Europe a velocidad de crucero
Un granítico y reiterativo repertorio de hard rock melódico setentero, entre Rainbow y Deep Purple, arbitraron en la Santana 27 los autores del hit mundial 'The Final Countdown'
Un concierto bastante rutinario, para librar el papel, dieron los suecos Europe (Estocolmo, 1979-92, y reunificados en 2003) ante unos 900 fans este viernes en la calurosa sala Santana 27. A 42 eurazos el boleto, ¿eh?, lo cual no es moco de pavo. Ya nada más ver al líder, al cantante guaperas Joey Tempest, parecía que a sus 55 años le estaba caducando su pacto 'antiaging' Dorian Gray, y aunque aún conserva melena frondosa se le notó menos retrojuvenil. Aparte, anduvo muy justo de voz: no se esforzó, no llegaba a muchos tonos y usó un micrófono con muchos ecos y mantos de pregrabados para cubrirse sin rubor.
Francamente, el que suscribe se aburrió durante sus 20 canciones en 101 minutos a velocidad de crucero, sin apenas turbulencias. Es lo peligroso de acudir con expectativas altas y buen recuerdo de los dos conciertos anteriores en el mismo recinto, pero es que los cinco suecos, de estética bastante coriácea y cool, oficiaron demasiado envarados, el líder Tempest fue el único foco de las miradas y alcanzó cierta interacción sobre todo al principio, y el repertorio sonó muy similar canción tras canción: fusilando a Rainbow, punteando su guitarrista John Norum como Ritchie Blackmore ('Ready Or Not' y muchas más), a veces evocando incluso a Led Zeppelin (lo apreciaron los expertos Cristina y Topo)… Aunque afortunadamente cada canción en sí misma parecía crecer, ir en gradación, hacia arriba.
Europe, que arribaron estrenando su undécimo álbum oficial, 'Walk The Earth' (Hell & Back, 17), grabado en los estudios Abbey Road, de portada a lo Pink Floyd y número 2 en Suecia y 23 en España, arrancaron remitiendo descaradamente a Deep Purple (la progresividad de 'The Siege'), apostando por lo melódico ('Rock the Night', con Joey esforzándose en conectar: diciendo literalmente «gabon, Bilbao, canta conmigo, ooohh-oooh, eskerrik asko», subiéndose encima de plataformas para estar más alto y manejando su pie de micrófono blanco), insistiendo en los ritmos marciales ('Last Look at Eden', 'Turn To Dust'), pellizcando con algún acelerón ('Hole In My Pocket', el casi heavy 'Scream Of Anger') y molestando con luces nocivas que daban directamente a los ojos y cegaban a los espectadores ('Firebox', 'Nothin' to Ya').
Como momentos más destacables, aparte de un par de curiosidades menores al margen del bloque granítico de sonido general (la balada 'Pictures', con Joey a la guitarra acústica, tan lisérgica que a Topo le evocó a Bowie, y el instrumental canónico 'Vasastan', sin Joey en escena y que a Damián le recordó a Gary Moore), podríamos señalas estos tres: 'Carrie', la balada adolescente tan coreada por la parroquia, el solo de batería sobre el pregrabado de 'El llanero solitario' (en realidad es la obertura del 'Guillermo Tell' de Rossini), y, claro, para acabar una cita que no pasó de lo correcto, la esperada 'The Final Countdown', muy coreada por la masa y con una fanfarria teclista introductoria tan perfecta que posiblemente también estuviera grabada.
Videoclip de 'Walk The Earth', canción de su último disco, homónimo: