Quique González: «Es más interesante sentir la música que entenderla»
El músico madrileño hace hoy doblete en el Kafe Antzokia presentando su 'generacional' nuevo álbum '1973'
Josu Olarte
Domingo, 7 de diciembre 2025, 13:22
Tras celebrar el 25 aniversario de su debut con una gira retrospectiva de toda su carrera (con vitola independiente desde 2009), Quique González aumenta su ... catálogo (quince discos ya) con un nuevo trabajo que abunda y ensancha en su rock de autor con raíces americanas pero «sin ánimo de repetir fórmulas», por mucho que llegue retroalimentado por la revisión de lo más granado de su catálogo. Su novedad apela a lo generacional desde su título, '1973', (su año de nacimiento) pero «con el deseo de que otros se puedan reconocer en lo que siento», comenta Quique, que ayer hizo «sold out» en el Kafe Antzokia y hoy volverá a actuar en el mismo recinto (19.00 h.) con entradas aún disponibles.
«Uso más la primera persona del plural porque hablo de quienes nacimos en un mundo que ya no existe, de nuestras dificultades de adaptación a esta nueva realidad digital, virtual y con exceso de información. Intento mirar adelante sin caer en la nostalgia. Mirar atrás me ha hecho reconectar con un tipo de canciones que llevaba tiempo sin hacer para hablar de sensaciones cotidianas y emociones que comparto con amigos y colegas de profesión», explica a propósito de un disco en el que anima a resistir («Lo único que nos queda», confiesa) combinando letras confesionales y versos más abstractos, una lírica confesional.
«Me gusta que haya un equilibrio entre letras más directas, como las de 'Coleccionistas', que puede ser vista como un elogio de la resistencia («Seguimos comprando revistas, seremos la última generación de coleccionistas…»), y otras un poco más crípticas, como la mecida por sintetizadores de 'Terciopelo Azul' («Acariciando el terciopelo azul de un pura sangre, levantando hoteles al borde del acantilado, salvaje y cruel a ratos…»). En eso he aprendido mucho de la poesía al escribir. No me da miedo porque me parece más interesante la interpretación o la sensación del oyente que mi intención primeriza al escribir. Como arte abstracto, la música es un misterio. Es más interesante sentirla que entenderla», apunta el músico y compositor madrileño afincado desde hace dos décadas en la localidad pasiega de Villacarriedo (Cantabria).
Producido por Toni Brunet, 73 fue grabado en tres estudios con su elenco de músicos habituales, si bien el mitómano confeso Quique tuvo que superar la decepción de no lograr los resultados esperados al trabajar con uno de sus ídolos de estudio, Mark Howard, productor de Tom Waits, R.E.M., Neil Young, Lucinda Williams o Bob Dylan. «Montó su equipo en una casa de Granada pero desde el principio vimos que la cosa no fluía. Sobre todo en los temas con más pegada. Tocar bajo como él nos pedía solo ha funcionado en las canciones más tranquilas, que son las que hemos aprovechado; el resto tuvimos que regrabarlo. Lo mejor es que hemos logrado que combine bien en el disco lo que hicimos con él y lo que grabamos por nuestra cuenta. Es la primera vez que no me va bien con un músico o productor americano. Es delicado rechazar a alguien a quien admiras, pero tampoco hubo un enfrentamiento. Que pase algo así demuestra que en la música no se puede dar nunca nada por sentado».
En lo musical, las nuevas canciones, Quique González incide en su imaginario conocido del rock americano con sello propio ('La caja de herramientas', 'Coleccionistas'), que combina con piezas con largos desarrollos instrumentales y poso cinemático, como 'Descosiendo un milagro', o un 'Terciopelo Azul' cuyo título y citada letra enigmática remiten a David Lynch, y cortes con aura gospeliana como 'Preguntas sencillas' o 'Cheques falsos', que entroncan con sus alianzas con Josele Santiago y Santiago Auserón en Copas de yate Vol. 1 (24) y evidencian su «debilidad» por la música negra más espiritual.
El influjo más contenido de folk campestre palpita en composiciones como 'Oro líquido' o la dedicada a su hija de siete años, Nora, «S.T.U.O.P.E.T.» (acrónimo de «Siempre tendré un ojo puesto en ti»). Fue la primera canción que compuso para el disco «pese al pudor que siempre me ha dado el tema por el riesgo de caer en cursilería de la que pudiera avergonzarse de adolescente. Me gusta cómo ha quedado y a ella también, espero que con los años no cambie de opinión», bromea.
Con un álbum titulado con su año de nacimiento, Quique evoca otros discos con bautismo generacional de artistas de rock autoral como 1972, del folkster americano Josh Rouse, o 1971 del recordado artista donostiarra Rafa Berrio (21), álbum en el que además participaron como músicos su bajista Jacob Reguilón o su exproductor Carlos Raya. González admite la conexión con «esa pequeña tradición», a la que además incorpora el álbum '77' de Bide Ertzean (13). «De hecho, el disco de Rouse me parece una maravilla y lo he tenido siempre muy presente porque fue grabado con el productor Brad Jones y en unos estudios de Nashville (Alex The Great), a los que yo también acudí para grabar con él dos discos ('Daiquiri Blues', 09 y 'Delantera Mítica', 13). Luego recordé que los hermanos Ubeda (Joni e Imanol), de Bide Ertzean, con los que también he colaborado (en su álbum 'Non Dira', 06), tenían también un disco titulado 1977».
Conexión Urbizu
Cerrando aún más el círculo, Imanol Ubeda y su actual batería, Karlos Arancegui, forman el proyecto Peiremans+ con Gorka Urbizu, que canta a dúo con Quique en 'De verdad lo siento', segundo sencillo de su nueva entrega. Una colaboración que nace de la «gran admiración» que por su banda y por el trabajo solista del ex–Berri Txarrak tienen Quique y sus músicos habituales. «Hasiera bat fue mi disco favorito del año pasado; me parece superoriginal, con unas letras espectaculares y una mezcla de misterio y cotidianidad. Fui a verle a sus dos conciertos del Antzoki y no sé cuál me gustó más. Resulta que él vino a vernos a Iruña en la gira de aniversario y estuvo amabilísimo con nosotros. Le comenté que, aunque no sabía cuándo iba a grabar, me gustaría que colaborara porque tenía la intuición de que encajaría bien. Nos dejó unas tomas emocionantes que hicieron muy especial el tema al llevarlo a un lugar inesperado. Es lo que pasa con las colaboraciones buenas de verdad».
Quique augura cambios en el repertorio de cada velada. «Cuando tocamos dos veces seguidas en la misma ciudad me gusta hacer cambios porque, afortunadamente, hay gente que repite. Haremos diez de las once canciones del nuevo álbum y luego rescataremos algunos temas de la gira de aniversario, para la que preparamos hasta seis discos enteros. Tenemos mucho catálogo al que recurrir. Tener una banda tan buena te da la libertad de hacer cambios de un día para otro», apunta Quique en referencia a habituales músicos de estudio y directo como Jacob Reguilón (bajo), Raúl Bernal (teclados), Toni Brunet (guitarras y coros) o un Karlos Arancegui «casi de la familia», incorporado para cubrir la baja del baterista Edu Olmedo, que ha decidido abandonar la carretera.
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