Según convenga

Perdonen si digo que no me fío del súbito caudillaje contra Israel de un presidente que de la noche a la mañana dejó tirados a ... los saharauis, cambiando la neutralidad española sobre un viejo conflicto por el apoyo incondicional al plan de autonomía marroquí, el mismo que pactó el yerno del presidente Trump, un empresario de ascendencia judía, a quien ahora todos señalan como el inventor del 'resort' de Gaza.

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Dicho esto, debe reconocerse también que la cultura y el deporte no son autónomos o independientes de los compromisos civiles, políticos y sociales que les afectan, con lo cual resulta imposible que no se intente crear conciencia a través de ellos sobre los conflictos y las guerras que nos acechan, sobre todo las que desembocan en una tragedia humanitaria.

Cierto, pero esa forma de crear conciencia no puede ser ni mediante un discurso unidireccional, además ignorando como en el caso de Gaza los antecedentes mediatos e inmediatos o incluso asimilando acciones similares a las dispensadas por la comunidad internacional en asuntos tan distintos como el apartheid sudafricano o el expansionismo bélico a Ucrania del neo imperialismo de Putin; ni tampoco justificando el empleo de la violencia o la coacción en las protestas y la aplicación 'urbi et orbi' de un castigo colectivo al pueblo de Israel.

Por supuesto, el boicot y la expresión pacífica de protestas contra Israel son legítimas y aceptables, si bien su objetivo total y universalista implica presuponer que todos los ciclistas de un equipo medio israelí, los cantantes de esa nacionalidad que compiten en Eurovisión y los profesionales del cine de ese país no son sino adeptos instrumentales para blanquear las políticas de Netanyahu, algo mucho más fácil y populista de vender que lograr la ruptura total de relaciones de España con Israel o la consecución de su expulsión de la ONU, de la FAO o de la Unesco.

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Por eso, no competiremos en Eurovisión si lo hace Israel, como dice Urtasun, pero es dudoso que renunciemos por la misma razón a las Olimpiadas y al Mundial de fútbol o que los manifestantes tomen al asalto el Ministerio de Asuntos Exteriores y la oficina de la Comisión Europea para imponer la ruptura total con Israel. Y en esas estamos, y seguiremos estando, mientras el caudillaje en esta materia le convenga al presidente.

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