«Hago lo que quiero, para eso soy solista»

-Participa en un ciclo de conciertos que reivindica la igualdad de oportunidades. ¿Ha encontrado muchos obstáculos por ser mujer?

-Podría dar una larguísima respuesta. Las incomodidades, las dudas, los sinsabores de estar en un trabajo donde el 99% eran hombres. Uno de los grandes avances es el mayor número de mujeres dedicadas a la música, y en los primeros puestos.

-El año pasado le llovieron las críticas cuando dijo que no haría huelga el 8 de marzo.

-Bueno, se sacó de mi respuesta lo que convenía para hacerlo llamativo. Yo tenía escasos cinco días para ensayar para un concierto.

-¿Este año se ha unido a la movilización?

-No, no estaba en España. Viajamos muchísimo. No tengo que demostrar que soy una mujer que defiende a las mujeres, que ha tenido que romperse la cara. He escrito canciones como 'Sumisa' en 1999, no tengo que estar sacando banderas. Todo lo que yo soy se refleja a través de la música.

-'No me importa nada' se convirtió en un himno.

-Tiene una letra fantástica que da para posibles interpretaciones. Nunca me he cansado de cantarla. Es como 'Piensa en mí', uno de mis clásicos.

-¿Qué le pide a una canción?

-Emoción, un texto inspirador... Los estilos están para saltárselos. Para eso soy solista, para hacer lo que quiero en el momento que quiero sin necesidad de convencer a un compañero porque no le gusta el blues.

-Rinde homenaje a Dalida, que triunfó como artista -fue la primera mujer en ganar el disco de diamante- y se suicidó porque la vida le resultaba «insoportable». ¿Se puede ser diva y feliz?

-Para mí divo o diva es alguien capaz de hacer creer a otros que es como un dios, pero no necesariamente lo eres todo el tiempo. Es imprescindible un sentido de las realidades cotidianas para no perderte. Cuando tus pies no tocan nunca el suelo, es más fácil que te metas en los abismos más peligrosos.

-El 'A mi manera' de Dalida es muy diferente a la canción del mismo título que recordamos en la voz de Frank Sinatra.

-Es de una compositora canadiense y se hizo una adaptación diferente para que la cantara Dalida. Yo vuelvo al origen de la canción. Considero que mi adaptación es más poderosa incluso que el original.

- Habla de «vivir cada segundo de emoción», de la «ambición de ir más allá».

-Así es. Es una idea constante en mi disco 'Que corra el aire'. Canciones como 'Días prestados' siguen ese espíritu, esa necesidad de no desaprovechar el tiempo. No se trata de quemar la vida, sino de ser consciente de lo que tienes y lo que significan las pequeñas cosas.

-Viaja por todo el mundo. ¿Vuelve a menudo a su tierra?

-A mi tierra voy más por el festival.

-Boimorto, la aldea donde nació, se transforma en septiembre con el Festival de la Luz.

-Se transforma en los días previos y durante el festival, pero luego sigue sendo un concello tranquilo dedicado al campo y a la ganadería. Con la recaudación intentamos ayudar a los problemas más urgentes de la zona. Para mí es una manera de volver a las raíces. Una sensación muy poderosa, recibo muchísima energía. Ya va por la octava edición y es una de las cosas que más me alegro de haber emprendido.

-¿La reciben como a una estrella?

-Eso no lo toleraría, no me gusta. Yo invito a la gente como si invitara a mi casa, solo que en lugar de 10, 20, 40, invitamos a 15.000. No quiero que me pongan en algún pedestal que por otro lado no necesito. Me dedico a la música desde que me acuerdo y ya he pasado por varios estadios. El de ser intocable no va conmigo. Quiero hacer buenas canciones que sirvan a la gente. No quiero que te quedes con la impresión de que soy una persona modesta, no lo soy.