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Ángela de la Cruz: «Necesitamos humor para sobrevivir»
Conocida por romper los bastidores de los cuadros, la artista expone 25 obras en Azkuna Zentroa que aluden a incendios en Londres y a personas sin hogar
El estudio de Ángela de la Cruz en Londres está muy cerca de la Grenfell Tower, un rascacielos de 24 pisos de viviendas ... en su mayoría de alquiler que ardió el 14 de junio del año pasado debido a su mal estado de conservación. La artista gallega (La Coruña, 1965), residente en la capital inglesa desde 1989, no pudo entrar a su lugar de trabajo en las dos semanas siguientes por los desperfectos que causó en el barrio. Vivió en ese tiempo rodeada de personas a las que el incendio había dejado en la calle, donde tenía su ropa y su comida, y de niños que no podían ir a la escuela porque la habían cerrado.
De esa experiencia nació 'Crate (Burgundy)', un archivador de 1,60 metros de alto -una dimensión humana- abollado y luego pintado minuciosamente de granate según las órdenes de esta creadora que ganó el Nacional de Artes Plásticas en 2017. El espectador se encuentra con esta pieza nada más entrar a la exposición que Azkuna Zentroa abrirá el viernes al público con el título de 'Homeless', palabra que se refiere en inglés a las personas sin hogar. El archivador está vacío por dentro, sólo queda la estructura dañada, como en la torre Grenfell, y debajo hay un cajón donde podrían estar los papeles del Brexit.
«Vivo en la realidad, con la gente de la calle. Estoy abajo y trabajo desde esa posición, nunca desde lo alto de la montaña», explicaba este miércoles a este diario De la Cruz. En la presentación de esta muestra, que reúne 25 obras de la artista desde 1996, estuvo la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Bilbao, Nekane Alonso, y el director del Azkuna Zentroa, Fernando Pérez, que aludió a las piezas «que se quiebran y se retuercen sobre sí mismas» de la creadora, o que «se destruyen y reciclan continuamente», como añadió la comisaria de la exposición, Carolina Grau.
De la Cruz empezó a pintar hace más de 30 años, cuando estudiaba Filosofía en la Universidad de Santiago. En 1995, a raíz de la muerte de su padre, rompió el primer bastidor y la pintura en dos dimensiones se convirtió en una escultura que le abrió un camino de investigación artística. Un sendero que continuó con el rasgado del lienzo y que ha dotado a su obra de personalidad muy fuerte.
Acto de rabia
Lo que fue un acto de rabia y un hallazgo formal que reflexionaba sobre la condición de la pintura se transformó en algo más que un análisis de una artista sobre el estado actual del arte. En el lienzo que cae arrugado de una sujeción a la pared, titulado 'Deflated VIII', ella ve «la habitación de un hospital en la que alguien se ha dejado colgada una chaqueta».
En 2005 la artista sufrió un derrame cerebral por el que entró en coma, estado en el que tuvo a su hija. Semejante accidente no le ha impedido seguir con su proyecto artístico, muy reconocido en los últimos años.
En 2010 tuvo su primera exposición individual en el Reino Unido, que con el título 'After' se presentó en el Camden Arts Centre y ese mismo año fue finalista del prestigioso Premio Turner, el que decide el éxito de las carreras artísticas en el país británico. Desde entonces, es una de artistas internacionales más seguidas y la muestra del Azkuna Zentroa se presenta como una de las más completas hasta la fecha.
El rosa, «un color muy seductor
Justo al final de la visita aparece la obra que nombra la exposición, 'Homeless' (1996), un cuadro con el bastidor partido por la mitad cuyas dos partes se distribuyen entre dos paredes en ángulo. El lienzo está pintado en ocre, color habitual en esa época junto el blanco y el negro. «Los utilizaba porque no tenía dinero. Ahora habrá gente que se esté forrando con esas obras», mencionó. En los últimos años ha introducido el rosa, «un color muy seductor».
Además de pintura, hay escultura hecha con muebles reciclados, como una de las primeras obras expuestas en el Azkuna, 'Conglomerado de armarios', un apilamiento de estos objetos que remiten a cómicos como Buster Keaton y Charles Chaplin, que «siempre estaban a punto de caerse y se salvaban en el último momento». Le fascinan esos personajes y no entiende ni su obra ni sus días sin el humor. «Lo necesitamos para sobrevivir. Gracias a él pudimos soportar la dictadura de Franco. La retranca inglesa la entiendo menos. Es más parecida a la gallega».
Cinéfila confesa, tuvo una época en que veía a diario 'La cabina' de Antonio Mercero porque le parecía una obra maestra de humor negro. También le gusta mucho 'El ángel exterminador' de Luis Buñuel, sobre todo, en esos momentos en que «todo el mundo en la película empieza a sudar y a oler».
Libertad y esfuerzo
Preocupada por los efectos que pueda tener el Brexit en el mundo del arte y en su vida, reconoce lo mucho que aprendió en el sistema universitario británico. Después de acabar Filosofía en Santiago, estudió en las escuelas de arte de Chelsea y Slade, así como en el Goldmisth College. «En el Goldsmith todo el mundo hacía de todo con libertad pero te obligaban a esforzarte para que supieras hablar con claridad de tu trabajo. Y para llegar a ese punto necesitas pensar y dudar».
En la muestra hay momentos trágicos, como el cuadro que reposa en el suelo y que tiene un bulto entre la tela y la estructura. Insinúa la presencia de un cadáver con algo que le tapa, imagen que se le quedó grabada de las noticias del atentado en la estación de Atocha en 2004.
Un mundo, el de Ángela de la Cruz, que va de lo oscuro al rayo de luz vital de otras obras más jocosas y también críticas. Había ganas de ver en el País Vasco la obra de esta artista de la que tanto se habla y que gana cuando se la puede ver de frente.
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