Se entiende que en lo que se refiere a la ópera en Bilbao, lo lógico es asegurar para perdurar, es decir, programar títulos de repertorio, ... óperas representadas con cierta regularidad, conocidas y aclamadas por un público fiel, con el objeto de garantizar la pervivencia de una oferta lirica todavía aquejada entre nosotros de un menor apoyo público en comparación con lo que acontece en otras comunidades. Es lo que denota el contenido de la desvelada 73 Temporada de ABAO, un mix inteligente de géneros operísticos -buffa, verista y naturalista, romántica italiana y alemana o incluso la 'grand opera' historicista-, de voces y 'casts' por título con un notable nivel internacional, de montajes o producciones que apuntan más al clasicismo -aunque el debut de Emiliano Suárez en la auténtica y grande dirección escénica prometa con su 'Don Pasquale' un terremoto- y de múltiples actividades divulgativas o de la siempre importante oferta para el público joven y el infantil. Dejando, pues, la programación de ópera contemporánea para cuando la cuentas de ABAO encuentren esa necesaria estabilidad que posibilite el riesgo en la oferta y las contrataciones a tres o cuatro años, lo más audaz de la nueva temporada es la esforzada estrategia consistente en reducir los precios de los abonos y las entradas en el 31% del aforo, buscando nuevos públicos, un aumento de esos abonos y entradas y por derivada un reforzamiento de los fondos propios que compense el déficit progresivo de los ejercicios anteriores. Eso mismo, junto con un novedoso programa de mecenazgo, debería servir para impulsar la estabilidad financiera de ABAO, al menos mientras persista la pasividad de algunas instituciones públicas, como es el caso de la Diputación, tercera financiadora de la ópera por detrás incluso del Ministerio de Cultura y además inmóvil en lo que respecta a los estímulos fiscales al 'crowfunding'.
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