Su Ta Gar y Soziedad Alkohólica levantan muros de metal en Miribilla
Ante más de 3.000 personas, las patrullas guipuzcoana y alavesa encabezaron el Euskal Metalheads Fest, la primera tirando de la épica y la segunda abusando de la agresividad
Más de 3.000 corazones metálicos se congregaron este sábado en el Pabellón de Miribilla para alearse en comunidad en el festival especializado Euskal Metalheads, ... que celebró su 20.º aniversario. El que suscribe calculó 3.333 asistentes, un encargado al salir le dijo que hubo unos 3.800, y bueno, en unas ocho horas de actuaciones y seis grupos (Eraso!, Anestesia, Angelus Apátrida, Su Ta Gar, Soziedad Alkohólika y Crisix) siempre hay quien no está todo el rato in situ, quien sale a fumar fuera, o quien se va al bar de al lado a tomar algo.
Los conciertos más importantes fueron de sendas bandas vascas, que se lo montaron muy bien, que no olvidaron lanzar una consigna pro Palestina, y que salieron con puntualidad a escena: a las 21 horas, Su Ta Gar (1987, Eibar), y a las 22.35 horas, Soziedad Alkoholika (1988, Vitoria).
Ninguna balada necesitaron para recuperar resuello los guipuzcoanos Su Ta Gar durante su demoledora actuación de 14 piezas o zurriagazos en 62 minutos. Sostenidos por un baterista que rompía la pana (no solo por el doble bombo), rodeados por una iluminación mejorable del escenario, prendiendo en una ocasión fuentes de chispas y otras cuatro veces lenguas de fuego, y con un sonido potente difícil de conseguir en un pabellón, Aitor Gorosabel (voz y guitarra solista) tiró del carro con un repertorio incansable, épico, reivindicativo ('herria', pueblo, quizá sea la palabra que más se repite en sus letras), bastante moderno en varios temas ('Laga dana', los síncopes en modo thrash...), y que cuando mejores resultados logró fue en el heavy metal a toda pastilla ('Jo ta ke', 'Rotaflexa garraxika') y en el speed metal ('Nazka', el voraz 'Bizi' con sus punteos tan power). Muy bien los SuTa.
Y barruntábamos que tras los demoledores Su Ta Gar los alaveses Soziedad Alkohólika iban a machacar, e incluso estábamos imaginando un titular con verbos destructores, estos no pasaron del muy bien también. Beneficiados por una iluminación mucho mejor, más diáfana, S. A. tuvieron menos pegada porque la batería en la mezcla estaba más baja. Además, si Su Ta Gar apretaron en la épica heavy sin hacer ascos a la resiliencia, S. A. abusaron de la agresividad tendenciosa en su bolo de 15 temas (cinco con fuego) en 57 minutos que la postre se antojaron estériles por rezumar tanto odio y tan diverso: iconoclastia anticristiana (en la atea 'Falsos dioses'), anticlericalismo directo («sua!, no hay cura bueno, ¿eh?», exclamó el cantante, Juan, antes de 'Padre Black & Decker'), antisemitismo ('Nos vimos en Berlín'), o ese insulto directo al consejero Bingen Zupiria, al que tildaron de 'asqueroso' «por equiparar el fascismo y el antifascismo» (hum..., por esto igual les pasan facturas y les vetan en numerosas fiestas de los pueblos).
A base de thrash metal (matemático en el caso de 'Colapso final'), con algunas dentelladas al grindcore (la batería ametrallando la caja), ciertos vaivenes groove metal ('Palomas y buitres') y un par de incursiones en el punk y el hardcore ('Sin Dios ni na'), S. A. lograron su cénit en el tema más rocanrolero, 'Cuando nada vale la pena', el cual cantante Juan dedicó a los organizadores del festival Euskal Metalheads en un discurso con más juramentos que los de Manolo García hace meses en el mismo Pabellón (hay quien asegura que tantos 'hostias' por su parte eran una parodia hacia nosotros), y Juan soltó tales palabrotas que lo más publicable sería lo de cuando espetó en plan positivo: «puto Xarles, va por ti, cabrón» (Xarles es uno de los tres responsables de Euskal Metalheads). Muy bien S.A. también, pero íbamos con expectativas más altas, de que se colaran en la lista de lo mejor del año, donde han entrado en dos ocasiones.
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