Fito: «Lo de las drogas se me pasó hace tiempo, ahora simplemente quiero estar bien y seguir disfrutando de mis hijos»
A sus 59 años y en plena forma creativa, el rockero bilbaíno publica 'El monte de los aullidos', su octavo disco con Fitipaldis
Nervioso y apasionado, Fito Cabrales (Bilbao, 1966) no para quieto y gesticula mientras se expresa con honestidad. Perro viejo de la escena musical, primero en Bizkaia y luego a nivel nacional, Fito habla claro y esconde poco o nada, sin trampa ni cartón. Con 59 años recién cumplidos, sigue ofreciendo música y carretera con más pasión y ganas que nunca, si cabe. Recibe a EL CORREO en Madrid, a las puertas de publicar 'El monte de los aullidos', donde el músico del barrio de Zabala no inventa nada nuevo ni pretende hacerlo, y acompañado por sus escuderos de siempre, se luce en diez cortes que se mueven entre el rock marca de la casa y los medios tiempos intimistas.
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– Es su octavo disco con Fitipaldis. ¿Lo hubiera firmado hace 25 años cuando empezó a escribir canciones en solitario en el Umore Ona en paralelo a Platero y Tú?
– Claro, yo ya con Platero era el hombre más feliz del mundo, era una banda de cuatro amigos que al principio tocábamos en cualquier sitio y al final conseguimos ser profesionales. Y Fitipaldis nació con un planteamiento muy pequeño, un grupo que tocaba en bares y en acústico, muy poquita cosa. Pero fue poco a poco evolucionando hasta hacernos una banda estándar de rock, y de ahí a lo que tenemos ahora.
– ¿Qué propone 'El monte de los aullidos'?
– Lo único que le pido a cada disco es que me refleje, nada más, y esto no es moco de pavo. La gente piensa que cuando alguien hace un disco tiene un lienzo en blanco y puede hacer lo que le salga. Y eso es una gran mentira. Para empezar, yo tengo mis limitaciones como músico y como escritor o creador, y tengo la limitación de que quiero que mis canciones sean yo mismo. Y eso ya me marca unas directrices. El lienzo en blanco no existe, salvo si quieres cambiar muchísimo y ser una salamandra, como Bowie. Pero incluso Bowie siempre es reconocible. El reto es que tu música refleje lo que eres, en mi caso, que la gente me entienda como Fito con 59 años, en lo musical y en lo personal.
– Hay quien precisamente le achaca que no innova en sus discos.
– Habrá quien busque una evolución, y es lógico. Pero es como si yo digo 'Chuck Berry no evolucionaba'. Pues igual tienen que buscar otra banda, porque lo mío no es un experimento musical. De todas formas, todos los músicos y todas las bandas hacemos un montón de cosas diferentes en cada disco. Yo veo los detalles diferentes que hay entre un disco y otro, no solo en los míos, también, por ejemplo, en los de AC/DC. AC/DC siempre siguen siendo ellos mismos, pero hay unos cambios increíbles de 'Powerage' a 'For Those About to Rock'. Si lo que buscas son cambios de estilo, música o formas de hacer arte, yo no estoy ahí.
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– Después de cuatro décadas en la música, tampoco tendría mucho sentido.
– No lo voy hacer, porque no tengo demasiado tiempo, pero eso sí podría hacerlo yo en una banda que fuera 'de mentira'. Por ejemplo, montar una banda para jugar a hacer funk o versionar a Deep Purple. Yo ahí ya no tendría que ser yo, sino divertirme y explorar otras cosas. Pero no me daría la recompensa de escribir mis canciones.
– Lo que le sigue motivando es coger la guitarra y escribir.
– Eso es. Y tengo la divina suerte de que todo lo que me ha dado la vida, desde mi pareja hasta mis hijos, viene del ambiente musical. Mi vida gira en torno a la música, toda mi vida.
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– Sin embargo, hay quien se desencanta o para de crear.
– Y puedes tener una crisis creativa, pero luego tienes que darte cuenta de la suerte que tienes. Es decir, hay tantas bandas hoy en día y un talento increíble, y entre todo ello, todavía hay gente que quiere seguir estando contigo y que espera tu nuevo disco. Esto tiene un valor terrible teniendo en cuenta que hay gente con mucho más talento que yo, más guapos, más jóvenes y que saben bailar. Pero a mí todavía me dejan un hueco.
Modas y géneros
– Un hueco no menor, además, porque en pleno auge de los géneros urbanos usted sigue llenando pabellones con música de guitarras.
– Que el rock and roll está de capa caída lo llevo escuchando desde que tenía 10 años, pero no es verdad. Siempre hay géneros nuevos que surgen y son savia fresca, y yo estoy muy a favor del urban y de cualquier cosa que se invente. Lo mismo cuando nació el rock and roll, la gente no entendía nada y no distinguía entre Elvis y Chuck Berry. Hay una anécdota que siempre cuenta Miguel Ríos: al ir a grabar su segundo disco, le dijeron que dejara de hacer rock porque el rock había muerto. Que lo que se llevaba era el twist (ja, ja, ja). Hay demasiados enterradores en cada década. Que no tengan prisa.
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– Pero con casi 60 años uno no puede ir ya de rockstar, bohemio o canallita.
– Bueno, cada uno puede hacer lo que quiera, pero a mí lo de las drogas y todo eso se me pasó hace tiempo. Simplemente por la cuestión de que tengo tres hijos y la última la tuve ya muy mayor, tiene ahora 10 años. Y yo tenía claro que quería estar bien y seguir disfrutando de mis hijos. Aunque claro, siempre me puede pillar un tranvía mañana mismo.
–Usted hoy en día es la antítesis de una estrella del rock, con una vida más que discreta.
– Es verdad, y tengo la suerte de que desde hace años siempre he vivido en pueblos, y eso facilita mucho las cosas. En Gernika (donde reside) en un día me puedo sacar dos o tres fotos con gente, pero a lo mejor luego me acerco a Bilbao y me para todo el mundo.
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– La industria musical también ha cambiado, son los tiempos del 'streaming'. Pero usted sigue apostando por el formato álbum y por sacarlo en soporte físico.
– Es que no sé hacer otra cosa, no podría. En Warner, mi discográfica, saben que yo grabo discos, no grabo canciones. Para mí el concepto del disco es el universo. He crecido con este concepto y sigo pensando que lo que quiero ofrecer a la gente es una obra completa, no pinceladas.
– Ahora está el debate de la inteligencia artificial en la música. ¿Es una amenaza o no puede sustituir a la creatividad humana?
– No lo veo como una amenaza. Lo veo como el coche eléctrico, que todavía no está logrado, no convence. Pero de aquí a diez años o menos habrá discos de IA y bandas de IA. De momento, la IA puede ser divertida para jugar con ella pero no es capaz de componer grandes canciones. Pero llegará un momento en el que habrá música hecha por IA, igual que películas o libros. Y, oye, igual tendrán que poner un cartelito en los productos que diga 'hecho por IA'.
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– Con 'El monte de los aullidos' brinda al público otra gira de grandes recintos. ¿No echa de menos las salas? Poder hacer, por ejemplo, un Kafe Antzokia.
– Bueno, en el Kafe Antzokia he tocado a veces con amigos. Como, por ejemplo, acompañando a los grandes Travellin' Brothers. Pero lo que cada vez me gusta más es hacer teatros y auditorios. Todo lo que no les gusta a los músicos jóvenes, que se quejan de que es aburrido tocar con la gente sentada. Y yo digo 'joder, si está muy guay'. Los tienes ahí paralizados y puedes hacer lo que quieras. Yo que sé, sacar una mandolina y hacer una introducción de 20 minutos, porque no se van a ir a ningún lado; si se levantan, dan el cante (ríe). Ese silencio y la tensión que se crea en un teatro musicalmente es arrebatadora, es increíble. Yo tengo la sensación de que si se posa una mosca en el mástil de mi guitarra va a sonar en todo el teatro.
– Pues de momento no hay teatros en su gira.
– Sí, pero es que recientemente me he reconciliado con los pabellones. Fui al BEC a ver Bryan Adams la última vez que vino y sentí que yo era parte del pabellón y me contagió la alegría que veía a mi alrededor. Me di cuenta de que todo eso tiene mucho sentido, que es bonito y que realmente es un sueño hacer pabellones: puedes llevar un equipo muy bueno, con gente increíble y vivirlo a tope. Te crees los Rolling Stones, aunque sea por un año de tu vida.
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– Tengo que preguntarle por Iñaki Uoho, que ha estado muy fastidiado por un covid persistente. ¿Qué tal se encuentra?
– ¡Ahora está mucho mejor! Lo ha pasado muy mal durante tres años, porque no es ya que no pudiera tocar la guitarra, es que no era capaz ni levantarse de la cama. Y menos trabajar como productor, no podía ni encender la mesa de sonido del estudio que tiene en su casa. Pero se van espaciando sus rachas de estar mal y ha podido trabajar ya en un disco y montar su nueva banda, que suena increíble. Y todos los amigos le hemos acompañado en este duro camino lo que hemos podido.
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