad

Ahí explota a sus anchas esa voz persuasiva hasta rozar lo sexy y ese discurso suelto, natural, teñido de buen humor y tremenda convicción ecologista. Yo no descartaría que Obama aspirara a sustituir algún día al gran David Attenborough como embajador de la fauna salvaje. No tiene el impecable acento británico ni las horas de selva que acumula Attenborough, pero ha vivido muchos años en la jungla de la alta política y a estrategias de supervivencia no le gana ni el guepardo de la sabana. Su serie además ofrece unas llamativas imágenes capaces de impresionar al más curtido espectador, ese que ya ha visto siete veces el desternillante cortejo del ave del paraíso. Aquí el corazón se acelera al contemplar a esos blanquísimos lémures que brincan o más bien vuelan sobre las crestas rocosas de un parque de Madagascar afiladas como lanzas. Algunos, con sus crías a la espalda. Sorprende su habilidad y pericia para no acabar desmembrados. Pero Obama lo mismo te vende a los lémures saltimbanquis que al estirado guanaco de la Patagonia chilena...Y se lo compras. Apóstol del buen rollito, pone el acento en lo positivo igual que cuando anunciaba lo bien que le iba a ir al mundo con él al mando. Tal vez un documental tan optimista sea otra forma de ficción, pero viéndolo consuela pensar que aún tenemos remedio.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad