Seis escenarios y un centenar de artistas, listos para recibir en Kobetas a 100.000 melómanos de 60 países
El BBK Live encara su recta final tras cuatro semanas de montaje y abre sus puertas este jueves sin la carpa Firestone, que acogía a las bandas más modestas
Los últimos martillazos resuenan en el recinto del BBK Live, casi listo para abrir sus puertas este jueves tras más de cuatro semanas de montaje ... en las que han trabajado casi mil personas. Este año, el de la edición número 19, en sus 100.000 metros cuadrados dedicados a la música en plena naturaleza cuenta con seis escenarios, uno menos que el año pasado, pues ha desaparecido el llamado Firestone, una pequeña carpa a la entrada que acogió durante ocho años las actuaciones de los grupos más modestos, cerca del Txikia (Repsol); la empresa 'partner' que lo apoyaba se ha retirado.
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Así, los que quedan serán suficientes para acoger la actuación del más del centenar de artistas (el 10%, vascos) previstos en los tres días del festival, que, sin embargo, se iniciará el jueves a las 13 horas lejos del monte, en la Gran Vía junto a la sala BBK. El honor de inaugurarlo recae en el grupo Raya Diplomática, encabezado por Javi Calvo, la mitad del dúo cinematográfico Los Javis. Será el primer show de la iniciativa Bereziak, que busca acercar los sonidos de Kobetas al corazón de la ciudad gratuitamente.
Ya por la tarde, Kobetamendi abrirá sus puertas a eso de las 17.00 horas para empezar a recibir a los más de 100.000 melómanos de 60 países diferentes que suelen disfrutar el festival cada año. Los seis escenarios son el grande o Nagusia, donde tocarán cada día los cabezas de cartel, Pulp, Raye y Kylie Minogue; el secundario o San Miguel; el Johnny Walker con forma de pirámide que, a eso de las tres de la mañana, se transformará en el Club Gorria de música electrónica; el Txikia o Repsol, sin telón de fondo, con lo que los grupos actúan con los montes, el cielo y las nubes como decorado; el Basoa, que recupera su forma circular y celebrará las 'raves'; y la oferta tranquila del Lasai, al fondo.
En cuanto a la desaparición del escenario Firestone, Alfonso Santiago, director general de la promotora Last Tour, explicó este martes en la presentación del festival que ello «no significa que no vaya a regresar en el 20 aniversario, pero este año no existe. En su lugar hemos colocado lo que llamamos un punto Balore, donde trabajamos la sensibilidad social, medioambiental y nuestras campañas en torno al acoso».
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Recordó Santiago cómo empezaron teniendo dos escenarios, «el principal, el secundario y una carpa pequeña donde se cruzaban todos los sonidos. Y a lo largo de todas las ediciones esto ha ido cambiando, porque hemos incrementado la oferta de artistas y de actividades externas. Como el festival va creciendo, tratamos de generar un impacto y dar más valor al asistente. Y, circunstancialmente, Firestone, con el que veníamos trabajando ocho años, ha cambiado su estrategia. Tratamos de buscar otro 'partner' para defender aquel escenario, este año no ha sido posible, pero el que viene, con más tiempo, confiamos en que estará».
400 baños y muchas «perlas»
Dos zonas de restauración y 400 baños repartidos en tres zonas facilitarán el disfrute de la música: «No se trata de tener más baños, sino de renovar la limpieza constantemente, y es algo en lo que nos hemos centrado», señaló Santiago. Tomando como previsión las cifras del año pasado, este festival dejará en Bilbao un impacto económico de 24 millones de euros, según Kontxi Claver, concejala de Desarrollo Económico, Comercio, Turismo y Empleo: «Es un festival comprometido con el medio ambiente, con el cuidado de la casa común, con la sostenibilidad, pero también con la solidaridad, y por eso ha recibido algún que otro premio».
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Santiago citó los grupos que espera ver en su festival, que tiene un cartel, a su juicio, «de los más diversos y más interesantes, lleno de perlas, de muchísimas bandas que van a estar aquí por primera vez. Hay jazz, hay soul, una barbaridad de propuestas, pero mucha gente solo ve a Bad Gyal o Damiano David. Yo, cuando voy a un festival, suelo intentar ver lo que nunca he visto, y las tengo aquí tengo apuntadas, once bandas que no he visto: Raye, una de las artistas más interesantes del momento, como Amyl and the Sniffers; Jessica Pratt, que es una maravilla y la gente va a alucinar; Fat Dog, llamada a ser una de las grandes bandas, divertida, punk, electrónica, gente joven sin prejuicios».
Citó también a Kneecap, «que van a dar mucho que hablar, los hemos contratado porque tienen que ver con nuestra filosofía, es la banda que está siendo boicoteada por su apoyo a Gaza. Son de Belfast y están tocando en algunos festivales, pero son vetados en otros». Nombró además a Japanese Breakfast, Wunderhorse, Makaya McCraven, «uno de los grandes jazzistas a nivel mundial»; el nigeriano Obongjayar; PabloPablo, «un artista joven, madrileño, hijo de Jorge Drexler, y Sparks, «banda que lleva 50 años en la música, uno de los grandes raros y este año están aquí».
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«Campaña de difamación»
El responsable de Last Tour hizo referencia a las críticas que están recibiendo por las «precarias condiciones laborales» denunciadas por algunos extrabajadores: «Aquí trabajan más de 2.000 personas de forma indirecta y unas 1.100 contratadas por nosotros, gente con la que se cumplen todos los estándares de trabajo. Desde hace varios años cumplimos con inspecciones de trabajo importantes, no hemos tenido incidencias relevantes. Para nosotros, como empresa y como festival, es muy importante defender la dignidad en el trabajo».
Se refirió en este sentido a que su empresa exhibe la certificación B Corp, «a nivel empresarial mundial la más importante, una certificación que se obtiene tras muchos meses de evaluación y que requiere de una evaluación muy profunda en torno a la dignidad en el trabajo. Más allá de todo eso, el 80% de las personas que contratamos es del entorno, o sea, gente de Euskadi. Un 37% está en hostelería. Un 55% son hombres y un 45%, mujeres. Hay veces que pasan cosas que nosotros no podemos parar, difamaciones, pero nos sentimos muy orgullosos de todo lo que tiene que ver con nuestro compromiso con el trabajo».
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Autobuses
En cuanto al acceso al festival, al margen de la posibilidad de cubrir andando en unos 25 o 30 minutos el trayecto que lleva de San Mamés a Kobetas, el transporte en los autobuses de la organización es el más solicitado. Existe la opción de reservarlo solo para subir; en este caso los autocares salen de la calle Felipe Serrate, junto a San Mamés, y, como novedad, desde el BEC!. +Funcionan entre las 16 y las 22 cada 10 minutos, cuesta 3,5 euros y hay que reservarlo antes en la web del festival.
Los asistentes podrán utilizar los habituales autobuses lanzadera gratuitos, tanto para ir como para regresar. Parten desde el BEC! (Barakaldo) junto a la parada de metro de Ansio –donde se habilitarán 3.500 plazas de parking– y desde las inmediaciones de San Mamés (al fondo de la calle Capuchinos de Basurto, en la parte trasera del edificio de Hacienda-ETB). Funcionarán desde las 12 horas de el miércoles, hasta las 15 del domingo, con frecuencias variables según la demanda. Todos los días, a partir de las 16, pararán en la antigua fábrica Beyena, y desde allí hay que recorrer andando 800 metros. Al acabar cada jornada, los autobuses esperarán en Beyena para volver a Bilbao y al BEC!.
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Todo lo que hay que saber sobre las pulseras
Hay que acudir a los puntos indicados para cambiar el bono o entrada por la pulsera antes de subir a Kobetas, ya que arriba será imposible. Tampoco se puede recoger pulseras para otras personas, pues cuando se recibe una hay que colocarla en la muñeca. Así, solo es posible canjearla en persona y se debe llevar puesta siempre. Los lugares y horarios para hacerlo son: en la sala BBK de Gran Vía 17-19 hoy hasta las 20 horas; y en el estadio de San Mamés y en el BEC! (módulo en la parada de autobuses), de miércoles a sábado, ambos incluidos, de 10 a 02.00 horas. Las pulseras se recargan con dinero para pagar la comida, la bebida y otros artículos. No se puede meter alimentos, pero se permite salir y entrar si se prefiere comer fuera del recinto.
Robo de material en el recinto
En la recta final de las más de cuatro semanas que dura el montaje de festival, varios individuos sustrajeron material del recinto, al parecer, unos 2.000 kilos de cobre, aunque Alfonso Santiago no pudo concretar la cantidad. «Es algo que afrontas cada año, este tipo de robo, el recinto es muy grande. Afortunadamente, ha sido material fácilmente reemplazable, que puedes conseguir en un par de días. Es más el trastorno y el dinero que pierdes, claro».
Recordó también lo vivido hace años en el camping montado en el monte Arraiz, con varias furgonetas esperando para recoger lo que dejan los campistas, una labor que en realidad hace la organización para donar, por ejemplo, las tiendas de campaña que se quedan allí a los refugiados ucranianos: «Pero cada vez había allí más gente, seis, siete furgonetas, y se llevaban hasta ordenadores. Una vez tuvimos un altercado que pudo ser muy serio, porque había aún una chica durmiendo dentro de una tienda y casi sufre una agresión. Desde ese momento la vigilancia y la seguridad es mucho mayor».
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