Natalia Verbeke: «Para mí el éxito es ver feliz a mi hija»
La actriz, que protagoniza este sábado en Muxikebarri de Getxo 'Tercer cuerpo', una reflexión sobre la soledad y la necesidad de amar, asegura que nunca se ha considerado «la más»
'Tercer cuerpo' relaciona a cinco protagonistas marcados por la soledad, el miedo, la incapacidad, la incomprensión, la necesidad de amar y las dudas sobre ... qué hacer en la vida. Curiosamente, la argentina Natalia Verbeke interpreta a una mujer que lucha, sin éxito, por ser madre, algo que logró en la vida real hace cinco años, a los 42. Hoy se confiesa la «feliz» mamá de Chiara.
– ¿Su gran sueño desde niña, más que ser actriz, era ser madre y madre sola?
– Sí, sí, aunque final no fui sola. Ja, ja.
– ¿Cómo lleva lo de ser la madre más mayor del colegio de Chiara?
– (Risas). Bueno, bien, porque como que tengo esta apariencia juvenil. Es broma. Hay madres de todas las edades e incluso algún padre mayor que yo. Evidentemente, cada vez somos más mayores porque queremos cumplir nuestros sueños y desarrollarnos profesionalmente. Y eso, con 20 años y un hijo, es prácticamente imposible.
– Desde la llegada de Chiara, ¿ya no se fija tanto en sí misma?
– Claro. Una se deja de mirar tanto el ombligo para ocuparse de otra persona, que es lo más importante a partir del nacimiento de un bebé. O, por lo menos, siento que debería ser así para todas las madres.
– ¿Le asusta la soledad?
– No me asusta porque no la he sentido. De hecho, la busco muchos momentos. Quizá porque no he tenido una soledad que me haya abrumado, al contrario, me gusta estar sola, ir al cine sola, ir a comer sola… Me gusta mucho mi soledad.
– ¿Le inquietan menos las preocupaciones amorosas, sexuales o económicas?
– Obviamente, las económicas no me gustan nada y las sexuales me inquietan bastante menos, más ahora teniendo una hija.
– ¿Tiene muchas cosas que ocultar?
– Bueno, tendré cosas que ocultar, complejos, pero, claro, me las guardo para mí.
El espíritu de una veinteañera
– ¿En su cabeza sigue viéndose como una chavala de 20 años?
– Mi espíritu es ese. No es que me vea físicamente como entonces porque evidentemente ya no lo soy. Pero, afortunadamente, sigo teniendo sueños y me ilusiono por las cosas. Con Chiara estoy redescubriendo todo. Aquello que de repente perdió lustre en algún momento, ahora vuelve a iluminarse y revive. Todo se ve de manera diferente.
– ¿Ha llegado todo lo lejos que se imaginaba como actriz?
– No, he llegado mucho más lejos de lo que me imaginaba. Nunca pensé que llegaría a hacer cine. Jamás pensé que haría tele. Yo amaba el cine y, de hecho, es el motivo por el que me dedico a esta profesión. Pero me parecía que eso ocurría solo en las películas. No sé. Yo empecé a estudiar en la escuela de Arte Dramático pensando que a lo máximo que llegaría, si llegaba, era subirme a un escenario. Pero nunca, ni en mis mejores sueños, pude pensar que haría la carrera que he hecho.
– ¿Se ve como una estrella o algo así?
– No, no. Cuando hablo de que he llegado mucho más lejos de lo imaginado me refiero a mis logros como actriz. Pero lo de estrella... ¡Para nada!
– ¿Echa de menos los años de 'El hijo de la novia', 'El otro lado de la cama' y 'Días de fútbol' cuando era lo más?
– Nunca me he considerado lo más. Yo he sido una hormiguita curranta, viajando de un lado para el otro. Yo soy feliz interpretando un personaje, pero no estoy pensando en los asuntos de las recaudaciones. Todas esas cosas... Nunca me han importado demasiado.
– Con los años, ¿ha aprendido a quererse más?
– Claro. Con 20 y 30 años era mucho más insegura de lo que soy ahora.
«Me perdono más»
– ¿Ha aprendido a quererse más y a exigirse menos?
– Sigo siendo muy exigente, porque eso se lleva en el carácter, pero me perdono más.
– ¿Se castigaba mucho de joven?
– La perfección no existe y tampoco es bonita. Solo los errores te hacen único. Cuando eres perfeccionista, inevitablemente sufres. Es agotador.
– ¿Sabe disfrutar ahora del éxito?
– Es que el éxito es tan relativo. Para mí el éxito es ver feliz a mi hija. El éxito nunca ha tenido que ver con la profesión, solo con lo personal.
– ¿Las vidas que interpreta son más extraordinarias que la suya propia?
– Desde luego son mucho más movidas y excitantes. La mía es bastante normal. Es muy divertido poder meterte en la piel de otras mucho más complicadas y rebuscadas que la tuya.
– ¿Cómo se cómo se vive una vida normal con un oficio tan extraordinario?
– Tampoco lo considero extraordinario. Quizá para alguien que lo ve de fuera le parezca extraño, pero para mí lo extraordinario sería verme sentada en una oficina ocho horas. Para mí lo normal es mi oficio.
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