Ana Arsuaga. Maria Muriedas

Verde Prato: «Me atrae partir de la dulzura y rozar lo oscuro»

La artista guipuzcoana edita su tercer álbum, una colaboración con el productor italiano Donato Dozzy que presentará este jueves con un concierto en el Kafe Antzokia

Martes, 11 de marzo 2025, 09:39

Hay músicas que nacen con la etiqueta ya puesta, tan ajustadas a las convenciones de un estilo que dejan claro desde el primer momento todo ... lo que vamos a escuchar. Lo de Verde Prato, el proyecto de Ana Arsuaga (Tolosa, 1994), viene a ser lo opuesto a esa clasificación sencilla e inmediata: ha sabido crearse desde el principio un territorio propio, con un sonido que suele apostar por una arriesgada austeridad centrada en su voz, sugerente y a veces casi onírica. Acaba de editar su tercer álbum, un disco grabado en Roma con el productor Donato Dozzy y que, fiel a esa influencia italiana, se titula 'Bizitza eztia', algo así como una versión euskaldun de la 'dolce vita'.

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Desde su debut discográfico, hace cuatro años, los esfuerzos por definir la música de Ana suelen utilizar conceptos como minimalismo electrónico o folclore de vanguardia, que tratan de verbalizar ese puente entre lo ancestral y lo contemporáneo que parece establecerse en sus canciones. ¿Se siente ella cómoda con esas etiquetas o no se reconoce del todo? «La verdad es que no me gustan mucho, pero entiendo por qué lo pueden definir así. Tengo esos elementos: lo 'minimal', la electrónica, el folclore… Pero, a la vez, me parece que reducen un poco lo que hago. Por ejemplo, lo del folclore a veces me molesta, porque siento que, solo por cantar en euskera, casi les parece ya folclórico, aunque quizá sea una impresión mía. Yo diría que mi uso de géneros musicales es muy ecléctico, pero con una base vocal y electrónica que lo une todo».

La artista, que se afincó en Bilbao para estudiar Bellas Artes en la UPV, inició su carrera musical en Serpiente, un trío de post-punk oscuro que ya tenía algo de minimalista y atípico en su planteamiento, aunque de aquel germen también han derivado grupos tan alejados de Verde Prato como Aihotz o Caballo Muerte, ambos de intenso rock guitarrero. La vocalista y teclista pasó después por Mazmorra, un proyecto que combinaba las atmósferas inquietantes del post-punk electrónico con mutaciones del reguetón o la cumbia, cuyos ecos también pueden percibirse en la vertiente más rítmica de su sonido actual, como ese 'Solita' del nuevo disco. Y, desde ahí, Ana se aventuró a una carrera en solitario, ya como Verde Prato, que suponía una apuesta audaz y con pocos referentes cercanos. Su primer disco, 'Kondaira eder hura', con temas como 'Neskaren kanta', fue una de las cartas de presentación más alejadas de lo trillado en el panorama vasco reciente.

  • Presentación

    Verde Prato actuará este jueves 13 de marzo en el Kafe Antzokia de Bilbao, junto a Saguxar.

A Verde Prato la hemos escuchado versionando a Kortatu o a Los Punsetes y colaborando con artistas tan variopintos como el jerezano Bronquio –con quien publicó un EP a medias–, Tulsa, Zabala o J Martina, sin perder la fidelidad a la línea estilística que se ha trazado. ¿Se siente parte de una generación, de alguna tendencia? «Creo que voy bastante por libre, pero, aun así, siempre estamos unidos a los demás artistas. Musicalmente puedo estar más cerca de lo que saca el sello Hegoa Diskak, por ejemplo. Sus artistas y sus álbumes me parecen muy interesantes e inspiradores. Joseba Irazoki, Iker Munduate, Garazi Navas, Ibon RG… Siempre Maite Mursego o Zabala, y últimamente he descubierto a Saguxar, que me ha gustado mucho», repasa.

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Estética italiana

Según explica su sello, Plan B, Verde Prato y Donato Dozzy mantenían una relación de «admiración mutua» que surgió ya con el primer disco de la artista guipuzcoana. Posteriormente, compartieron escenario en Londres y empezaron a intercambiar canciones, en un proceso que ha conducido hasta este 'Bizitza eztia'. ¿Cómo describiría Ana la 'personalidad' del disco en comparación con su obra anterior? «Es un album más luminoso, con más complejidad en cuanto a la base electrónica: se nota que es una colaboración con Donato. Él vive en Roma y su estudio está allí, por eso hemos grabado y mezclado en la ciudad, y ha sido algo inolvidable para mí, como estar en un cuadro. Para mí es como si todo lo que he admirado de Italia estéticamente me hubiese afectado al crear este disco y su imaginario». Aquí conviene recordar que el nombre artístico de Verde Prato procede, precisamente, de Italia, de un cuento escrito por el autor napolitano de los siglos XVI y XVII Giambattista Basile, a través del cartel de una adaptación teatral que la madre de Ana tenía colgado en casa.

Como es habitual en su obra, el disco –que presentará en directo este jueves en el Kafe Antzokia– baraja pasajes de serenidad contemplativa (como 'Zerua' o la abstracta 'Loria') con otros en los que el ritmo se despereza y se acerca a sonoridades de música urbana. Mención especial merece el último tema del lote, la propia 'Bizitza eztia', con un arropamiento instrumental que incluye cuerdas, guitarras y percusión y se acerca a lo que podríamos considerar un sonido clásico de cantautora. ¿Es una posible vía de trabajo en el futuro? «No me veo como cantautora, pero me gusta abrir puertas a cosas diferentes, y quizá se quedan en una canción y listo. Intento no dejar sin hacer nada que me guste creativamente. A mí me atraen siempre cosas que, a pesar de partir de la dulzura, también rozan lo punki o lo oscuro o el juego. Desde luego, no busco ser inofensiva: mi propósito es ser sincera con lo que veo, lo que siento y lo que hay, y me interesan creativamente los distintos caminos para explorar eso».

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