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La lisboeta leyó las letras de la tableta. CARLOS Gª AZPIAZU
El Bafle

Maria João, una portuguesa felliniana en la 44 edición del Getxo Jazz

La vocalista surrealista y teatral se metió al público en el bolsillo en una actuación en la que abusó de los efectos vocales, que fueron constantes

Sábado, 3 de julio 2021, 00:17

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Un tanto insatisfactorios los tres conciertos del viernes, tercer día de los cinco de la 44 edición del Festival Internacional de Jazz Getxo, aunque libró el principal, el último de la tarde, a cargo de la vocalista lisboeta Maria João, que abusó de los efectismos vocales y de la teatralidad escénica, aunque se metió en el bolsillo a las casi 400 almas que agotaron el aforo.

Por la mañana, en el concurso, hubo más público del habitual en el Muxikebarri: una cincuentena de espectadores en vez de la treintena de los dos días previos. Se postuló el Emma Nagy Quintet húngaro, que liderado por una vocalista tímida, susurrante, aguda, insegura sobre las tablas y muy deudora de Bjork, ejecutó 7 piezas en 45 minutos. Las más paladeables, por grotescas y chocantes, fueron las cañeras pero desestructuradas de rock progresivo a lo Fran Zappa (ese guitarrista), y las más olvidables, aburridas e inanes fueron las suavitas, con scat poco creíble, melodías superficiales... En ambas facetas, la ruda y la tenue, los de Budapest parecieron desactualizados, algo habitual con lo que llega desde detrás del telón de acero.

El ni moderno ni actual Emma Nagy Quintet. PERU URRESTI

Por la tarde, debido a la competencia de la Eurocopa, en vez de más de 100 almas hubo unas 77 en el concierto con entrada libre de la serie Tercer Milenio en la plaza Biotz Alai. Actuó el cuarteto vasco-cubano Horda, y en la tercera vez que le catábamos este 2021 no igualó lo esperado por dos razones: su incapacidad de adaptarse al amplísimo espacio de la plaza (solazo, asfalto, gran separación entre las sillas y ese escenario que no oculta los edificios del fondo) y la ausencia de su baterista titular, el afiladísimo metrónomo alicantino Karles Pérez (sustituido por Aitor Bravo, que cumplió sin asomar mucho la cabeza). El líder, el contrabajista cubano Ledian Mola, presentó 9 temas en 69 minutos, y el mejor fue su versión de 'African lullaby' de Steve Coleman. Además sugirieron su potencial en los dos postreros, el funk 'Hey Shee' y el brasileiro con casi batucada 'Luz'. Horda, que se reconocen devotos de Ornette Coleman, ganan en las distancias cortas.

Horda: el vitoriano Eolo Andino (saxo alto), el cubano residente en San Sebastián Ledian Mola (contrabajo), el suplente Aitor Bravo, un alavés de Araya (batería), y el vitoriano Nico Andino (trompeta). CARLOS Gª AZPIAZU

Tras una birra viendo el fin de la primera parte del partido Suiza-España en las llenas y atentas terrazas de Algorta, nos encaminamos a la cola de entrada del Muxikebarri para ver al Maria João-Carlos Bica Quartet liderado por una vocalista felliniana portuguesa que salió vestida de modo colorista y pinturero: zapatos de plataforma, falda de vuelo azulón, camiseta roja, labios del mismo color y frondosa melena rizada. Maria se metió al público en el bolsillo desde la salida, y no perdió su favor durante el concierto de unas 13 piezas en 90 minutos exactos.

Gustó y eso que su estilo vocal no fue transversal sino grotesco, susurrante y teatral hasta lo orate y lo infantil. Y lo peor fue lo repetitivo (¿contumaz?) de un estilismo que funcionaría mejor en momentos esporádicos, no todo el rato. A la segunda ya nos sabíamos el chiste y algunos estábamos aburridos de tanta tergiversación de Billie Holiday, de tanta exageración a lo Madeleine Peiroux y Melody Gardot, de tanta concomitancia recurrente con la opereta bufa de Nina Hagen, del ansia iconoclasta de la última Esperanza Spalding… Hasta en PJ Harvey y ZAZ podría hacer pensar la lusa, pero por defecto. Y en karaokes coreanos, en serio. Y en Bjork, como la chica del concurso de la mañana.

Maria João -Carlos Bica Quartet. CARLOS Gª AZPIAZU

La lisboeta de 65 años opacaba a sus músicos: al buen guitarrista blusero, al contrabajista colíder y al pianista de caja de música. Susurrando almibarada y afectada, sin dejar de leer las letras de la tablet a la vista de todos, aguda sonando a un serrucho, pareciendo indie y seduciendo sin rubor al público («Somos 'vicinos', hermanos, España y Portugal, ¿por qué no venimos más a actuar por aquí?»), Maria João subió enteros cuando se centró y no se desbordó tan surrealista en dos blues consecutivos: 'Love me two times' de los Doors (en el que se puso a dar alaridos) y el 'Come on my kitchen' de Robert Johnson.

Y prosiguió oblicua, buscando sorprender, ansiando diferenciarse, alistándose a una vanguardia que lo es tanto como el cabaret de hace un siglo. Tras el 'Como together' de los Beatles, Maria João recurrió de nuevo al serrucho en el alt co a lo Lambchop 'All my love' (dedicado a su contrabajista, Carlos Bica, del que fue novia hace 25 años y ahora han vuelto, nos contó la muy felliniana, haciendo mofa de su amorcito), se puso a inventarse voces hasta lo cargante como una Carmen París exagerada (todo en la lusa es exageración, aspaviento, desmesura), y en las dos últimas se serenó un tanto mediante la new age. Lástima que el bis se convirtiera en la sima de la cita, una extravagante adaptación del 'Wonderful world' de Louis Armstrong pareció una falta de respeto a la memoria del mito y a su legado. Menos mal que al salir del Muxikebarri se nos olvidó todo cuando la gente de los bares estalló en gritos de alegría por el penalti metido de Oyarzabal: España pasaba a las semifinales de la Eurocopa.

João Farinha (teclados), Maria João (voz), Carlos Bica (contrabajo) y André Santos (guitarra) . CARLOS Gª AZPIAZU

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