Juanjo Mena reaparece en Valencia

También dijo entonces que a pesar de la enfermedad seguiría trabajando, que la familia y la música -a la que se refirió como el motor que «ahora más que nunca activa mis neuronas y hacen que funcionen mejor»- serían «la mejor terapia para afrontar el futuro». La cita de ayer en el Palau de la Música de Valencia estaba por ello marcada en rojo en su calendario y en el de los aficionados a la música clásica en Valencia, que ya el lunes tuvieron ocasión de asistir a otro concierto dirigido por Gustavo Dudamel y en noviembre a uno de Pablo Heras-Casado, ambos en favor de las víctimas de la dana.

La obra con la que reapareció el maestro vasco no pudo ser más simbólica, por la dura prueba que él mismo está pasando en su vida personal y por la situación de los valencianos que han perdido a sus seres queridos o los hogares que consiguieron con el trabajo de toda la vida. Mena dirigió la Novena Sinfonía de Beethoven, un canto de esperanza y de alegría, junto a la Orquesta Sinfónica de Madrid, empezando así el año igual que terminó el anterior.

Fue la suya una versión sólidamente construida, con un maduro sentido de la arquitectura de la obra. En la tradición romántica, los 'tempi' fueron amplios y logró los mejores resultados en la primera parte del adagio, en la que hizo cantar a la cuerda. La Orquesta Sinfónica de Madrid mostró una entrega absoluta en esta causa solidaria, igual que el coro Intermezzo, que ofreció una versión brillante y eufórica. El cuarteto vocal dio lo mejor de su arte, destacando la autoridad vocal de José Antonio López en un concierto que se cerró con el siempre emotivo himno de Valencia.

Fue la primera parada de un Juanjo Mena que sabe, y así lo confesó hace dos semanas desde el jardín de su casa de Legutio, que le toca ahora interpretar a sus 59 años «la partitura más difícil de su vida». Una carrera que en lo puramente musical tendrá dos nuevas etapas el próximo mes de marzo en Reykjavik y en Barcelona. «Tengo mucha fuerza y ánimo de sobra para seguir adelante».