
'Tristán e Isolda', la ópera máxima
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El Euskalduna acoge el sábado la obra de Wagner, en un montaje refinado y simbólico, con la BOS a las órdenes de Erik Nielsen y un elenco liderado por Oskana Dyka y Gwyn HughesSecciones
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El Euskalduna acoge el sábado la obra de Wagner, en un montaje refinado y simbólico, con la BOS a las órdenes de Erik Nielsen y un elenco liderado por Oskana Dyka y Gwyn HughesMás que una ópera es un acontecimiento. Hay que estar preparado para 'Tristán e Isolda' , una partitura de la que nunca se sale indemne. Ni ... los intérpretes ni el público. Es una obra maestra de Wagner, con ambiciones sinfónicas, en la que las voces se conciben como instrumentos solistas de la orquesta en un torrente musical incesante. Apenas hay acción, el éxtasis es (casi) constante y dura cerca de cinco horas, incluidos dos intermedios. El amor imposible de Tristán e Isolda se recrea en unos términos que rompen moldes. Nada fue igual en la Historia de la Música después del estreno de esta ópera de Wagner, el 10 de junio de 1865.
Este sábado, a las siete de la tarde, la temporada de la ABAO ofrecerá por tercera vez este título imprescindible del compositor alemán. La Orquesta Sinfónica de Bilbao ya superó el reto en 2011, cuando la interpretó bajo la dirección de Miguel Ángel Gómez Martínez y ahora repite la experiencia con Erik Nielsen al frente. El exdirector de la BOS, que dejó la titularidad de la formación el año pasado, está muy motivado, más todavía por el éxito que ha tenido en el Festival del Tirol en Erl, donde ha dirigido en las últimas temporadas 'El anillo del nibelungo'.
Su afinidad con la música de Wagner y la confianza en la BOS le hacen sentirse tranquilo, aunque no relativiza la dificultad del reto. «Es la ópera más completa, más profunda y más complicada. No se trata solo de música, sino también de filosofía», ratificaba ayer en rueda de prensa el maestro estadounidense (que desde agosto tiene también nacionalidad alemana). El reparto estará liderado por el tenor galés Gwyn Hughes Jones (Tristán) y la soprano ucraniana Oksana Dyka (Isolda), arropados por la mezzo italiana Daniela Barcellona (Brangäne), el bajo-barítono croata Marko Mimica (rey Marke) y el bajo-barítono letón Egils Siliņš (Kurwenal), el más experimentado en la obra de Wagner con 24 años de recorrido.
Oksana Dyka, Daniela Barcellona y Marko Mimica abordan por primera vez sus roles. La soprano ucraniana, que hace frente al extenuante papel de Isolda, fue la única de los tres debutantes que no compareció ante los periodistas. Hay nervios y mucha ilusión, No había más que ver a la mezzo italiana, que acudió acompañada de su marido, el director de orquesta Alessandro Vitiello, y muy concentrada no perdió detalle de la rueda de prensa. Sabe que hay expectación ante su debut como Brangäne, la fiel doncella de Isolda y pieza clave en la trama.
El bajo-barítono croata Marko Mimica, que interpretará al rey Marke, un dechado de nobleza, cuenta con momentos señeros en escena y este rol le servirá para ampliar su conocimiento de papeles wagnerianos. El tenor galés Gywn Hughes Jones, por su parte, ha cantado en un par de producciones de 'Tristán e Isolda', así como en 'Los maestros cantores de Núremberg'. El grueso de su repertorio es italiano y francés, pero tiene la envergadura vocal necesaria para lidiar con la descomunal partitura wagneriana. Su personaje exige un rango dinámico amplísimo, desde el pianísimo más delicado hasta el fortísimo más contundente, y le obliga a cantar sin desmayo durante mucho tiempo.
La dirección de escena llevará la impronta del brasileño Allex Aguilera, que apuesta por el simbolismo y el esteticismo. El montaje no violenta el desarrollo de la historia ni interfiere con elementos ajenos a la trama. Para recrear ambientes y estados de ánimo recurre a proyecciones alegóricas, así como a elementos figurativos o arquitectónicos de relieve. Lo más llamativo es un número de Butoh, un tipo de expresión corporal errática y catártica de origen japonés que cobrará relevancia en el último acto. «Esta ópera tiene una belleza pasmosa. Es imposible plantear nada feo escénicamente. Mi enfoque responde a la música y al mensaje de Wagner», razona Aguilera.
El director artístico de la ABAO, Cesidio Niño, destacó la coherencia del montaje, estrenado el año pasado en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, «porque lo que ofrecemos es un espectáculo total, muy visual, con sentido y emoción». Al igual que en la reciente producción de 'Il trittico', de Puccini, el esfuerzo presupuestario para sacar adelante las funciones ha sido ingente pero, como subraya el presidente de la entidad bilbaína, Juan Carlos Matellanes, ha merecido la pena para revalidar el nivel de la temporada de la ABAO.
La afición vasca es más verdiana que wagneriana, pero la historia de 'Tristán e Isolda' nunca deja indiferente. Se basa en una leyenda del siglo XII, con libreto del propio Wagner, que toma derroteros metafísicos y culmina en la muerte de los amantes. Todo gira en torno a la pasión de la pareja protagonista, que solo puede desatarse con plena libertad al extinguirse sus vidas. La atracción es irresistible incluso antes de que beban un filtro amoroso que confirma lo que sienten. Su destino fatal se intuye en los primeros compases que concentran la esencia de toda la partitura. El preludio, que dura más de diez minutos, anticipa el desarrollo de toda la ópera, con una trama de temas y subtemas llenos de significado.
¿Qué se intuye? Que la princesa Isolda debería odiar a Tristán, sobrino del rey Marke, porque sus pueblos están enfrentados y el joven mató a su prometido. Pero todo eso es circunstancial, lo que arrastra a Tristán e Isolda viene de otra dimensión. La leyenda le sirvió a Wagner para concebir una tragedia que hunde sus raíces en la filosofía de Schopenhauer y la interpreta a su manera. La voluntad de vivir (y el amor) no se extingue nunca. Es anterior y posterior al mundo. El genio germano nunca se quedaba corto.
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