La música clásica en vivo se apaga en Euskadi

Así las cosas, la ABAO confirmaba ayer el «aplazamiento» sin fecha de la ópera 'Anna Bolena', de Donizetti, prevista para el 16 de mayo en el Euskalduna. Una frustración que se suma a la caída del cartel del Concierto Rossini ('Giovanna D'Arco' y 'Stabat Mater'), que debía ofrecerse hoy. Eso sí, la ABAO no pierde la esperanza. La entidad bilbaína se aferra a la posibilidad de reprogramar en un futuro más o menos inmediato tanto 'Anna Bolena' como el Concierto Rossini, además del montaje de 'Guillermo Tell' para los más pequeños, que muy probablemente tampoco podrá brindarse dentro de un mes.

«No se cancela nada, solo aplazamos. Las entradas que los aficionados hayan comprado serán válidas para las funciones, se representen cuando se representen», explican desde la centralita de la ABAO. Las oficinas están cerradas pero se mantiene la atención al público como siempre. El teletrabajo se ha impuesto en todos los ámbitos. También en la Sinfónica de Bilbao (BOS), que no para de colgar vídeos en las redes sociales -'Txoria Txori' tiene más de 62.000 reproducciones en Facebook- para mantener el contacto con los aficionados. Una forma de compensar la cancelación, desde el 16 de marzo, de nueve conciertos: seis de temporada sinfónica, dos de cámara y uno familiar.

En el caso de la BOS, como es habitual cuando hay cancelaciones, la devolución del importe de las entradas se efectúa por el mismo canal de compra, ya sea transferencia bancaria o tarjeta de crédito. ¿Y qué sucede con el resto de conciertos de la BOS que siguen en cartel hasta junio? ¿Se puede exigir ya el reembolso? No, todavía no. Hay que esperar a que la BOS comunique oficialmente las nuevas cancelaciones. Mientras tanto, los gestores y programadores sudan sangre para mantener todo a flote. El futuro se presenta cuesta arriba y la vuelta a la normalidad tardará en llegar.

¿Hasta qué punto se reducirá el aforo? ¿Se tomará la temperatura del público antes de entrar? ¿Cómo se evitará que los cantantes dejen micropartículas de saliva suspendidas en el aire al lanzar chorros y chorros de voz? Son muchas las incógnitas que conviene despejar antes de retomar la actividad. Aun así, hay entidades como la Sociedad Filarmónica de Bilbao que se esmeran en no perder la moral. «Hay cinco conciertos ya cancelados y otros cinco programados hasta junio. Ya es seguro de que no podremos darlos... ¿Qué vamos a hacer? Intentaremos reubicar algunos para la temporada que viene. Igual ofrecemos 32 conciertos en lugar de 28. Ya veremos, tampoco se trata de saturar a los socios...», reflexiona Carmen Iztueta, presidenta de la Filarmónica.

La reputada y centenaria institución con sede en Marqués del Puerto no descuida ningún frente. No solo se preocupa «por buscar una manera de reembolsar a los socios el dinero por las cancelaciones», sino que ya está diseñando protocolos de actuación con asesoramiento de médicos «para garantizar la plena seguridad de la gente». No faltan las buenas intenciones pero lo cierto es que la tónica dominante es la incertidumbre. La Sinfónica de Euskadi (OSE) se ha visto obligada a cancelar 24 conciertos, entre el 16 de marzo y el 30 de este mes. Y todo apunta a que las anulaciones seguirán -por la prolongación del confinamiento- y se llevarán por delante hasta la 2ª Sinfonía de Mahler, conocida como 'Resurrección'. Un título simbólico que deberá esperar. Paciencia.