El Grammy del vizcaíno Fernando Velázquez por una canción de Drexler: «Aspiro a crear un mundo más bonito»

En el momento de la grabación, el propio Drexler ya rereconoció que el arreglo de Velázquez «había cambiado el curso de la canción». Nada más conocer el galardón, a primera hora de la mañana, el músico vasco agradecía el reconocimiento y lo hacía de forma especial «porque premia una colaboración» que en su caso resulta natural «y que por alguna razón se suele entender como extraordinaria».

La combinación entre la composición del polifacético artista uruguayo y el trabajo orquestal de Velázquez enlaza con lo que siempre ha sido la filosofía creativa de este último. «Las orquestas son universos infinitos de música, de libertad y de creación. La creación de Jorge tiene cabida ahí y su arte se hace más grande al contar con la energía de la orquesta». Por eso, es «propio y natural que la orquesta cuente y cante como lo hace Jorge y con él».

Desde el inicio de su carrera como compositor, hace ya 23 años, el músico vizcaíno se ha vinculado a un puñado de orquestas –entre ellas, las dos sinfónicas vascas– con las que ha trabajado en grabaciones de bandas sonoras y álbumes discográficos. Por eso ha aprovechado el premio para destacar que quiere «seguir con ellas para contar nuestras historias y seguir siendo a través de ellas».

El premio distingue una faceta menos conocida de Velázquez pero que él no quiere de ninguna manera separar del resto de su trabajo. «Representa la consolidación de una tendencia bonita de hacer música entre todos sin tener ideas preconcebidas», explicaba desde Madrid, donde reside.

Velázquez, que cumplirá 46 años el próximo martes, publicó el pasado marzo 'Viento', su primer álbum clásico, que recoge el Concierto para violonchelo y orquesta, la 'Cantata de estío' y 'Viento del oeste'. Además de las grabaciones de muchas de sus bandas sonoras, también ha publicado discos con suites elaboradas a partir de las películas más célebres. Él ha firmado algunos títulos tan relevantes como 'Lo imposible', 'Un monstruo viene a verme', 'El orfanato', 'Ocho apellidos vascos', 'Gernika', 'El hijo del acordeonista', 'El silencio de la ciudad blanca' y los filmes realizados a partir de la 'trilogía del Baztán'. En el ámbito de las series, suya es también la partitura intensa, dramática y conmovedora de 'Patria'. Y aunque suele comentar que el trabajo hoy en el mundo audiovisual se parece más al de un zapatero que al de un orfebre («es algo menos fino, más de recortar y encolar»), reconoce que es feliz con esa hiperactividad que le permite llegar a tantas cosas.

Admirador confeso de Leonard Bernstein y de John Williams, ha confesado en más de una ocasión que tiene pendiente el reto de escribir una ópera. Entre sus objetivos, en cambio, no figura defender la melodía, «porque se defiende sola». Y siempre se ha mostrado a favor de no distanciarse del público en nombre de un purismo vanguardista o un elitismo mal entendido. Por eso, cuando se le pregunta por la música contemporánea, explica que «es una especie de cajón en el que entra todo y da una gran libertad para reunir todos los lenguajes». Ahora bien, «algunos se han empeñado en que ellos son la música contemporánea. Eso es lo que no comparto». Además de brillante compositor, le gusta hablar muy claro.