Músicos vizcaínos en 'El Fantasma de la Ópera': «Pocas veces hay la oportunidad de trabajar así»
Seis artistas locales participan en el musical que echa el telón el domingo en el Arriaga
No es una posible salida laboral mientras estudian en el conservatorio. Nadie menciona, durante la etapa de estudios, que un músico pueda ganarse la vida con los musicales, ni siquiera su existencia, ni sus partituras. En las aulas se ve, digamos, la música más seria. Y sin embargo ahí están: media docena de músicos bilbaínos en la orquesta de 'El fantasma de la ópera'. Tres de ellos están aún estudiando y este es, de hecho, su primer trabajo en el mundillo. Xabier Aranguren (fagot), Yeray Gómara (de Kabiezes, que no de Bilbao; cello) y Erika Martínez (trompa) tienen 17, 18 y 19 años y han pasado el verano ligados al musical que es un éxito internacional, ese del que el compositor Andrew Lloyd Weber dijo que era el «mayor éxito comercial» de su carrera. En la versión de la productora de origen vasco LetsGo, el montaje está a punto de terminar su estancia en el Teatro Arriaga, bajará el telón definitivamente el próximo domingo 15 de septiembre. Para entonces, ya todos ellos habrán podido tocar en directo alguna vez. Erika en todas las funciones (es titular) y Xabier y Yeray en algunas, ya que son suplentes.
Con estos tres jovencísimos músicos, que el pasado viernes volvían a empezar curso en el conservatorio, están en el foso los más experimentados Tania Martínez (fagot, 28 años), Elisa Rodríguez (cello, 26) y Ricardo de Lucas (contrabajo, 47), que pueden hablar de las diferencias entre otro tipo de trabajos en la música y un musical. Ha sido una novedad para todos, acostumbrados a tocar en ensembles y orquestas y, como Ricardo, a trabajar en zarzuelas y óperas. Un musical no tiene «nada que ver con nada» de lo que ya conocían. «Con el repertorio clásico, te mueves por lo aprendido, por la intuición, puedes saber más o menos cómo va a ser acompañar a un cantante lírico. Este es un lenguaje distinto», explica Elisa. «Llegas más perdido que un pulpo», completa Ricardo. «Tienes que reaccionar más rápido, no ves al director, todos llevamos casco y micro... Hay dificultades extras en un musical pero tiene una fuerza tremenda».
«Es más alegre», se ríe Tania. «Más apetecible». Así que todos asienten cuando se les pregunta si les gustaría repetir en algún momento, o incluso seguir por este camino sus carreras. Para los mayores, todo dependería de las condiciones y los tiempos porque no olvidan que este tipo de producciones no se dan por aquí y participar supone mudarse y cambiar sus vidas. Para Xabier Aranguren, que en la escuela ya había participado en varios musicales y que cuando vio uno en Madrid, hace tiempo, perdió un poco la ilusión -se dio cuenta de que no había orquesta en directo-, ha sido como recuperar la fe perdida y no descarta nada.
Sobre todo les ha gustado el ambiente que han encontrado. «Como somos pocos (hay 14 personas en la orquesta), se hace piña, somos una familia y nos apoyamos mucho». Otra razón de peso: que te pagan bien. «Pocas veces hay la oportunidad de trabajar así», le recuerda Tania a su hermana, que llegó al 'fantasma' por casualidad. O más bien por necesidad. A última hora, antes del estreno en Bilbao, se cayó el trompista. ¿Alguien conoce a un posible sustituto? Sí, a Erika, más cercana imposible. El segundo día «me dijeron que lo había hecho bien y ahí me eché a llorar».
Saben que el título en el que trabajan es especial. «La música del fantasma es la leche: mucha, muy interesante durante mucho tiempo. Yo no había estado en nada parecido», confiesa Ricardo. «Engancha y te hace sentir parte del espectáculo, te sientes dentro», continúan Tania y Erika. »Está en tu idioma y es más digerible, puede servir al público para entrar en el mundo de la lírica«, asegura Elisa. Vamos, que es «superbonito», como dice Xabier.
