En aquel lejano 2003 los Pretenders fueron solo los teloneros de los Stones en San Mamés, un verdadero oprobio agrandado por el desinterés del público ... con su actuación y el pésimo sonido con el que se escuchaba a Chrissie Hynde y su «Brass in the Pocket», el inolvidable clásico de los 80 que después reverdeció cinematográficamente Scarlett Johansson en la escena del karaoke de 'Lost in Translation', acompañada de Bill Murray. Pero Hynde, 'frontwoman' de un grupo regenerado en su 'line up' y quizás la voz más desafiante del rock -después de Janis Joplin y antes de Amy Winehouse-, desplegó con su Telecaster en San Mamés el mejor pragmatismo de una música tan singular en la escena de la música contemporánea como deudora de los mejores antecedentes en la historia reciente del rock, desde el pop y el rhytm-and-blues de los Kinks hasta el punk inglés, pasando por la inicial New Wave de Devo, aquellos recordados proto-punks de Akron.
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Precisamente, en ese pragmatismo, en ese desapego rebelde frente al estrellato del 'showbizz' y en ese formidable bagaje de sabiduría rockera están las razones que explican la longevidad creativa -escritos y pinturas también incluidas- y la vigencia de Chrissie Hynde sobre los escenarios, al margen de que la composición de los Pretenders haya sido una verdadera puerta giratoria. Los más de cuarenta años en la música de Hynde -ahora en una evolución libre, incluso a los viejos standards y a los estilos jazzísticos- y los más de treinta en el rock alternativo y multigénero de Incubus son no solo un lujo para el Azkena Rock, sino también un soñado compendio de la mejor historia de la música contemporánea.
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